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George sonrió mientras tomaba la mano de Clay que estaba en su rostro, cada contacto le hacía sentir pequeñas cosas en su pecho.

—¿Realmente no quieres saber mi respuesta?

—No, quiero que te mejores. — Clay tomó la sabana de la cama de George y tapó a este. —Luego hablaremos de eso.

—Está bien. — George se acomodó en su lugar mientras miraba a Clay con una pequeña sonrisa, aunque sus ojos poco a poco se sintieron cansados, cerrandolos para poder dormir.

Clay se levantó lentamente de la cama para que se George durmiera mejor, dejó la pequeña caja a un lado de la cama para después salir de la habitación.

『♡』

George se levantó de su cama al escuchar algo caer, se desconcertó un poco al ver todo oscuro, pero al prender su luz de mesa pudo ver con claridad la pequeña caja que se había caído.

La levantó con curiosidad, la sacudió un poco para escuchar lo que venía adentro, habia una cartita que no dudó en leer, aunque solo había dos palabras, le habían sacado una sonrisa a George.

"Mejórate. –Dream :)"

Ahora tenía un poco de sentido al saber quien era "Dream."

Abrió la caja encontrándose con flores, había muchas y de diferentes tipos y colores. George sonrió como tonto en ese preciso instante, mientras veía cada una de las pequeñas plantas que había.

Se levantó de su lugar y fue a dejar su cajita a una parte de su habitación, donde ahí había más cajitas de esas solo que con flores marchitadas, podría ser muy estúpido, pero a George le hacía ilusión desde pequeño que alguien se preocupara por él.

Después de que la actitud enamorada se le bajara de la cabeza, empezó a preguntarse que hora era, sentía que había dormido días.

Salió de su habitación, siendo el silencio más que presente, todo estaba tan solo que empezaba a ser inquietante.

Empezó a caminar por los pasillos, no sabía que era exactamente lo que buscaba, pero su habitación definitivamente no.

Caminó sin encontrar alguien por ahí y definitivamente no iría a las habitaciones a revisar cada una, decidió ir a la biblioteca, sabía que ahí con o sin gente, igual era silencioso.

Abrió las grandes puertas de madera, dejando ver todas las estanterías de libros y más libros, cerró la puerta asegurándose que no lo haya visto nadie.

Paseó un rato viendo los libros, tratando de encontrar algo que le interesará, pero no tuvo éxito, los libros de los temas que le interesaban ya los había leído, lo demás le parecía aburrido.

El chico notó más luz que antes, al darse cuenta que estaba amaneciendo, no dudó en salir al balcón a verlo mejor.

Abrió las puertas de cristal, había una brisa fria, pero no le importó, aunque apenas se estaba recuperando quería ver aquel amanecer, nunca había tenido la oportunidad de hacerlo.

Observó como poco a poco salía el sol, juntando el cielo azul con un tono naranja, logrando colores cálidos en un cielo de invierno.

Le sonreía levemente al sol mientras disfrutaba aquella vista, pero fue interrumpido por alguien, quien lo asustó por la sorpresa.

—¡George!

Lo llamó cuando abrió la puerta de cristal, causando un pequeño brinco por parte del menor, el rubio lo miró serio, George solo fingió no haberse asustado, apartando su mirada nuevamente al paisaje.

—George, hace frío.

Clay se acercó mientras lo tomaba del brazo e intentaba guiarlo adentro, pero George no quiso.

—Seguirás enfermo si no te metes.

George no le hizo caso, Clay suspiró mientras se posicionaba a su lado, se quedó un momento viendo el paisaje para después seguir hablando.

—Un trabajador escuchó ruido en tu habitación, cuando llegó la persona que te cuidaba ya no estabas. — Pasó su mirada a George, este también lo miró. —Le avisó a los guardias y nadie te vio, te están buscando por el castillo y si no vas te buscarán por el reino.

George soltó una sonrisa mientras negaba con la cabeza.

—¿Eres una alucinación del sueño? Ni siquiera hablas. — Se quejó Clay mientras se posicionaba quedando frente a George. —Odio que me ignoren.

Tomó al menor del mentón y rápidamente unió sus labios en un beso, aunque no tenían intensidad como los anteriores, era un beso lento, que hacía sentir a ambos como si fueran los únicos en ese mundo.

George claramente no se opuso y le siguió el ritmo, pasó sus brazos a los hombros del mayor, este bajo sus manos para sostener la cintura del castaño.

Se separaron un poco para tomar aire, a punto de volver a juntar sus labios fueron interrumpidos.

—¡Oh! ¡Lo siento! — Dijo inmediatamente la mujer, George y Clay se separaron rápidamente ante la presencia de la reina.

—Mamá..

—No se preocupen, solo venia a ver si eras tú. — Le sonrió a su hijo con dulzura. —Sigan en lo suyo, yo les diré que ya te encontraron para que los dejen en paz. — Se dispuso a salir, pero antes George la llamó.

—Mamá, no digas nada, porfavor.

—No te preocupes, hasta que ustedes estén listos.

Le dedicó una última sonrisa a la pareja, George suspiró aliviado, Clay lo miró sonriendo al verlo un poco sonrojado.

—Entonces ¿Esto será secreto? — Dijo Clay con sarcasmo mientras apoyaba su cuerpo en el barandal del balcón, George río mientras negaba con la cabeza.

—Al menos por ahora. — Murmuró aunque tenía la intención de que el mayor lo escuchará, este sonrió al notar que lo tenía en cuenta.

Pasaron un rato ahí hasta que los requerian en el comedor, George antes de ir se fue a su habitación a arreglarse, no sin antes darle un beso en la mejilla a Clay.

La corona [DreamNotFound] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora