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Hablaron juntos un rato, sentados en las sombras del gran árbol, no había un tema en específico, solo querían pasar un rato juntos.

Ambos reían y la pasaban bien, de verdad habían extrañado estar sin gente, sin problemas y ambos sintiendo el cariño del otro.

De un momento a otro George sintió como Clay lo tomó de la mano, lo ayudó a levantarse, después lo llevó del otro lado del árbol, donde ambos estaban de cara con la estatua de antes.

—George, ella es mi mamá y yo cuando era pequeño. — Le enseñó la estatua, George solo la admiró.

—Es muy bonita. — Miró a Clay y después miró otra vez la estatua. — Te pareces a ella.

Clay sonrió, aun ambos tenían sus manos agarradas.

—Ella fue la que me dio la idea de mandarte flores cuando estabas enfermo. — Clay miró a George. —Le hubieras agradado.

George sonrió mientras acariciaba suavemente la mano de Clay aún entrelazadas.

—Debe saber que crío a un gran hombre. — Se recostó en el hombro de Clay. —Está orgullosa de ti.

Clay pasó su brazo por los hombros del castaño abrazando a George y después le dio un suave beso en su cabeza.

Después de estar un rato hablando a lado de la estatua, decidieron ir a caminar, salieron del bosque y caminaban por las afueras, no era pequeño el castillo y todavía afuera de el era más grande.

George miró todo el castillo y la altura de este, no sabía porque estaba tan alto, pero le gustaba.

Clay paró, George se dio cuenta hasta que sintió el jaloneo, después lo miró con curiosidad.

—¿Que pasa? — Le preguntó al rubio.

—George. — Miró al nombrado. —Soy un mal anfitrión.

George río por su cara de preocupación.

—¿Tienes hambre? ¿Estas cansado de tu viaje? ¿Necesitas algo? — Le preguntó el rubio, George solo reía.

—Solo estoy un poco cansado, eso es todo.

—Ve a dormir.

—Quiero estar contigo.

—Pero estas cansado. — Después de decir esas palabras, Clay tuvo una idea, pasó la mano de George alrededor de su cuello. —Sujetate bien.

George no sabía para qué, Clay se agachó un poco y cargó en sus brazos al castaño, este se espantó, pero confiaba de Clay.

—Clay, no estoy tan cansado.

—Cierra los ojos, te voy a llevar a otro lugar.

George hizo lo que le dijo escondiendo su cara en el pecho de Clay para no soltarse, Clay empezó a caminar.

—Puedo caminar ¿Sabes?

—Estas cansado, lo dijiste.

George soltó una risa, después sintió como Clay paraba y lo dejaba en el suelo.

—Ya puedes abrir los ojos.

George abrió los ojos y se encontró en medio de un extenso campo de flores, exactamente tulipanes, de diferentes colores.

—Clay. — Miró todo alrededor sorprendido. —Esto es increíble.

—Si. — Se sentó a lado de George. —Están perfectamente cuidadas por mi.

George miró a Clay con una sonrisa, este también la tenía en su rostro.

—Planeaba llevarte unas, pero no te enfermas muy seguido. — Bromeó Clay riendo juntos.

—No las arranques, están muy lindas aquí.

—Como usted ordene.

Clay se acostó en el césped, había un gran espacio donde podían acostarse sin aplastar ninguna flor, George lo imitó. El clima era nublado, pero igual se disfrutaba ya que el sol no molestaba en los ojos.

George sintió la brisa y pudo observar como los tulipanes se movían con esta.

—Clay. — Lo llamó mirando al cielo, Clay no hizo nada, pero sabía que lo escuchaba. —¿Quieres seguir con el matrimonio?

Clay guardo silencio por un rato, no sabía que ese tema saldría en un momento como ese.

—Creo que yo debería hacerte esa pregunta.

George no dudó ni un segundo en su respuesta, sabía lo que quería y lo que diría.

—Yo si quiero seguir. — Se levantó sentándose de nuevo. —Nunca quise cancelarlo.

—Yo tampoco, igual si lo hubieras cancelado, yo no diría lo contrario.

George sonrió mientras miraba el paisaje, estaba nervioso, aunque estaba feliz y se iba a casar con el hombre que ama, todavía estaba el miedo de gobernar, quizá nunca se iría ese miedo. Luego de un rato así, Clay se sentó junto a él.

—No es necesario casarnos si no quieres.

George lo miró, Clay se había dado cuenta de su nerviosismo.

—Me quiero casar, pero no quiero las responsabilidades de gobernar ¿Si algo sale mal?

—Lo harás bien, eres inteligente y responsable, aparte estaremos los dos en esto. — Lo tomó de la mano. — No hay nada que no podamos resolver.

George sonrió viendo las manos juntas.

—Si nos vamos a la ruina, nos vamos juntos.

George río y después miró a Clay, se acercó a él y le dio un pequeño beso, uno de los pocos en el que él tomaba la iniciativa.

—Saber eso es más reconfortante. —Dijo George con una sonrisa en el rostro.

—Nunca te dejaré.

Sonrieron otra vez como tontos enamorados y juntaron sus labios una vez más, ambos estaban echos el uno para el otro y lo sabían.

—¿La boda será aquí o allá? — Preguntó Clay cuando se separaron, George lo pensó por un rato.

—Yo creo que ya estuvimos mucho tiempo allá.

Clay asintió con la cabeza para después abrazarlo, el perdón que le había dado lo agradecía profundamente y sabía que nunca más lo iba a desperdiciar.

La corona [DreamNotFound] Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin