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Clay sintió una punzada en el pecho, tal vez por el hecho de que lo descubrieron, tal vez le dolía que George pensará esas cosas de él, tal vez porque estaba ahí por otra cosa, tal vez, todo era tal vez.

—Solo vine a acompañar a mi padre. — Respondió tranquilo, aunque esa pregunta lo había puesto nervioso.

—Antes que se pusiera en "oferta" mi mano usted nunca había venido, ni aunque su padre viniera.

George miraba la rosa tratando de evitar el contacto visual con el mayor, este suspiró, su camino se estaba poniendo cada vez más difícil.

—George, se que a usted no le gusta el matrimonio simplemente por el hecho de permanecer atado a alguien, pero si alguna vez usted se casa conmigo, me aseguraré que sea porque usted lo deseé.

El castaño sintió como si fuera una amenaza por la seriedad en la que le habló el mayor, realmente se había enojado.

—¿Gracias? Supongo, no se si esperaba algún aplauso por eso. — Dijo George mientras le regresaba la rosa a Clay, le molestaba el hecho de que piensen que George era un trofeo que hay que ganar. —Gracias por venir, sea cual sea su propósito siempre es un gusto tenerlo aquí.

Le dio una última mirada a Clay con una sonrisa "amable" cuando claramente era fingida, despues empezó a caminar para adentrarse al castillo sin siquiera voltear atrás.

Clay se quedó perplejo viendo como el castaño se iba aún con la rosa en sus manos, le sorprendía el tono y el sarcasmo con el que le había hablado, pero algo dentro de él le dieron más ganas de seguir, esa adrenalina de querer conseguir algo imposible era la mejor y la favorita de Clay.

Ya no solo quería la corona, ahora quería tener a George a sus pies.

「 ♡ 」

El príncipe George se encontraba en la biblioteca, recargado en la barandilla del balcón tratando de leer un libro ¿Cuál? No sabía ni siquiera él, hasta podría tenerlo al revés y no se daría cuenta. Su mente estaba perdida ante la conversación de la mañana con Clay.

Podría haber sido muy grosero, o al menos su sarcasmo se excedió, sentía que debía disculparse pero también sentía que hizo lo correcto.

Cerró el libro con cierta dureza por su frustración soltando un suspiro cansado. Tal vez no debía disculparse, pero al menor si arreglar las cosas con él.

Observó una última vez el paisaje, un atardecer que ponía el cielo con los colores naranja, amarillo e incluso rosa, no sabía cuánto tiempo había pasado en la biblioteca pero le extrañaba que no lo hubieran mandado a despedir de Clay y su padre.

Dejó el libro en su lugar y salió de de ahí, era tarde para que el rey y su padre sigan hablando, pues debían haberse ido hace tiempo si querían regresar bien.

Caminó por los pasillos sin encontrarse a nadie, tampoco estaban en la sala de estar o en el comedor, se dió por vencido, yendo a su habitación.

Cuando entró lo primero que encontró fue una rosa, de hecho, la misma rosa que Clay le había dado, a lado había una pequeña nota con un "Perdón :(" escrito en esta.

George no esperaba que Clay fuera el primero en disculparse. Miró la rosa, aunque la había rechazado una vez no dejaría que se marchitará en busca de agua, salió de su habitación para dirigirse a la cocina, donde encontraría algún lugar donde darle agua.

En el camino pasó por la puerta del comedor, apenas cuando pasó frente de esta se dio cuenta que ahora estaban todos, esperaba que nadie le hubiera visto pero escuchó un "Disculpen, vuelvo en un momento" y las pisadas provenientes de Clay acercándose a la salida del comedor, George apresuró el paso y maldijo el hecho de que el pasillo sea tan largo.

—¿George? — Escuchó detrás, no pensaba parar aunque escuchaba al rubio llamándolo. —George, espera.

El castaño siguió hasta que llegó a la puerta de la cocina, intentó abrirla pero Clay llegó antes, impidiendo la puerta a George.

—Clay, necesito entrar. — El rubio negó con la cabeza mientras miraba al menor.

—¿Podemos hablar? - George tuvo que decir que si, pues sabía que Clay no lo dejaría ir. — Lamento lo de la mañana, yo no quería dar a entender eso, quería decir que yo no le obligaré a nada de lo que usted no quiera.

—Yo lamento haberme portado así, aunque me enoje, no tenía derecho de dejarlo ahí. — Respondió George mientras ambos se miraban, parecía que se hablaban con sinceridad.

Clay tomó la mano de George suavemente, este se puso nervioso.

—Se que usted no me ama, pero realmente quiero intentarlo. — Dijo con tranquilidad mientras le daba un suave beso en la mano de George, lo que hizo que sus mejillas tomarán un color carmesí.

Cada roce del rubio lo ponía nervioso, tal vez por su poca experiencia ante estos momentos.

—Yo no creo... — Tartamudeaba mientras sentía la otra mano del contrario acomodando su cabello que caía en su cara, para después acariciar su mejilla con la misma.

—Por favor, George.

Las caricias del mayor eran su debilidad, y eso Clay lo sabía, sabía que con una voz suave junto con algunas caricias podía conseguir casi todo de George. Poco a poco acercaba sus rostros, ahora miraba los labios algo rojos del castaño.

—Uh... está bien. — Respondió el castaño rindiendose mientras bajaba la mirada, se alejó un poco del mayor el cual solo lo miraba con una sonrisa victoriosa.

—Gracias, no se arrepentirá. — Le dió un pequeño beso en la mejilla y se dirigió nuevamente al comedor.

George se quedó un momento ahí, analizando lo que había pasado, sabía que había hecho algo mal, algo dentro de él se lo decía y un mal presentimiento se apoderó de él.

La corona [DreamNotFound] Where stories live. Discover now