10

1.3K 183 88
                                    

George se sentía totalmente apenado, había olvidado ese momento pero ahora que el mayor lo había traído de vuelta a se quería morir.

—George. — Lo llamó el ojiverde, cerca del castaño parando los besos. —Está vez no te obligaré a hacerlo, solo dime si quieres parar aquí.

El mayor se le veía calmado, sentía su respiración cerca. George soltó un suspiro ante lo que Clay le había dicho.

La cercanía del rubio, fuera había invitados, los hechos en la fiesta, si le preguntabas al menor, todo estaba mal, pero, ¡Vamos! ¿Quien se podría negar a Clay? Si George se negaba, tal vez nunca podría sentir esa sensación que tanto amaba.

Clay estaba a punto de separarse e irse de la habitación, pero sintió los labios del menor en los suyos, una sonrisa se le formó durante el beso, empezando a tomar el control de la situación, disfrutando los movimientos del castaño tan torpes y desesperados.

El beso poco a poco fue tomando intensidad, cada vez se tornaba más profundo y apasionado, el calor del entorno empezaba a subir y la ropa a sobrar.

Se separaron un momento a tomar aire, Clay pasó la mano de la mejilla a la pared para poder tener más comodidad. Se miraron por un segundo, la mirada de deseo de los dos era definitivamente una señal para seguir.

La mano en la cintura de George empezó a explorar otros lugares, acariciaba su espalda sobre la tela con movimientos suaves, para después terminar jugando con los bordes de su pantalón.

Los besos de Clay comenzaron a bajar, dejando algunas marcas en el cuello de George. El castaño soltaba suspiros y jadeos que intentaba controlar, en su estómago se sentían miles de sentimientos nuevos, cosquillas que nunca querían que acabasen.

Las manos del rubio empezaron a buscar los botones para desabrochar la camisa que llevaba George con suaves caricias de paso, sus manos frias pasaron por su torso para después bajar la camisa de sus brazos, el menor solo sentía un escalofrío mientras el intento de controlar su respiración fallaba.

Tiró la camiseta de George a un lado de la habitación, como si poco le importase, mientras intentaba buscar los labios del menor. Al encontrarlos, George pasó sus brazos en los hombros del mayor.

Después de un tiempo esa posición se volvía incomoda, cosa que Clay notó, pues bajó sus manos hasta las piernas de George y lo cargó a horcajadas. Caminó a la cama donde acostó a George suavemente.

Seguían el beso, sentían la desesperación de sentirse el uno al otro. Las manos de Clay intentaban desabrochar el cinturón de George, pero paró separándose del beso.

—¿George? — Susurró el rubio, con una voz ronca.

—¿Si? — El menor intentó que no saliera algún jadeo, sin lograrlo.

—Están tocando la puerta. — Volvió a susurrar, seguido de el sonido de la puerta.

El mayor se hizo a un lado para que el menor se levantará, cosa que claramente hizo.

—¿George? — Sonó la voz detrás de la puerta, el castaño trataba de buscar su camisa.

—Espere un momento. — Respondió Clay.

El rubio tomó la camisa tranquilo, se la dio a George mientras lo dirigía al vestidor que estaba en la habitación.

—Cálmate un poco. — Le dijo mientras lo metía ahí, después le dio un pequeño beso en los labios. — Intenta averiguar como quitar estas marcas. — Una sonrisa se le formó en la cara mientras con su pulgar acariciaba las marcas que había dejado en el cuello del menor.

Cerró la puerta dejando a George encerrado ahí, se arregló un poco su cabello y ropa, para después abrir la puerta encontrándose con Wilbur.

— Príncipe Wilbur, un gusto verlo. — Claro que era mentira.

—Igualmente. — Hizo una pequeña reverencia al igual que el rubio. —Los buscan a ambos en el comedor. — Wilbur le dio un vistazo a la habitación. —¿No se encuentra George?

—Está cambiando su ropa, la manchó accidentalmente. — Respondió con otra mentira que temía que no la creyera, pues sus labios estaban rojos y algo sudoroso, sin contar algo que crecía abajo.

—Y ¿Usted por qué está aquí? — Respondió el castaño, este nunca se había preocupado si cuando decía algo sonaba maleducado o directo.

—Quería hablar unos asuntos con él. — Contestó firme pero por dentro nervioso.

—Creo que tengo una idea de que puede ser. — Acomodó su traje. — Y creo que es bastante claro que no quiere casarse ahora.

—¿Por qué piensa eso? — Dijo Clay mientras caminaba a la salida de la habitación.

—George lo ha afirmado varias veces. — Al decir eso, Clay sintió una punzada en el pecho, no sabía que realmente estaba convencido de ello. —Lo conozco muy bien.

—¿Está usted seguro? — Preguntó mientras le daba un último vistazo, mientras con una mano sostenía la manija de la puerta. —Creo que hay varias cosas que no le ha contado.

Dicho eso cerró la habitación de un puertazo, Wilbur sonrió victorioso ante aquella reacción.

El chico se acercó a la puerta del vestidor mientras intentaba escuchar a través de ella, después de unos segundos George salió, poniéndose nervioso en cuanto vio a Wilbur.

—¡George! ¡Estas bien! Tommy, Niki y yo te estábamos buscando. — Lo recibió con una sonrisa, el menor lo saludó igual.

—Estoy bien, solo estaba aquí — Miró en la habitación y después miró nuevamente a Wilbur. — ¿Y Clay?

El mayor solo se encogió de hombros, tomó a George de la mano y caminaron hacia el comedor.

—Creo que se enojó, no creo que su expresión haya sido de felicidad. — Comentó divertido mientras seguía arrastrando a George, este sonrió mientras daba un pequeño suspiro, conocía a Wilbur y sabía que le había dicho algo malo.

—¿Qué le dijiste?

—¡Llegamos! — Exclamó mientras paraba delante de la puerta de el comedor, tomó a George de los hombros viéndolo a los ojos. George sabía que aunque este bromeando, estaba enojado o inconforme con algo. —Tengo que hablar contigo después.

Ambos entraron al comedor, Wilbur se sentó a lado de George, quien, para su mala suerte, le había tocado frente a Clay.

La corona [DreamNotFound] Where stories live. Discover now