02.

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Abrió sus ojos y la luz del sol dio justo en su rostro. Soltó un pequeño quejido y se sentó en la cama, con un creciente y punzante dolor de cabeza. Se levantó y fue al baño a paso lento, encendió la luz y en cuanto se miró al espejo una expresión de sorpresa se instaló en su rostro. Todavía tenía la corona, la ropa del trabajo, el maquillaje y el tutú rosa. Suspiró y se deshizo del disfraz, de su ropa para trabajar también.

Prendió la ducha y se metió en ésta, sin importarle que el agua fría le hacía temblar. Tiró su cabeza hacia adelante y un gemido de placer salió de su boca en cuanto las gotas pesadas dieron contra la parte dolorosa de su cuello.

Diez minutos después se encontraba en la cocina, bebiendo de una enorme taza de café y ordenando los papeles que debía tener listos para hoy. Era sábado y la portada (importantísima) de la revista que saldría en pocas horas no estaba lista. Sus niveles de adrenalina, estrés y ansiedad aumentaban y sabía muy bien que todo terminaría dependiendo de él por la flojera de muchos de los empleados. Terminó de elegir el diseño y pronto le envió un e-mail a quienes se encargaban de finalizar la portada, que luego le enviarían un e-mail a los que debían publicarla, que luego le enviarían un e-mail a los que debían promocionarla, que... en fin.

Oyó los pasos suaves de la pequeña y la observó, con su pijama que tenía un estampada de Cars (su película favorita) y su rostro de recién despierta. Se acercó y sintió que todo el estrés se disipó por completo. La levantó y alzó, sosteniéndola con cuidado.

—Buenos días, princesa —dijo, plantando un beso en su frente.

—Papi... —ella susurró, escondiéndose en su hombro.

—Dime.

—Cuando sea grande seré princesa de autos.

—¿Princesa de autos? —preguntó, sonriendo.

Jungkook sirvió leche en la taza favorita de su hija y le dejó una tostada con queso y unas rodajas de manzana. La sentó en la silla en frente suyo y ella continuó hablando ya que se había detenido para observar con detalle todas las acciones de su padre.

—Sí, princesa de autos —asintió, convencida y le dio un mordisco a la tostada.

—¿Estás segura de que existen?

—¡Segurísima!

—¿Y cómo funciona?

—Voy a hacer que los autos se arreglen solos y les haré compañía para que no se sientan tristes.

—Me parece perfecto, eres muy considerada con los autos que sufren tanto.

Ella terminó su desayuno y Jungkook la ayudó a vestirse con ropa cómoda para salir. La peinó suavemente y le hizo trenzas, con cuidado de no tirar de su largo cabello negro y lastimarla. Jihyun tomó su mano y salieron de la casa, caminando hacia la plaza para niños que se encontraba a pocas cuadras.

En cuanto llegaron, él la dejó ir a jugar con los demás y divertirse. Se sentó en un banco de madera frente a los juegos y miró su celular. Sintió la presencia de alguien a su lado pero la ignoró por completo. Su ceño se frunció en cuanto vio el diseño final de la portada de la revista y notó que la paleta de colores era la que él pidió que no se usara.

—Hijos de puta —susurró.

—Oh, wow —escuchó y giró su rostro, cubriendo su boca.

—Mierda, lo siento —dijo y negó con la cabeza—. Lo lamento... ¿Taehyung?

—¡Oh, señor Jeon! —exclamó el castaño, sonriendo—. No lo había reconocido, disculpe.

—No hay problema. Lamento que...

—No pasa nada ¿Hay algún problema?

—El trabajo.

—Oh, por supuesto —asintió y sonrió nuevamente, Jungkook comenzaba a preocuparse por el chico—. ¿Y cómo está Jihyun?

—Está bien, ayer pasamos horas jugando a las princesas y todavía siento que tengo la corona puesta de lo ajustada que era.

Taehyung rió en voz baja.

—Debe ser un padre genial —dijo y Jungkook negó. Por más de que había dado lo mejor por su hija, él sentía que lo pudo haber hecho mejor.

El celular del pelinegro comenzó a sonar y se disculpó, levantándose y alejándose un poco del bullicio. Atendió la llamada y discutió con sus trabajadores sobre el trabajo espantoso que habían hecho. Éstos no cedieron hasta luego de unos segundos que admitieron su error y se disculparon. Oyó el llanto de una niña y giró su rostro cuando vio a su hija en el piso, sosteniendo su brazo y llorando. Colgó la llamada de inmediato y fue corriendo a atenderla, pero Taehyung le había ganado y se encontraba con Jihyun en sus brazos y consolándola.

—Ay, no, no, no —murmuró, sosteniendo a su hija—. Princesa ¿Q-qué pasó, estás bien?

—Se cayó, le duele mucho su brazo —dijo Taehyung al notar que del llanto la niña no podía hablar.

—Oh, no, no... Tranquila, aquí estoy —susurró y vio como su hija negaba con la cabeza y miraba a Taehyung.

—Taehyungie —ella balbuceó y Jungkook sintió sus piernas temblar.

Apretó los labios e hizo caso, ignorando el nudo que se había instalado en su garganta. Taehyung alzó a Jihyun y ella se aferró al cuerpo de su maestro al que tanto cariño le había agarrado.

—¿Qué hago? —preguntó y miró a Taehyung, esperando una respuesta.

—Se raspó —respondió el contrario y la miró—. ¿Puedes moverlo? —la niña hizo movimientos lentos con el brazo y asintió—. ¿Te duele duele o no duele duele?

—No duele duele —ella dijo y Jungkook frunció el ceño.

—No es muy grave pero le duele mucho —habló el castaño y Jungkook asintió.

—J-Jihyun, vamos a casa —dijo pero su hija simplemente afianzó el agarre en el otro chico—¿Quieres que vayamos con Taehyung? —ella asintió y Jungkook lo miró, recibiendo un "sí" como respuesta.

Llegaron a la casa a los pocos segundos y Jungkook se sentó en el sillón mientras Jihyun estaba a solas con Taehyung en su habitación. Su llanto se había tranquilizado pero la preocupación de Jungkook no decreció. Su mente de padre paranoico se había imaginado miles de escenarios en los que le amputaban el brazo a su hija.

Claro que estos escenarios no eran más que improbables pues la niña solo se había raspado.

Pasaron cinco minutos y Taehyung salió de la habitación. Se sentó junto a Jungkook y sonrió, haciendo que los nervios del papá se vayan.

—Ya se calmó.

—¿C-crees que...? —murmuró y mordió sus uñas—. No debí atender esa llamada.

—¿Oh?

—Y-yo me fui y ella se cayó y yo no estaba y s-si pasaba algo peor y t-tú no estabas —balbuceó y Taehyung palmeó su espalda, haciendo que Jungkook lo miré.

—Descuide, señor. Ella no está enojada, simplemente se siente algo triste —dijo y Jungkook sintió como su estómago se revolvía.

—No me trates de usted, dime Jungkook, por favor.

—Está bien. Ella cree que usted... que tú la ignoras a propósito y que no quieres estar con ella.

—No...

—Ya le expliqué que simplemente tienes mucho trabajo que hacer pero al final del día siempre estás para ella. Jihyun te ama.

—... —bajó la cabeza y asintió—. Lo siento, gracias por todo.

—No pasa nada —sonrió—. Muchas gracias por dejarme estar.

—¿Q-quieres... te gustaría tomar algo?

—Por supuesto.

Daddy's fear.Where stories live. Discover now