32.

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Taehyung había pasado un mes entero centrándose en sí mismo, estaba agradecido de eso. Pensaba en Jungkook y lo extrañaba, algunas noches no podía evitar llorar debido al dolor que le generaba no poder dormir a su lado como tanto se había acostumbrado a hacerlo. Sin embargo, quería que esto solo fuese pasajero y que en cuanto las cosas mejoraran, iría a decirle a Jungkook que se sentía listo.

Estaba seguro de que ese día llegaría pronto, pues de verdad quería mejorar y estar con su (ya no) novio.

Mientras tanto, Jungkook no tenía ganas de hacer absolutamente nada. Amaba a Taehyung con todo su corazón y sabía muy bien que era reciproco, pero su corazón se encontraba roto pues nunca creyó tener que acabar con la relación. Desde que volvieron a estar juntos, no había vuelto a pensar en que las cosas podrían terminar, pero en cuanto lo hicieron aquello le destrozó un poco el alma y se sentía desesperanzado.

Ahora mismo se encontraba en la ciudad de Jeju, no planeaba dejar de trabajar y rendirse, quería completar el proceso del inicio de su cargo como jefe general y poder regresar a casa con su hija y sus amigos.

Una parte de él todavía tenía la esperanza de que Taehyung volvería y le pediría perdón por no haber confiado en él.

Jungkook sabía muy bien que Taehyung se esforzaba, pero se sintió traicionado en cierto punto. El castaño le había dicho que era importante que confiara y que se abriera, pero en cuanto lo hizo no fue mutuo y no pudo evitar pensar en el otro como un hipócrita.

Pero no podía enojarse, le entendía.

Abrió su laptop y pronto recibió una videollamada de Namjoon, por lo que la atendió sin dudarlo y vio el rostro contento del chico, cuya expresión cambió al mirarlo.

—Dios mío, Jungkook, tus ojeras —dijo el mayor de ambos—. Te extrañaba ¿Cómo estás?

—Bien... he dormido medio mal. Lo extraño mucho ¿Sabes?

—Entiendo, debe ser difícil, realmente lo amabas ¿Verdad?

—Sí, sólo... quisiera que podamos volver a intentarlo.

—Tal vez pueden ¿Sabes algo de él?

—Para nada. Apenas puedo hablar con mi hija, esto es muy difícil. Quiero volver a casa.

—He oído, por Jimin, que está bastante mejor y que está esforzándose. Podrías darle una oportunidad.

—No quiero ir a hablarle, siento que... soy el único que quiere volver a intentarlo.

—De verdad lo dudo.

—En fin... —Jungkook suspiró, colocándose una crema hidratante en el rostro mientras se miraba al espejo—. Las cosas con Jimin van bien ¿Verdad?

—Sí... es asombroso. Gracias.

—De nada —sonrió el azabache—. Me alegro que estén bien, sé que Jimin es genial.

—Lo es... el problema es que... es muy coqueto ¿Sabes?

—¿Muy coqueto? —preguntó el menor, peinándose el cabello.

—Sí... cuando salimos siempre está, como... coqueteando mucho con el resto.

—Tal vez así es su personalidad. Hay mucha gente que es coqueta de manera involuntaria. Como Seokjin. Deberías hablarlo con Jimin si te hace sentir inseguro, pero no le hagas sentir mal tampoco.

—No, no... claro que no —Namjoon sonrió, sin mostrar los dientes—. Y... ¿Cuándo vuelves?

—En un mes.

—No, bobo. De visita ¿Cuándo vienes?

—Este fin de semana, planeaba quedarme en casa un rato tranquilo y que Jihyun venga el domingo. De verdad quiero verla pero es que necesito un respiro de todo, apenas tengo tiempo de dormir.

—Entendible ¿Con quién está ahora?

—Con mamá y a veces con Seokjin.

—Por supuesto.

Jungkook vio a la pantalla de la computadora y vio como Namjoon desviaba la mirada a un lado, pronto como hablaba en voz baja. No pudo escuchar pero divisó a Jimin pasar por detrás, quien pronto se acercó y lo saludó con una sonrisa.

—¡Jungkook! ¿Cómo estás? —preguntó el chico, sacudiendo su mano.

—Miserable —sonrió—. Intentando sobrevivir.

—Iugh, emo —los tres rieron—. Un gusto verte, ya tienes que venir de visita.

—Eso haré...

Se escuchó otra voz del otro lado y Jungkook subió el volumen. Su corazón latió de manera frenética cuando reconoció exactamente a quien pertenecía esa voz. Mordió su labio inferior y Jimin siseó, saliendo del plano de la cámara y pudo ver el nerviosismo en los ojos de Namjoon.

—¿E-está él ahí? —preguntó el azabache, mordiendo sus uñas.

—A-ah, n-no... Osea... sí.

—Oh.

Y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos cuando Taehyung entró a la habitación donde Namjoon estaba y él rebuscaba entre el armario que se podía ver en la pantalla. Una gota gruesa se resbaló por su mejilla y sollozó. Namjoon se dio la vuelta y aclaró su garganta.

—Taehyung —habló el amigo del menor y el nombrado lo miró, mirando a la pantalla y abriendo la boca.

Jungkook no pudo evitar quebrar en llanto y cortó la llamada. Cubriendo su rostro con frustración.

Miles de sensaciones y emociones lo desbordaron. Estaba angustiado, triste, nervioso, ansiosos, deprimido y enojado. Quería apagar su mente por un rato y dejar de pensar en su ex-novio.

Pero Jungkook sabía muy bien que aquello le costaría.

Y una parte de él no quería olvidarlo.

¿Debía olvidarlo?

Daddy's fear.Where stories live. Discover now