10.

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Jungkook se había quedado todo la mañana en la cama, abrazando a una almohada y llorando como si nunca lo hubiese hecho en su vida, que de hecho, no era tan alejado a la realidad. Lloró por la madre de Jihyun, lloró por su hija, por su trabajo, por su vida y por Taehyung. Había llorado tanto, que su cuerpo se había debilitado y había vomitado en la alfombra de su cuarto, pero eso no lo incitó a levantarse. Ignoró el jugo gástrico (debido a que tampoco había comido) en el piso y volvió a acostarse para seguir llorando. 

Se sentía patético y muy enojado con sí mismo. Sentía como si Taehyung hubiese agarrado su dignidad y la hubiese roto en pedacitos, pisado esos pedacitos y escupido sobre los pedacitos. 

Para lo único que se levantó fue para hacer pis y llevar a su hija a la escuela. A Jihyun seguía mostrándole su más auténtica sonrisa y no dudaba en darle todo el amor que ella necesitaba, pero su único problema, es que no tenía amor para darse a sí mismo.

Oyó el celular sonar pero no lo tomó, hasta que pensó que tal vez era por parte de la escuela y podía haber pasado algo con su princesa, como él la apodaba. Estiró su brazo y contestó.

—¿Señor Jeon? —era Hoseok.

—... Mhm.

—¡Señor Jeon! ¿Está bien?

—No me siento bien... Es... fiebre —mintió.

—Oh, no. Está bien, descanse, por favor. Me encargaré de todo.

Colgó a los segundos.

Jungkook no tenía fiebre, Jungkook estaba padeciendo un episodio depresivo.

Cerró sus ojos y volvió a llorar, sintiendo la angustia golpearle el estómago y provocándole náuseas.

El timbre de la casa sonó pero no hizo nada, luego escuchó la puerta abrirse y supo que se había olvidado de cerrarla correctamente. Sin embargo, se quedó en su lugar y cubrió todo su cuerpo con las sábanas. Si iban a robarle o algo, por lo menos no quería verlo.

—¡Dios santo! —escuchó y se asomó, viendo a su mejor amigo que tenía una expresión asqueada y cubría su nariz—¡¿Qué es ese olor?!

—Seokjin.

—Ay no, mi niño —habló el rubio, acercándose y pegando un grito al ver el vómito.

—...

—Jungkook... —suspiró el chico y tomó la alfombra, haciéndola un rollo y tirándola fuera de la habitación—. Fui a verte al trabajo y no estabas, me pareció que algo grave estaba sucediendo.

—Y-yo...

—Ven aquí —dijo Seokjin y lo abrazó fuertemente, dejando que el otro chico quiebre en llanto contra su hombro—. No, no, no.

—L-lo siento —susurró y miró a su mejor amigo, mientras éste le acomodaba el cabello—. V-viniste a la ciudad y estoy así.

—Descuida, no es tu culpa —sonrió con calidez.

Seokjin sabía muy bien las inseguridades que tenía su mejor amigo. Lo conocía más que a sí mismo y fueron cercanos desde muy pequeños. Ocupaba un lugar especial en el corazón de Jungkook y era la única persona en la que él podía confiar. Seokjin también sabía que desde pequeño, Jungkook tenía facilidades para deprimirse y en cuanto entraba en un estado depresivo, era muy difícil sacarlo de allí. Los últimos dos que recordaba eran: cuando Jungkook perdió a Jieun y cuando Jungkook perdió a su padre.

Jungkook había tomado mediación para su depresión desde la adolescencia, pero cuando superó los veinte se negó a tomarla de vuelta, y Seokjin no podía obligarlo a nada.

—Dime qué pasó, cielo.

—Me siento muy estúpido —sollozó—. Me gusta este chico pero lo arruiné porque lo dejé plantado la primera vez que íbamos a estar solos y luego me vio besando a una chica y cuando fui a disculparme lo besé y no me quiso perdonar. Fui ayer a disculparme a su casa, porque vive cerca y lo abracé. Sentí que podía decirle todo lo que sentía y lo que me aterraba, estuve a punto, pero me dijo que su ex vino de donde sea y sus sentimientos por él volvieron.

—... Oh —Seokjin asintió—¿Estás triste porque...?

—Porque estuve a nada de confiarle todo lo que sentía y de verdad quería estar con él.

—Jungkookie, hay veces que queremos confiar en gente pero no surge.

—P-pero yo nunca confié en nadie y... —suspiró—. Sólo lo conozco hace días pero él me hace sentir tan bien y me interesa tanto.

—Jungkook, está bien que quieras confiar en el resto y lo hagas.

—No. No lo está.

—Debes abrir tu corazón un poco, eres una piedra —dijo Seokjin y Jungkook negó—. Bueno, ya hablaremos de eso. Ve a darte una ducha inmediatamente porque hueles asqueroso y yo limpiaré la alfombra.

—B-bueno.

—Y... ya encontrarás a alguien más que puedas amar y confiar, lo sabes.

Jungkook asintió y se encerró en el baño. Jungkook se veía incapaz de confiar y amar a alguien de nuevo, él tenía miedo. Sólo quería esconderse detrás del escritorio de su trabajo y detrás de la vida de su hija para así, tener una excusa por la que no salía con nadie.

Pero se estaba empezando a desgastar y si sus episodios volvían, muchas cosas más lo harían.

Ambos, Seokjin y él, estaban asustados.

Daddy's fear.Onde histórias criam vida. Descubra agora