34.

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Jungkook dejó las cosas de ambos junto a la entrada principal y quitó el calzado de su hija junto al suyo. La pequeña se encontraba durmiendo en sus brazos.

Jihyun y él habían pasado todo el día juntos. Fueron al centro comercial, luego a ver una película y más tarde a un restaurante. Disfrutaron  todas esas horas a pesar de que no podrían verse por otro tiempo largo.

Jihyun no podía evitar sentirse un poco triste, porque quería poder ver a su papá todos los días como antes. Sin embargo, a pesar de ser pequeña, entendía muy bien que él no lo hacía por maldad y que pronto todo volvería a la normalidad.

Jungkook entró a la habitación y la acostó sobre su cama, arropándola y dejando un beso en su frente. Iba a levantarse para irse, pero la pequeña mano de su hija se posicionó sobre su brazo y la miró. Ella abrió sus ojos lentamente y abultó sus labios.

—Papi... —susurró.

—¿Qué pasa, princesa?

—Te amo mucho.

—Yo igual, cielo. Todo será como antes dentro de poco, lo prometo.

—Lo sé...

—Descansa ¿Sí? He pasado un día extraordinario contigo. Eres mi princesa y te amo muchísimo. Buenas noches.

—Buenas noches... —Jihyun bostezó y pronto volvió a caer en un profundo y plácido sueño.

Jungkook salió del lugar, cerrando la puerta y suspirando. Subió las escaleras y se adentró a su cuarto, quitándose sus prendas y vistiendo un holgado pantalón de pijama mientras la parte superior de su cuerpo se encontraba al descubierto. Se sentó en la cama y agachó la cabeza, masajeando su cuello.

Pensó en absolutamente todo por treinta minutos seguidos, mientras miraba a un punto fijo en la pared. Pensó en su hija y sintió culpa, se reprochó por no haber sido lo suficientemente bueno para ella y dudó si de verdad estaba tomando las decisiones correctas, si de verdad era un buen padre y ella se sentía feliz. También su mente no pudo evitar molestarlo con la imagen de Taehyung y se cuestionó si debió haber dejado las cosas como estaban.

Lo extrañaba y necesitaba tenerlo a su lado.

Su celular vibrando lo sacó de sus pensamientos y vio el nombre del chico que tanto pensaba en la pantalla. Se sorprendió y supo que seguramente, él se encontraba pensando en lo mismo. Atendió a los segundos y vaciló un poco antes de hablar, el contrario estaba igual.

—Ven a casa —dijo el azabache y el otro respondió apresuradamente.

—Ya estoy en la puerta.

Jungkook sonrió y bajó las escaleras rápidamente. Abrió la puerta principal y Taehyung sonrió, acercándose y abrazando su cuello. Sus bocas chocaron entre sí y se besaron de manera mucho más rápida y con desesperación. El menor lo atrajo hacia sí, cerrando la puerta y lo cargó en el aire, sosteniendo sus piernas. Subió las escaleras, teniendo cuidado de no tropezar y entró a la habitación, dejando al castaño sobre la cama y acomodándose encima suyo entre sus piernas.

—No puedo, Jungkook... te extraño demasiado —susurró Taehyung, jadeando al sentir la lengua del otro humedecer su cuello y sus clavículas.

—Yo igual, mierda.

Jungkook quitó la remera del castaño y dejó besos en todo su cuerpo, a su vez succionando y dejando chupones en su abdomen. Acarició la suave piel de su cintura con sus dedos y luego se acercó para volver a besarlo de una forma más desenfrenada. Taehyung gimió al sentir como el contrario lo besaba y correspondió, satisfecho. Lo empujó contra la cama y se subió en su regazo a horcajadas, pasando sus manos por los abdominales del azabache y deleitándose con la suavidad de su piel.

Daddy's fear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora