36.

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Jungkook abrió sus ojos y la luz del sol pegó fuertemente contra su rostro, haciendo que un quejido salga de su boca. Se sentó sobre la cama y sintió un ligero ardor en la espalda, por lo que tocó sus hombros y notó los rasguños que se encontraban allí. Sonrió satisfecho al recordar todo lo que había pasado y giró su rostro, encontrándose con Taehyung durmiendo profundamente.

Había anhelado dormir a su lado durante todo el tiempo que estuvieron distanciados. Cada noche se imaginaba en los brazos de Taehyung y su pecho se encogía debido a la nostalgia que lo desbordaba. Sin embargo, esa noche pudo descansar junto al hombre que tanto amaba y sentir su calor corporal, su suave piel contra la suya y sus cuerpos entrelazados. Se sentía cálido.

Apreció con detalle el rostro del castaño. Los lunares en su rostro, sus largas pestañas, su boca algo hinchada debido a que hace unas horas se había encargado de besar y succionar sus labios,  su nariz, su piel, su mandíbula y sus clavículas. Llevó dos de sus dedos al cabello claro del muchacho y acarició sus mechones marrones (casi rubios) con lentitud.

Taehyung despertó debido aquello, abriendo sus ojos lentamente y sonriendo al divisar a Jungkook que lo observaba. Miró a su alrededor y cerró sus ojos nuevamente, estirándose y suspirando. El azabache sonrió, dejando un beso en la frente del otro y levantándose, colocándose el pantalón de vuelta.

—¿Qué hora es? —preguntó Taehyung, sentándose en la cama.

—Las seis... vuelve a dormir, es muy temprano.

—No, no, no... —el mayor cubrió su cuerpo con las sábanas y abrazó sus piernas, bostezando.

—Voy a tomar una ducha —avisó Jungkook, entrando al baño y encendiendo el agua.

Cerró la puerta, escuchando como Taehyung se quejaba al respecto y sonrió. Quitó sus pantalones y se adentró a la tina de baño, cerrando sus ojos al sentir las gotas de agua tibia caer sobre su cuerpo y mojó su cabello, tirando éste hacia atrás.

No pudo evitar volver a sonreír; se encontraba contento, quería quedarse en su casa pero sabía que si hacía las cosas bien, el proceso sería más rápido y podría regresar antes a su casa. No quería decirle a nadie aquello, pues no estaba del todo seguro que podrían adelantar las cosas.

Hizo un acuerdo con su ex-jefe y éste le dijo que podrían acelerar todo, pero para Jungkook y Mingyu sería más estresante y costoso. Sin embargo, ambos jóvenes lo permitieron y si las cosas salían bien, Jungkook estaría volviendo dentro de dos semanas y no un mes.

Estaba orgulloso de sí mismo, pues nunca creyó estar en un puesto tan importante y codiciado. Tenía veintidós cuando se enteró del embarazo de su novia en aquel momento, era un chico deprimido cuya vida no tenía ningún propósito. Había estado con esta mujer y llevaban un año como pareja cuando ella le dio las noticias. Obvio que Jungkook nunca pensó en abandonarla y tampoco en que no quería tener a ese bebé, pero respetó las decisiones que la joven tomaría.

Recuerda que en ese momento estaba estudiando publicidad, pero debió cortar su carrera para meterse en una empresa que comenzó desde abajo. Era un asistente algo inútil cuyo trabajo era ordenar papeles y servir café a los más importantes. Trabajó duro para poder llegar donde estaba y en sus treinta años de vida, nunca creyó que podría lograr tantas cosas.

Salió del baño para encontrarse a Taehyung doblando su ropa y poniéndola en la valija. Sonrió y se acercó, abrazando su cintura y dejando besos  en sus hombros. El castaño se dio la vuelta y dejó un beso en su boca.

—Gracias —dijo Jungkook, escondiendo su rostro en su cuello y disfrutando el olor del otro.

—No agradezcas, voy a ducharme yo —respondió Taehyung, sonriendo y encerrándose en el baño.

Jungkook bajó las escaleras y fue camino a la cocina, preparando un desayuno rápido para él pero más elaborado para Taehyung. Recordó el detalle de que a Taehyung no le agrada el sabor amargo del café, por lo que le hizo un té de manzana debido a que mantenía una caja llena de sobrecitos que utilizaba para cuando el castaño iba de visita.

Fue en diez minutos que Taehyung bajó las escaleras y entró a la cocina, sentándose en una silla frente a la mesa. Jungkook hizo lo mismo y observó el rostro de Taehyung y su expresión al beber de la taza equivocada.

—Ups, las puse al revés —rio Jungkook, cambiando los lugares y dándole sorbo a su café.

—Es asqueroso ¿No le pones azúcar?

—Nope.

—Iugh —Taehyung se quejó, ahora bebiendo de su té de manzana.

Acabaron el desayuno, conversando y disfrutando la compañía del otro. Mientras Jungkook bajaba su valija y terminaba de ordenar todo, Taehyung limpiaba los platos utilizados la noche anterior y esa mañana.

El azabache se adentró a la cocina, sonriendo al notar que Taehyung solo tenía una remera y ropa interior. Sus ojos se pasearon por sus piernas y las divagaciones de su mente le jugaron en contra, provocándole un cosquilleo en el vientre.

—¿Jungkook? —habló el castaño, acercándose—. No me mires así, pareces un perro en celo.

—Mhm... —sonrió el susodicho, abrazando la cintura del otro y besándolo de manera suave—. Es que tienes un cuerpo divino.

—¿Tú crees? Bajé un poco de peso estos días.

—Siempre serás hermoso para mí.

—Uh... —balbuceó Taehyung, sonrojado—. Cállate.

Jungkook volvió a besarlo y Taehyung acarició su nuca, atrayéndolo hacia sí y suspirando contra sus labios. Estuvieron un rato largo, perdidos entre la boca del otro y disfrutando el contacto.

El ruido de la puerta abriéndose los separó y ambos fueron a la puerta principal, encontrándose a Seokjin con un bolso y que, al divisar a Taehyung, abrió sus ojos de par en par.

—Ah, miércoles, ustedes no paran nunca más. No pueden estar un tiempo sin tirarse encima del otro —dijo Seokjin, acercándose y abrazando a Taehyung, quien sonrió enormemente y correspondió al abrazo—. Un gusto verte de vuelta, Tae ¿Cómo estás?

—Bien, bien. Ya me voy en un rato, tomaré mis cosas y me voy.

—Y ponte pantalones —habló el rubio y luego miró a Jungkook—. Tu uber ya llegó, me avisas cuando llegues ¿Sí?

—Bueno, mamá.

Jungkook se acercó a Taehyung y lo besó de manera lenta, mientras el castaño acariciaba sus brazos y sonreía durante el beso. Mientras tanto, Seokjin miraba a la pared como si fuese lo más entretenido para ver, intentando ignorar el hecho de que ambos tortolitos no dejaban de besarse.

—... ¡Bueno! —exclamó Seokjin y se separaron—. Ya es mucho ¿No creen?

—Lo siento —Jungkook sonrió y abrazó a su mejor amigo, quien palmeó su espalda—. Gracias, Seokjin.

—De nada, cariño. Cuídate mucho.

—Eso haré.

Jungkook tomó sus valijas y volteó a ver a Taehyung.

—Te amo mucho ¿Sí?

Taehyung asintió.

—Yo más.

Daddy's fear.Where stories live. Discover now