Capítulo 16

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El viernes estoy en mi casa cuando uno de los de seguridad me avisa por el portero eléctrico que hay un oficial de policía que quiere hablar conmigo. Al instante sé que se trata sobre Verónica. Me arreglo un poco y bajo para ver que quiere, y averiguar qué tan grave está la situación. Verónica está en Nueva Orleans y hasta el momento no había intervenido la policía buscándola.

—Buenas tardes, señorita —me saluda el hombre —Disculpe que la moleste pero necesito hacerle unas preguntas sobre Verónica Teller.

—¿Le pasó algo? —pregunto fingiendo desconcierto.

—¿Es usted su hija?

—No exactamente —cruzo los brazos sobre mi pecho y trato de parecer poco interesada en ella —Me dio en adopción y he crecido con otros padres. La conozco porque mis padres siempre quisieron que yo supiera la verdad. Pero no tengo mucho contacto con ella.

—Estamos buscándola porque tiene una denuncia por intento de homicidio —me informa —Atacó a un hombre, golpeándolo en la cabeza. Él estuvo internado varios días, inconsciente. Pero al despertar dijo que fue lo que le pasó.

Me da  rabia escuchar eso. Seguro que ese tipo no dijo que intentó obligarla a hacer algo que no quería y se puso violento con ella. Verónica sólo se defendió.

—No, no tengo idea de nada —le digo.

—¿No conoce a alguna persona que podría decirnos en dónde está?

—No, oficial. Como le dije no tengo mucho contacto con ella. No somos cercanas —espero que me crea, espero que la mentira no se note en mi cara.

—Está bien, señorita —dice cerrando la libreta que traía para anotar —Pero si llega a verla, por favor, llámenos.

—Claro —asiento.

—Perdón por las molestias ocasionadas.

Cuando se va, suelto un largo suspiro y me apresuro a subir a mi departamento. Miro la hora y sé que voy a llegar un poco tarde a la agencia de mi madre. En realidad no tengo muchas ganas de ir, principalmente porque sé que tendré que verlo a Caden.

Desde el incidente en la fiesta del lunes, no he hablado con él. Y todavía no tengo muchas ganas de hacerlo.

Cuando llego noto que hay un estado de tensión en el lugar. Todos parecen un poco nerviosos. Me acerco a una de las chicas de utilería y le pregunto si ha pasado algo. Cuando me dice que la policía ha estado allí, hablando con mi madre, me congelo.

Corro hacia su oficina e ingreso. Ella está sentada y su rostro se levanta hacia mí. Está llorando y sostiene una foto entre sus manos. En ese momento sé que es lo ha pasado. Ella ha descubierto mi traición.

Mis pies están pegados al suelo. El miedo que siento me tiene paralizada. Mi madre me mira y más lágrimas escapan de sus ojos.

—¿Por qué? —me pregunta.

—Mamá, déjame explicarte.

—¿Por qué no me dijiste que estabas viéndola? —su pregunta está llena de dolor y al instante mis ojos se llenan de lágrimas.

Jamás en mi vida quise que este día llegara o al menos que no fuera de esta manera. Me hubiese gustado ser yo la que se lo dijera.

—Mami, déjame explicarte… —le pido mientras me acerco a ella. Veo que tiene una foto mía y de ella juntas, cuando yo tenía unos cinco años. Tomo asiento y estiro mis manos hacia las suyas.

—La policía vino aquí a preguntarme si sabía en dónde estaba Verónica Teller porque está acusada de intento de homicidio —me cuenta sin dejar de mirar la foto —Le dije que ni mi familia, ni yo teníamos algo que ver con esa mujer y el oficial me dijo que un hombre le dio tu nombre como contacto, que al parecer esa mujer acude a ti siempre que tiene problemas…

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora