Capítulo 36

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La última clase termina, junto mis cosas y espero hasta que Caden está listo para salir. Nos despedimos de Joey y Mike, y nos dirigimos hacia mi auto. Él toma mi mano y caminamos entre toda la gente que nos sigue mirando y felicitando después de lo de la cafetería. Todavía me cuesta creer que él haya hecho aquello.

Miro hacia mi mano unida a la suya, el anillo enorme sobresale de mi dedo. Es un anillo carísimo, y no pude evitar preguntarle de dónde sacó el dinero. Él simplemente dijo que vendió el auto que su padre le había dado. Me pareció una completa locura, pero sé que él es muy feliz sólo con su moto.

Vuelvo mi mirada a su rostro. Caden también está mirando nuestras manos y su expresión está marcada por una completa satisfacción.

—¿Qué pasa? —inquiero entonces.

Sus ojos vuelan a los míos y me sonríe de aquella forma que solo él posee. Hace que quiera besarlo por siempre.

—Nada. Sólo pensaba —sentencia.

—Bien, ¿Qué se supone que haremos ahora? —le pregunto porque no hemos hablado de casi nada durante las pasadas horas.

Suelto su mano unos instantes y me pongo a revolver el fondo de mi cartera en busca de las llaves de mi auto. En este momento odio profundamente todo lo que tengo aquí adentro porque no logro llegar a las malditas llaves.

—No lo sé —contesta él mientras yo sigo buscando —¿Quieres salir a cenar?

—¿Realmente? —comienzo a ponerme nerviosa, pero entonces mis dedos tocan el metal frío y las saco. Miro a Caden —Estoy muy cansada, ¿y si mejor vamos a dormir la siesta a tu casa?

La cara de él se ilumina al escuchar mi propuesta.

—Sí, me agrada esa idea.

Caden me pide manejar y conduce como un lunático a través de la ciudad hasta llegar a su casa. Él me produce cosquillas en el cuello mientras intenta besarme adentro del ascensor. No nos detenemos y vamos directamente hacia su habitación. Todo está muy ordenado y es obvio que Carmen ha estado por aquí.

Caden se aleja de mí y lo observo con suma atención. Me siento con cuidado en la cama mientras él comienza a quitarse la camisa y los pantalones demasiado formales que se ha puesto hoy para asistir a clases. Los músculos de su espalda se contraen mientras se mueve por la habitación en busca de ropa cómoda.

Puedo sentir un suave calor formándose en la parte baja de mi vientre, y el deseo es innegable. Pero es mucho más potente el cansancio que mi cuerpo siente. Caden se coloca ropa de dormir y se gira a verme.

—No tengo ropa cómoda para dormir —me doy cuenta y realmente deseo sacarme lo que llevo puesto.

—¿Qué te parece si te doy una remera? —ofrece él y se interna en el fondo de su armario en busca de una.

Me pongo de pie y espero detrás de él. Cuando al fin encuentra algo se gira verme y observo la remera negra con el logo de Foo Fighters. Agarro la remera mientras él se acerca hacia la cama.

—No mires —le digo.

—Oh, vamos, Gwen, yo te dejé mirar —refunfuña y se deja caer sobre la cama —Vamos, carita-linda, desvístete para mí.

Lo observo. Él está tirado contra la cabecera de la cama, con los brazos detrás de la cabeza, como todo un Dios pagano. Sé que él quiere que haga un pequeño show, pero simplemente jugaré un poco.

Coloco la remera que me pondré, sobre el borde de la cama y llevo mis manos a los botones de mi camisa. Los ojos de él siguen cada botón que voy soltando, su mirada es intensa, me traspasa.

Peligrosa AtracciónWhere stories live. Discover now