Capítulo 53

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Me siento algo mareada, creo que se debe a lo poco que he dormido. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy aquí metida, pero se siente como una eternidad. Tengo sed, sueño despierta con tener un poco de agua, pero Donald no ha venido a verme desde que me dejó encerrada.

Me dejo caer sobre la silla una vez más, y mis ojos comienzan a cerrarse. Apoyo la cabeza contra la pared y dejo que la deshidratación haga su trabajo de hacerme dormir.

Un ruido fuerte me hace sobresaltar. Me pongo de pie al instante y me acerco a la puerta para poder escuchar lo que sucede.

Hay una discusión, pero lo logro escucharla con claridad. Entonces las voces se hacen claras porque han ingresado al galpón.

—Tú no tienes el dinero para pagarnos —dice un hombre —¡Nos has engañado!

—Conseguiré el dinero —asegura Donald nervioso —Solo necesito un poco de tiempo.

—No hay más tiempo, Szifron, queremos el dinero ahora o te mato aquí mismo...

Me alejo lo más que puedo de la puerta. Ellos siguen discutiendo, pero se alejan de allí. La voz desesperada de Donald hace que el miedo se vuelva agudo en mi interior. Quedaré atrapada aquí para siempre, moriré aquí.

Un disparo silencia absolutamente todo. Estoy sentada en un rincón, con las manos tapando mis oídos y rogando en silencio para que no vengan por mí.

Esto es una pesadilla, voy a enloquecer si no salgo de aquí. Lloro mientras pienso en Caden, me pregunto cómo estará, que estará haciendo. Desearía poder verlo una vez más, unos minutos al menos.

Sigo sentada en el suelo cuando escucho un ruido extraño, no me pongo de pie, solo escucho. El sonido se hace más fuerte y de repente se detiene.

—Vendré por ti pronto —dice Donald.

No le contesto nada, y al parecer él se va. Me levanto lentamente, el mareo se hace más fuerte y me agarro de la pared para no caer de cara al suelo. Comienzo a aproximarme hacia la puerta, y apoyo la frente sobre la fría madera cuando llego a ella. Tironeo un poco del picaporte, pero no cede bajo mi escasa fuerza.

—¡Gwen!

Alzo la cabeza al instante en que escucho mi nombre. Mi corazón se acelera emocionado, conozco esa voz.

—¿Caden? —inquiero esperanzada. Quizás estoy soñando, quizás me quedé dormida en el suelo.

—Gwen, ¿Dónde estás?

Mis uñas se clavan en la madera, y las lágrimas llenan mis ojos. Tengo que esforzarme para poder pensar, y me obligo a calmarme para contestarle.

—Aquí... aquí estoy —le digo lo más alto que puedo hablar —...detrás de la puerta.

Él no dice nada. Estoy por hablar, pero escucho el mismo ruido que escuché antes de que Donald se fuera. Es como si arrastrada algo muy pesado. Intenta abrir moviendo el picaporte, voy a decirle que está cerrada con llave, pero él habla primero.

—¡Aléjate de la puerta!

Obedezco al instante y me voy al fondo del lugar. Siento que estoy a punto de desmayar cuando la puerta cae y la luz del exterior entra con fuerza y me marea mucho más. Pero entonces lo veo, él está aquí.

Quiero correr hacia él, pero mi cuerpo está quieto. Caden da unos pasos rápidos hacia mí, y me toma entre sus brazos. A penas siento su calor, comienzo a llorar desconsolada.

Él me hace mirarlo a la cara, veo las lágrimas corriendo por sus majillas. Sus manos tocan mi rostro y se inclina para besarme con sumo cuidado.

Peligrosa AtracciónWhere stories live. Discover now