Capítulo 46

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Me muevo con sumo cuidado para salir del apretado abrazo que Caden tiene sobre mí. Logro soltarme y me pongo de pie despacio. Me quedo cerca, observándolo dormir. Él se ve tranquilo y sumamente cansado.

Salgo lentamente de la habitación y cierro la puerta para dejarlo dormir un poco más. Después de haber arreglado nuestros problemas lo obligué a ir a la habitación para descansar. Al principio, se opuso asegurándome que no tenía sueño. Pero apenas nos acostamos, se quedó dormido.

Soltando un suspiro me dirijo hacia la cocina y observo pensativa el desorden a mi alrededor. Me froto los brazos y me doy cuenta de que aquí hace un frío de locos. Prendo la calefacción y comienzo a limpiar el lugar.

Estoy muy concentrada lustrando la mesa del living cuando el teléfono de línea comienza a sonar, asustándome. Me apresuro a atender porque no quiero que Caden se despierte.

-Hola -mi voz suena algo agitada por culpa del susto.

-¿Gwen?

-¡Carmen! -exclamo al reconocerla.

-Oh, mi niña, que hermoso es escucharte atender el teléfono de mi niño... -ella suena un poco angustiada -Estaba tan preocupada por él. Peleamos y me fui... no podía verlo así.

Se me estruja el corazón al escucharla. Caden me contó que en realidad le dijo a Carmen que no volviera más, por eso la casa era un desastre.

-Lo sé, Carmen. Pero él ya está bien y yo lamento que te haya gritado. Está muy arrepentido.

-Eso no importa ya. Sé que él estaba enojado y angustiado, y se sintió atacado por mí. Pero lo amo y jamás me alejaría de él.

Mis ojos acumulan lágrimas, pero no las dejo salir.

-¿Dónde estás? -quiero saber.

-En casa de mi hermana en Florida. Iba a ir a México a ver a mi otra hermana, pero se me complicó conseguir pasaje para estas fechas. Tuve que haberlo arreglado antes.

Carmen y yo hablamos un poco más, y luego cuelgo con una idea en mi mente. Le diré a Caden que le regalaremos a Carmen un pasaje para ir a ver a su familia. Creo que le encantará hacer eso por ella.

Termino de limpiar el living y el baño, para luego pedir una pizza ya que muero de hambre. Estoy segura que cuando él despierte también estará hambriento.

Observo la habitación limpia y me siento orgullosa de mí misma. Entonces, recuerdo que tengo el árbol de navidad en el baúl de mi auto. Quedará perfecto en la esquina del living. Bajo a buscarlo y subo todas las cajas con ayuda del encargado del edificio. Le doy cincuenta dólares de propina y parece contento con ello.

Comienzo a unir todas las partes del pino artificial que compré en una tienda. No estoy muy de acuerdo con eso de talar un árbol para tenerlo en tu casa por unas pocas semanas. Es innecesario.

Cuando termino y enciendo las luces, estoy más que contenta con el resultado. Espero que a Caden también le guste.

Vuelvo a la cocina y me pongo a lavar los últimos vasos que me quedan. Giro la cabeza cuando escucho que alguien se detiene en la entrada.

Caden está allí parado con el cabello desordenado, los ojos un poco colorados y cierto pánico brillando en su mirada. Él no dice nada, parece un poco zombi.

-¿Por qué me miras así? -quiero saber.

-Creí que... -dice con voz ronca pero no termina de hablar.

-Creíste que me había ido -deduzco por el miedo en sus ojos.

Me seco las manos con un repasador y dejo el vaso limpio en su lugar. Me acomodo para poder mirarlo de frente. Siento unas pequeñas ganas de reír al ver que él sigue quieto como una estatua ocupando casi todo el espacio de la puerta.

Peligrosa AtracciónWhere stories live. Discover now