Capítulo 32

4.7K 282 26
                                    

Toco el timbre y aguardamos a que nos abran. La mano de Caden se aprieta un poco más a la mía y ahora creo que ya no está tan calmo como antes.

La puerta se abre y mi madre nos recibe del otro lado tan contenta como siempre.

—Bienvenidos —nos saluda y soy la primera en ser abrazada. Luego su mirada va detrás de mí y encuentra a Caden —Caden, querido, me alegra tanto que estés aquí.

Mi madre es tan maravillosa, y me pone tan feliz que lo quiera tanto a él. Caden, se merece ser querido por todo el mundo.

—Gracias, Gin —le dice él educado.

—Pasen, pasen —ella se hace a un lado y entramos.

Siempre me ha gustado esta casa. Crecí aquí, pasé los mejores años de mi vida aquí, fui feliz aquí. Busco con la mirada a mi padre mientras nos adentramos.

—¿Dónde está papá? —inquiero.

—Está haciendo la comido en la parrilla para los hombres —me informa mamá y mira a Caden —¿Por qué no vas con él así eliges que comer, querido?

La mirada de Caden busca la mía, y veo la desesperación brillando allí. Ahora ya no está tan tranquilo. Sé que quiere que le diga que hacer, pero no lo ayudaré en esto.

—Claro —dice él y se aleja de allí.

Mi madre y yo nos quedamos solas. Veo la curiosidad en su rostro y sé que quiere hablar.

—¿Y? —me dice mientras vamos a la cocina.

—Bueno... tenías razón —le digo.

—Oh, Dios, al fin están juntos —dice y comienza a dar pequeños saltitos. La miro realmente divertida.

­—Tómalo con calma... nosotros estamos empezando y no quiero espantarlo, ¿sabes?

—¿Estás enamorada? —inquiere con una sonrisa llena de emoción.

Me muerdo el labio, pienso en lo que voy a decir, y en realidad no hay mucho para decir.

—Estoy perdidamente enamorada de él, mamá —le confieso.

—Ay, cielo, eso me pone tan feliz... —dice mientras sus ojos se pueblan de lágrimas.

—Mamá, ¿Por qué lloras? —pregunto divertida por su obvia emoción.

—Siempre te dije que Caden me recuerda a tu padre, cuando lo conocí —se seca las lágrimas y me da una sonrisa —Y es por ese motivo que sé que serás muy feliz, como yo lo soy con tu padre.

—¿Por qué dices que te recuerda a él? —quiero saber.

—Tu padre era un rebelde, cielo —su mirada queda colgada en la nada, al parecer recordando aquellas épocas —Él estaba descontrolado... me atrevo a decir que tenía actitudes delictivas —la miro sin poder creerlo. ¿Está hablando de mi padre? —Y por Dios que tenía una lista interminable de mujeres a cuestas.

—Mentira...

—Sí, así es —asiente y su mirada enfrenta a la mía —Tu padre era un típico Don Juan cuando lo conocí, y lo detesté tanto, cielo, tanto. Pero comencé a conocerlo, él juró que yo sería su mujer por el resto de la vida, yo me reí de eso porque era absurdo. Pero míranos ahora, no sé qué sería de mí sin él.

—No puedo creerlo, mamá —estoy atónita.

Mi padre siempre me pareció un hombre muy correcto. Pero ahora que lo pienso, tendría que haberlo sospechado. El abuelo Carlos ha dicho que mi padre le causaba muchos dolores de cabeza.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora