Capítulo 28

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Dean y yo terminamos la cena con calma. A pesar de que no puedo dejar de pensar en Caden, en lo devastado que se veía cuando le dije que todo se terminó, me obligo a ser una buena compañía para Dean. Aunque creo que no lo estoy logrando.

En medio de una conversación sobre la Universidad, recibo un mensaje de Allie.

A: Caden, está conmigo y con Joey. Puedes quedarte tranquila.

Pero eso no me deja tranquila, sólo hace que me sienta peor, y que tenga unas terribles ganas de salir a buscarlo.

—¿Es Caden? —me pregunta Dean, al verme mirando la pantalla de mi celular.

—No, no —guardo el teléfono rápido —Era Allie.

—¿Te parece si vamos a caminar?

—Sí, claro.

Él paga la cuenta, y salimos del restaurante. La noche está fresca y a pesar de que traje un abrigo, siento y sufro el frío.

Dean, me ofrece su saco, pero no lo acepto.

Llegamos al paseo peatonal y caminamos mirando los puestos de artesanías. Mantengo los brazos firmemente cruzados sobre mi pecho y de esa forma evito que él quiera tomar mi mano.

Ambos estamos muy callados. Ésta cita está siendo un verdadero desastre.

—Creo que ya es tarde, ¿quieres que te lleve a tu casa? —inquiere Dean.

—Sí, gracias.

Volvemos hacia dónde estacionamos, y él conduce hasta mi casa. Cuando llegamos me giro a verlo.

—Realmente lamento que todo se haya arruinado —me dice.

—Soy yo la que debe disculparse —me siento realmente apenada con él.

—Oye, no fue tan malo —me calma con una sonrisa —Pero tengo una idea.

—Dime.

—Vayamos al cine mañana en la tarde/noche. Vemos una película, comemos palomitas de maíz.

—Está bien —acepto porque me siento mal por él.

—Excelente —exclama entusiasmado —Mañana te llamaré para decirte la hora.

Me despido de él con un beso en la mejilla y corro hacia el interior de mi edificio. Una vez que estoy dentro del ascensor, suelto el suspiro más largo de la historia. Estoy haciendo todo mal, me estoy comportando como todo lo que siempre critiqué.

Estar enamorada, apesta.

A la mañana siguiente, cerca del mediodía, Allie, llega a mi casa. Ella se ve contenta, y realmente no sé cuál podría ser el motivo.

Cuando intento contarle lo sucedido con Caden, ella cambia de tema.

—Tengo entradas para el partido de los Hawks —me dice mientras mastica una galleta de limón.

Frunzo el ceño porque eso es demasiado extraño. Allie, odia el básquet-

—¿Y desde cuando te gustan los Hawks?

—No me gustan —dice y toma otra galleta —Me gané las entradas y no quiero desperdiciarlas. Y como tú si eres una gran fanática, pensé que sería bueno llevarte y así te despejas un rato de tanto drama.

—Estas rara, Allie —le digo al instante.

—Claro que no —niega divertida —¿Por qué lo dices?

—Porque en todos estos años que llevamos siendo amigas, jamás quisiste ir a un partido conmigo. Tú odias el básquet.

—La gente cambia, nena —dice con una sonrisa —Dime que iremos.

Peligrosa AtracciónWhere stories live. Discover now