Tristan: Avanzar, Aunque Duela El Pasado.

31 6 2
                                    

Lina se había ido antes del amanecer, ella me consoló y me cuidó esa noche. Sé que no está bien y no me refiero a que sea mi prima. Más bien es esa sensación de que esa persona no te va a traer algo bueno y lo más preocupante es que no me importa que me haga daño, lo único que quiero es no estar solo. Creo que en este viaje ambos salgamos heridos, pero ¿ya no estoy lo suficientemente jodido como para preocuparme de mi paz mental? He tomado malas decisiones y también han tomado malas decisiones por mí. Soy el resultado de esas decisiones, algunas son para mejor y otras simplemente no han explotado como para preocuparme.

 La semana transcurre tranquila, dejo mis pendientes listos. En eso planeo con Cedric y una sacerdotisa que es capaz de abrir portales a otros lugares del universo, en cierta forma me recuerda a la amiga de mi hermana Estrella que posee la misma habilidad.

—Mañana es el día exacto para poder dejar el planeta —la sacerdotisa nos explica las razones de lo peligroso, pero efectivo viaje entre planetas. Resulta que los planetas tienden a moverse o rotar alrededor del sol y eso causa que se interfiera en los viajes interplanetarios.

—Entonces ¿flotamos en el universo? —la miro confundido.

—No, no estamos en el océano —ella mueve sus manos y extiende materia en mi oficina—. La materia puede ser tan delgada como una hebra de cabello, pero pude ser tan compacta como el concreto —ella atraviesa la materia empezando a levantar pequeñas esferas simulando este sistema solar—. El universo es tan caótico como las personas que lo habitan, mi señor. La diferencia es que en el caos se puede encontrar orden. Un movimiento que no pueda tener sentido permanece en ese estado sin alterar lo que tiene al lado. Manteniendo su caos por tantos años que es capaz de transformarse de una simple roca diminuta hasta un colosal planeta.

 Ella explica la importancia del sol en el universo como sus peligros. Ella traza una línea desde nuestro planeta y la extiende hasta chocar con un planeta.

—Imagínese si fuéramos nosotros —ella desaparece la materia del suelo—. Los planetas tienen sus propias alineaciones y tenemos que viajar entre esa finita posibilidad.

—¿Y me da su palabra que mañana podremos salir ilesos de Egil hasta el reino del Este? —la miro desafiante.

—Por supuesto, mi señor —ella contesta decidida—. Me dedico a esto precisamente. Le doy mi palabra.

 Seguimos hablando sobre astronomía, peo Cedric se va a resolver algunos asuntos sobre las patrullas con el ministro March. Cedric es mi intermediario con el ministro March, ellos se llevan mejor, supongo porque Cedric es más experimentado que yo en el tema militar. Cedric ya casi pisa los noventa años y el señor March tiene doscientos años. Me imagino que cumplir órdenes de un mocoso no les hace gracia, pero qué se le puede hacer.

 Ya entrada la noche me voy a mi casa con Cedric. El viaje transcurre normal y sin contratiempos. Al llegar él y yo cenamos en silencio, a excepciones de una que otra pregunta general. Después de cenar me voy a mi cuarto, me tumbo en la cama con la cabeza llena de pensamientos intranquilos. Sé que no debo temer, mi padre sabe de mi inocencia, sin embargo, eso no quita el hecho que fui humillado y denigrado en su techo. Si no fuera por el hecho de que no tenga dinero para rentar una casa o un hotel, no pisaría su castillo.

 Nila me obliga a levantarme y cambiarme. Entro en el cuarto de baño donde solo me refresco el rostro y las axilas. Al salir, me pongo un camisón y me acuesto en la cama. Debo reconocer que el que fabrica los perfumes de Lina, hace un buen trabajo porque aún huelen las sabanas a ella. Lina había dejado claro que ella vendría a verme cuando no estuviera ocupada con sus obligaciones, no tenía días ni horas sus visitas, lo único que sabía era que vendría a verme. A lo mejor sea solo por el sexo o tal vez porque en serio hubo una conexión entre nosotros y florezca una relación. Yo sí quiero que haya una relación, más bien es porque no me gustaría pensar que solo están jugando conmigo y yo hacer lo mismo. Nunca he tenido una novia o a alguien que pudiera entregarle mi corazón así sin más. A los pocos bailes que iba con mi familia, si había niñas que me gustaban, pero era demasiado penoso para hablarles. No era el conquistador de corazones que lo fue mi padre antes de estar con mi madre.

El Ascenso De Un Imperio [III libro de la saga Dioses Universales]Where stories live. Discover now