Luna: Nuevos Miedos Desbloqueados

25 4 0
                                    

La coronación de Lina había acabado y yo me encuentro en un balcón observando la macabra vista del fondo marino a lo lejos. Nunca había imaginado que habría todo tipos de criaturas marinas, algunas son tiernas y otras ni siquiera la puedo ver en pintura.

—Te estaba buscando —comenta Taurus un poco agitado.

—¿Mi padre sigue hablando con Sol? —le pregunto, él asiente. Se acerca al balcón.

—Nunca he entendido como a Lina no le aterraba eso —señala la parte oscura del océano.

—No tengo ni idea, aunque cuando asumes un reino, lo tienes que aceptar con ambas caras —comento mirando al océano.

—¿Y no crees que eso pueda aplicar a nosotros? —él cuestiona amable.

—No empieces otra vez con eso —desvío la mirada del océano.

—Extrañaré nuestra charla, creo que al menos puedes decir que lo estás afrontando —él saca la nuez congelada—. Estás haciéndolo bien, creo que eso es bueno escucharlo de vez en cuando.

 Él me pone la nuez en la mano.

—Tal vez podamos seguir hablando sobre... ya tú sabes —aprieto la nuez con la mano.

—Mi oficina siempre estará abierta para cuando necesites desahogarte con alguien —él sonríe.

 Un guardia de Sol nos interrumpe.

—Mi señor —el guardia realiza una breve reverencia—. Nos avisaron que debemos empezar a abordar los barcos, ya que el mar debe volver a su estado natural.

 Miro a Taurus aterrada.

—Tranquila, saldremos de esta, pero te necesito tranquila. Lo menos que quiero es que vuelvas locos a los invitados y salgan apresurados a bloquear la salida —él me habla firme. Asiento.

 Él y yo salimos fuera del balcón, mi guardia me escolta. Les ordeno en sus mentes que busquen a mis damas y a mi ministro, y que se reúnan fuera del salón de baile.

—Dirígete hacia el barco —Taurus se detiene y se acerca a mí—. Yo me encargo de buscar a Sol y a nuestra familia ¿me entendiste?

—Pero me quiero despedir de mi madre, no sé cuándo la vuelva a ver —le expreso suplicante.

—Luna, no tenemos tiempo. Probablemente en menos de una hora, esto ya esté sumergido por el océano —él me mira alarmado.

—Mi señora, es mejor hacerle caso al señor Godness —nos interrumpe Stephan. Lo miro triste—. Hay que irnos ahora.

 Asiento. Nos separamos, caminamos hacia ese largo pasillo por donde habíamos entrado. El pasillo se encuentra con personas que ya están preparándose para irse. Allí encuentro a mis padres despidiéndose, corro hacia ellos. No me quiero ir sin antes despedirme de mi madre. Ella se percata de mi presencia y corre hacia mí. Nos encontramos y nos damos un abrazo.

—No quería irme sin despedirme de ti, hermosa —ella susurra en mi oído.

—No quiero que te vayas —le confieso melancólica.

—Yo no podía dejarte, pero sabes como son las cosas —ella hace que la mire—. Vendré dentro de un mes y estaremos juntas. Haremos esa noche de chicas, te peinaré el cabello y comeremos todos los dulces que tu panza aguante —sonrío feliz—. Así te quiero ver, mi niña feliz.

 Ella se aparta de mí, mi padre le sonríe y ella se aleja de nosotros, yéndose con el señor Seth a ese desgraciado lugar. Mi padre me abraza.

—Solo un mes y volverá con nosotros —él me suelta—. Tenemos que irnos de este lugar —él me mira aterrado. Asiento un poco tranquila.

El Ascenso De Un Imperio [III libro de la saga Dioses Universales]Where stories live. Discover now