Tristan: Ansiedad Y Una Habitación De Lujo

26 5 0
                                    

El viaje afortunadamente salió sin contratiempo. Tardamos medio día en llegar, atravesamos portal tras portal hasta pisar tierra firme. El ambiente dentro del carruaje es incómodo a pesar de ser tres personas. Compartimos el mismo asiento el ministro Hunt y yo y al frente se encuentra el ministro March observando la vista del reino del Este. Actualmente estamos en verano por lo que se llega apreciar un poco de calor, aunque no como en el planeta. El ministro Hunt también observa la vista, ya estamos dentro de la ciudad y la diferencia con el planeta es abrumadora. No recorría el reino desde que me encerraron y cuando me sacaron, no vi la magnificencia del lugar. Las calles arregladas y adoquinadas, los edificios con una arquitectura exquisita, el monumento a los dioses también es digna de admirar. En cierto punto quería que los ministros vieran que un reino puede llegar a ser tan poderoso y hermoso a la vez; y eso es lo que quiero con el planeta.

 Entramos en el camino real que nos lleva al palacio de mi padre, mi desesperación va en aumento. Ese lugar me trae pésimos recuerdos de mi adolescencia, sé que no puedo pensar en eso, que tengo que tener la mente despejada. Quiero que mi padre no vea que solo vengo por su dinero, aunque mentira no es. No voy a tocarle el tema sino se presenta la oportunidad, tampoco le soltaré que necesito dinero, no es su obligación darme nada y mucho menos hacer el papel de inversionista que no verá ni una corona de dicha inversión. El carruaje se detiene en el puesto de seguridad del castillo del imponente palacio del dios de la verdad y la justicia. No duramos mucho en la verja negra y el carruaje avanza a trote lento por el camino de grava, en los costados se encuentran los jardines, la verdad no han cambiado, siguen estando los rosales de mi madre y los arbustos con formas extrañas.

—Son unos hermosos jardines, su majestad —me saca de mis pensamientos el ministro Hunt, cosa que le agradezco enormemente.

—Mi madre siempre le han gustado, y mi padre la complace en mantenerlos —respondo honesto, aunque un poco nervioso. Son lindos, pero el elogio sería para el jardinero, no para mí. El carruaje se detiene a las puertas del imponente palacio de mi padre. El cochero se acerca al carruaje y abren las puertas del carro. Me bajo de primero, luego me siguen el ministro Hunt y por último el ministro March. La vista del imponente palacio es abrumadora.

—Bienvenidos al palacio del Este —habla una mujer que me resulta familiar. Ella se encuentra en el segundo escalón de la escalinata de la entrada—. Mi rey se disculpa por no recibirlos personalmente, problemas con la agenda. Pero se reunirá con ustedes a la hora de la cena.

—Muchas gracias por recibirnos —contesto cortés. En serio no me recuerdo su nombre. Sé que ella se encarga del mantenimiento del castillo con otro grupo de personas, pero ahora no me recuerdo su nombre.

—De nada, su majestad —ella hace una breve reverencia—. Por favor acompáñenme, les daré un recorrido del palacio.

 Cedric me hace una señal de que todo está en orden. Seguimos a la chica al interior de lo que antes era mi hogar. Los pasillos se vuelven más nítidos, los espacios se vuelven pequeños a pesar de estar diseñados para caber un sinfín de criaturas enormes. No me puede dar un ataque de nervios justo ahora. Escucho atento a la explicación de la chica, aunque me sepa toda la historia de este maldito lugar. Llegamos a la galería de arte donde se encuentra todas las pinturas regaladas o encargadas por mi padre. Hay retratos de mis hermanas y de mí cuando éramos niños, retratos de todos juntos, por separados también. Hay retratos de mi madre como estatuas de mármol de ella y mi padre. También hay retratos de mi familia por parte de la luz como central. La chica de nombre Livia, nos explica los nombres de las estatuas y pinturas como sus artistas. El ministro March escucha atentamente a la explicación y realiza preguntas de cualquier tipo relacionada al arte, creo que, si no fuese militar, sería un artista; no sé si sería bueno porque nunca he visto un trabajo de él.

El Ascenso De Un Imperio [III libro de la saga Dioses Universales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora