CAPITULO 48

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ADELAIDA

Abro la puerta de mi habitación, saco la poca ropa que tengo y la pongo en la cama, también mis tenis y los dos tacones que compre, trato de dejar de llorar pero no puedo hacerlo, la eligió a ella, eligió a Diana.

Termino de poner toda mis cosas en la cama y me suelto a gritar, no sabía que el amor dolía de esta manera, no sabía que el corazón, el cuerpo y todo podía doler de esta manera sin tener una herida de sangre.

Y lo peor es que no puedo odiarlo aunque no me eligió.

—Caperucita— canturrea Niccolo —¿Como te...que te pasa?

—Se quedó con ella— me siento en la cama —Eligió a Diana.

—Linda— se sienta a mi lado y me abraza —¿Se quedo con ella aunque le dijiste lo de...

—No le dije— sollozo separándome de él —No lo voy a amarrar con un bebé, no soy Diana.

—Pero el te ama— niego.

—Ya ni se, tal vez solo fui una jovencita con la que él se divirtió, su oportunidad para ser infiel por primera vez, por que yo estaba ahí— comienzo a llorar de nuevo —Yo estaba ahí y tal vez él sabía que podía tenerme.

—Henry no es así, lo conozco desde que nací, es mi padrino de bautizo y trabajo con él desde hace tiempo, el no jugaría con ninguna mujer— limpio mis lágrimas.

—Quiero irme, voy a irme de Alondras— me mira confundido.

—¿A donde?, no puedes...

—Me iré a Santa Mónica con mi familia, con mi papá y mi hermana.

—¿Y quien me va a cocinar?— medio sonrio —¿Quien me va a interrumpir a medio acto sexual?

Suelto una risa en medio del llanto.

—Gracias por haberme dado hospedaje aquí, no se que hubiera hecho sin ti— lo abrazo.

—Yo pienso que tienes que decirle a Henry, tiene derecho a saber— niego.

—Ya va a tener un hijo más, no necesita otro— me pongo de pie.

—Ada...

—Necesito comprar una maleta— doblo mi ropa.

—Yo te presto una— de pone de pie —Voy por ella.

Sale de la habitación.

Comienzo a acomodar toda mi ropa conforme la meteré en la maleta, no quiero irme en realidad pero tengo que, no soportare estar cerca de todos los preparativos de su boda y todo lo de su bebé.

A mi celular le entra una llamada y es Ben así que contesto.

—Hola— trato de no sonar como si estuviera llorando.

—Hola esposa, ¿cómo estás?

—Bien, ¿y tu?

—Definitivamente me escucho mejor que tu, ¿viste las noticias?

Mi nariz arde.

—Si— murmuro —Y hablé con Henry, la eligió a ella.

—No lo puedo creer, es un idiota yo no pensé que pondría un hijo por encima de su amor, existen muchos padres separados— paso mi mano por mi cuello.

—Pues lo hizo, voy a irme con mi padre a Santa Mónica— confío en el.

—¿Por que?

—Ya no quiero estar aquí, y no intentes decirme nada para que me quede por que no lo haré.

My Boss | Henry Cavill Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu