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Al día siguiente hubo varias reuniones sobre lo ocurrido. Los infiltrados estaban en aquellas celdas que se me hacían tan familiares. Jungkook estaba ocupado, demasiado, porque tenía que asistir a muchas reuniones igual que San. Yo estaba observando como Lien apuntaba y fallaba todas las flechas.

—Entonces sientes algo raro cuando se te acerca.

—Básicamente—dije sonriendo ligeramente.

—Eres un caso excepcional—dijo bufando al fallar de nuevo—Eso es que te interesa.

No, no, no, a mí no me interesaba; odiaba que se interesaran en mí.

—No es el interés en el que estás pensando.

Lien había escuchado todo el drama sobre mi odio hacia las personas y conocía el significado de interés en mi cabeza.

—Más bien te gusta, tanto como el arco.

—No seas idiota—dije negando—eso es imposible.

Ayudé a mi amigo a apuntar y miré orgullosa cuando por fin consiguió dar a la diana. Me abrazó dando saltos de la ilusión. Después me prometió alimentarme la próxima vez, ya estaba ansiosa de ver qué fruta me traía.

Andaba por los pasillos del palacio sin ningún destino definido. Unas grandes ganas de salir y pasear por el bosque me azotaron. Corrí escaleras abajo encontrándome con San subiendo, cuando pasó a su lado me agarró del brazo haciéndome frenar bruscamente.

—¿A dónde vas con tantas ganas?

Tragué saliba.

—Iba a pasear por el bosque un rato—murmuré.

San negó con la cabeza y comenzó a contarme lo peligroso que era eso, como si no me hubiera criado por allí. San se fue por las ramas, tanto que el tema de Jungkook salió a la conversación. Comenzó hablando de la mala influencia que era su hermano mayor y que no debía dejar que me corrompiera de esa manera; no sabía de qué me hablaba. Primero de todo, yo estaba corrompiéndolo a él y, segundo, que quisiera salir no era algo tan terrible.

—Al Rey no le agradas—no me digas, pensé que me asfixió porque me quería felicitar—y eso te lo has buscado por estar tan cerca de Jungkook. Seguro te ha metido ideas en la cabeza sobre mi padre; que sepas que es un buen Rey...

Claro, el Rey mentiroso que trató de deshacerse de mí además de tener ganas de echarnos de allí o encerrarnos en las celdas.  Jungkook no había influido en mi mala idea de los Jeon y sobretodo del Rey, llevaba con esas ideas desde que tuve uso de conocimiento.

Me solté del agarre ignorando las paranoias de San. Quitando esos arrebatos suyos era buena persona, sabía que algo bueno tenía que tener pero me estaba complicando el encontrarlo. No tardé ni diez minutos en estar en el bosque sentada en una de las rocas cercanas al castillo, tampoco quería alejarme mucho, solo quería un rato tranquilo sintiendo la brisa del bosque y los sonidos del mismo.

—Pensamos igual.

Mi hermano se sentó a mi lado y cerró los ojos tumbándose en la roca. Sonreí, sabía que a pesar de haberse acostumbrado a la vida de palacio seguiría añorando aquellos árboles tanto como yo.

El silencio reinaba entre nosotros, no había mucho de que hablar. Él se había hecho cercano a San, por alguna razón me inquietaba esa idea. Tal vez, se debía a la conversación que tuve con el príncipe mediano en las escaleras; puede que tema que mi hermano apoye al Rey en vez de a nuestro padre. Más bien temía perder la cercanía con mi hermano por tener ideas contrarias.

—Últimamente no hablamos mucho—susurró girando la cabeza para verme sonreír.

—Lo sé.

—Cuéntame algo que no sepa y me vaya a dejar con los ojos de búho—dijo empujándome ligeramente.

—Ya sabes que entreno en el campo de tiro con arco, me hice un amigo.

—Oh, sí, te veo a veces desde la ventana.

Me lo pensé, siempre nos contábamos todo pero realmente estaba replanteando si debía contárselo o no.

—San no para de hablar de ti, creo que le gustas. ¿Te imaginas? Salir con el príncipe.

Gustar, ¿Se refería al gustar que me había comentado antes Lein? Mi hermano, a diferencia de mí, si había socializado en el pueblo. Me llegó a decir cuando era unos años más pequeño que tenía hasta amigas en el pueblo; pero yo no era así.

—En cuento a eso—susurré.

Iba a contarle sobre los besos con Jungkook y mis ganas de vomitar arcoíris cuando lo tenía cerca, pero desgraciadamente alguien me interrumpió.

—De eso vamos a hablar, ahora.

Jungkook venía con unos cuántos guardias tras él. Tenía ojeras enormes, su rostro estaba serio y por alguna razón fruncí el ceño. Esa actitud no era la típica viniendo de él. Mi hermano chasqueó la lengua y bajó de la roca de mala manera. Mis sospechas eran acertadas, tenía odio a Jungkook seguramente por culpa de San; ¿Qué le habría dicho? Jungkook me miró, no entendía esa mirada; ¿Quién eres? ¿Qué quieres transmitirme? ¿Por qué me duele el pecho?

—Vamos, nos esperan.

Bajé anonadada por su actitud fría. Sin duda ocurría algo...

—No lo soporto—susurró mi hermano antes de comenzar a andar tras él.

Al entrar por la puerta tras Jungkook me asombré, nunca había estado en esa sala. Era espaciosa, más que el comedor, muy iluminada debido a las cristaleras que daban al jardín trasero. Había una redonda y enorme mesa en el medio, habría unos quince asientos. La familia real además de mi padre se encontraban sentados junto a un hombre que había conocido hacía unos cuantos días, el primer ministro o algo así. Mi padre me señaló la silla a su lado, caminé hasta ahí seguido de mi hermano el cual se sentó a mi lado con el rostro mostrando más confusión que la mía. Notaba el ambiente tenso, aquella reunión era para algo serio.

Mis manos sudaban, mi mirada mostraba la incomodidad en la que me encontraba y mi movimiento de dedos confirmaban que quería salir de allí. Estábamos enfrente a la familia real, los cinco nos miraban a nosotros tres. El ministro estaba en el borde de la izquierda, justo en la "esquina" del óvalo. Tragué en seco, ¿Por qué tanto silencio? Jungkook miraba a su padre con un rostro fruncido, como si quisiera gritar algo en ese momento pero se contuviera. Su mirada paró un segundo en mí antes de volver a su padre relajando el rostro, tenía algo de tristeza en su expresión.

—Hemos llegado a una conclusión para arreglar este desastre—aclaró el ministro con una sonrisa—El problema es que la sangre de los herederos está separada, solo hay que juntarla de nuevo.

Abrí los ojos como búho, sabía a lo que se refería y me parecía algo precipitado. Mi padre me miró con una mueca en el rostro y mi hermano con una ceja levantada, el idiota no había entendido.
Si antes estaba sudorosa y nerviosa ahora quería salir corriendo de la sala. Yo solo fui a bañarme, ¿Cómo cervatillos acabé así?

—Debe ser una broma—susurré mirando al Rey.

Este negó con una mueca, a él tampoco le hacía gracia la idea y eso de alguna manera me aliviaba.

—No entiendo nada—susurró mi hermano.

—Cirene se casará con uno de los príncipes—dijo mi padre mirándome preocupado.

Casarme...¡Si no sabía ni qué era la sensación que me atormentaba desde hacía un mes!

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¡¡¡Holii!!! Aún no tengo tiempo suficiente para esta historia, pero tengo unos cuantos capítulos en borradores.

Los iré subiendo muy de vez en cuando hasta que pueda centrarme en la historia de nuevo~~~

Disfruten <3

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now