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La cena fue silenciosa, nadie se atrevió a decir nada hasta que llegó el postre. Yo procedí a comer mis frutas mirando al Rey.

El miedo que esos días me había perseguido había desaparecido por el hecho de saber que no estaba sola. Tenía a Jungkook, ya no debía temer a nada, mi guardaespaldas había vuelto.

—Mañana abdicaré ante los ministros—dijo con cierta molestia, sabía que no quería despegarse del poder —El pueblo fue informado esta tarde.

Asentimos comiendo el postre.

—Mañana saldrá el heredero con su prometida frente a los ministros y el pueblo—miró a San sonriente—Jungkook, ¿Tienes prometida?

Esa pregunta tenía trampa, pero trampa era la que nosotros le habíamos hecho a él.

—Hablaremos mañana antes de que empiece la actuación que has formado—comentó antes de levantarse—Me voy a descansar, estoy agotado.

Salió del comedor sin mirarme ni un segundo, la farsa le salía de maravilla. Salí minutos después con la escusa de que trataría de dormir que llevaba días sin hacerlo, seguramente quedó realista por las ojeras enormes que me acompañaban desde hacía unos días, verdad no me faltaba al decir aquello. Sentía de nuevo los mareos y no me gustaba la sensación.

Nada más salir al pasillo me encontré con Jungkook sonriente. Estiró su mano, la entrelacé con la suya y camine junto a él hacia el baño, en donde me duche y me lavé los dientes antes de entrar a la habitación y tirarme en la cama. Jungkook se tiró a mi lado minutos después y me sonrió. Extrañaba eso, dormir con él.

—Quiero ir al bosque de nuevo —susurró mirando como me acercaba a él hasta acabar entre sus brazos.

—Yo también —contesté cerrando los ojos con el rostro en su pecho.

Sonreí disfrutando de ese olor a melocotón que tanto había anhelado volver a oler.

Desperté por primera vez con Jungkook conmigo. La sirvienta estaba regañando a Jungkook, ambos susurraban demasiado alto. Según la sirvienta Jungkook debía haberse levantado hacía más de media hora.

—Mire, ya está despierta, ahora levántese.

La sirvienta salió de la habitación echando humo. Jungkook rió por su reacción y me abrazó con fuerza.

—Tienes que irte—dije adormilada.

—Tú también vienes, tengo que presentarte,—acarició mi mejilla—prometida.

Besó mi frente y se levantó de golpe. Observé como caminó por la habitación antes de salir y dejarme allí procesándolo. Era el día, el Rey iba a abdicar y Jungkook sería coronado.

Me levanté de un salto y corrí a cambiarme.

—Puede que sí me deba poner un vestidos de esos extravagantes—dije en alto mirando mi armario.

—Te traje un vestido.

Jungkook había entrado en algún momento. Dejó el vestido encima de la cama y me sonrió como siempre, qué lindo era. Me acerqué curiosa, era un vestido verde oscuro y de pocos detalles; en su mayoría liso.

—Esto sí me lo voy a poner—dije sonriendo.

—Te espero abajo, no te retrases que ya vamos tarde—besó mi mejilla y salió.

Era extraño, no el vestido, el nuevo comportamiento de Jungkook conmigo. Me gustaba, era más atento y cariñoso pero, no me terminaba de acostumbrar.

El vestido me estaba como flecha al arco sin duda alguna. Bajé alegremente encontrándome a Jungkook hablando con mi padre. Ambos estaban sonriendo por lo que supuse que era sobre el compromiso. Abracé a mi padre por la espalda asustándolo.

—Estoy muy contento contigo, recuérdalo siempre—dijo besando mi frente—Sigue tu instinto, siempre serás una cazadora.

Abracé aún más fuerte a mi padre, era realmente el mejor padre que pudiera haber tenido.

—Vamos, te explicaré unas cuantas cosas de camino.

Un carruaje, ¡me monté en un carruaje! Las ruedas eran enormes y los caballos imponían muchísimo. Mientras yo me asombraba por el carro que nos llevaba, según Jungkook, al lugar donde su padre abdicaría y él sería nombrado Rey, Jungkook me contaba con detalle como iba a ser la ceremonia.

—Creo que lo entendí—dije insegura.

—Solo dame la mano y sígueme sin decir nada, yo me encargo.

Besó mi frente con esos labios finos y suaves. Como dijo, bajé de la mano.

Estábamos en la capital, nunca había ido a pesar de estar más o menos cerca. Los soldados nos escoltaron creando un muro inquebrantable que ni siquiera dejaba a aquellos que habían ido a presenciar la abdicación y la coronación ver quién había llegado. Subimos a una tarima, allí ya estaba el resto de la realeza. Mi padre vino minutos después junto a mi hermano. Estábamos todos en la tarima en silencio, yo entre San y Jungkook notando la tensión.

—¿Es verdad el rumor del Rey?

El Rey maldijo en bajo antes de dar un par de pasos al frente.

—Aquí presentes se encuentra la familia Jeon completa—mi padre dio un paso hacia delante e hizo una reverencia.

—Encantado, soy Jeon Kerel.

Todos se quedaron boquiabiertos. El Rey suspiró.

—Y sus dos hijos.

Hice una reverencia junto a mi hermano. Eso era incómodo.

El Rey comenzó un discurso realmente agotador sobre que había cumplido sus deberes de Rey y bla, bla, bla. Yo solo estaba aterrada de lo que fuera a pasar después. San rozó mi mano cuando su padre mencionó matrimonio de sus hijos, hablaba de cómo querían solucionar el problema de la realeza. Tragué en seco mirando a Jungkook de reojo, este parecía seguro mirando hacia delante.

—Por eso, hoy abdico dejando el poder a uno de mis hijos...

Jungkook dio un paso y comenzó a hablar. Parecía seguro de lo que hacía, desprendía un aura realmente reconfortante.

—Para ello debía conseguir una prometida.

—¿Dónde está hijo?—preguntó el Rey sonriente.

Jungkook sonrió ampliamente y me ofreció su mano. La agarré algo nerviosa y me adelanté.

—Jeon Cirene.

Sentí como tras de mí se formó el caos. Me di la vuelta ligeramente encontrándome con la boca abierta de San y el ceño fruncido del Rey. Parecían estar a punto de gritar o de cancelar aquella reunión.  Jungkook explicó que de esa manera volvería la sangre de la realeza a juntarse. Estaba aterrada, me miraban fijamente aún procesando la noticia. Jungkook me miró sonriente antes de decir que quería casarse conmigo independientemente de la sangre.

—Jungkook, ¿Qué estás diciendo-

El Rey no terminó su pregunta, Jungkook me atrajo a él y besó mis labios frente a todo el pueblo. Fue un beso de siete segundos, sí, los conté porque no pude moverme siquiera del impacto.

El pueblo enloqueció y comenzaron a gritar el nombre de Jungkook, tenía al pueblo ganado.

—¡Espera!—gritó el Rey al ver como se acercaban con un par de coronas.

El sirviente no escuchó, siguió su camino hasta estar frente a Jungkook. Otro sirviente se encargó de agarrar la corona. Jungkook se arrodilló y recibió la corona, Rey Jeon a partir de ese momento. Sonrió tras incorporarse.

—Hemos ganado—susurró.

Cirene I; Rey falso 0

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now