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Caminaba por el pasillo, llevaba cuatro días persiguiendo a Jungkook sin conseguir que me atendiera. Me ignoraba o simplemente entraba a una sala y bloqueaba la puerta.

Ya estaba mentalizada, ya tenía una respuesta, necesitaba hablar con él pero estaba muy ocupado citando chicas, específicamente hijas de los ministros o de los generales del ejército. Sinceramente, odiaba verlo por el jardín llevando a una mujer del brazo, sobretodo cuando estaba practicando con arco porque me daban ganas de apuntar a las doncellas de vestidos extravagantes.

Me choqué con mi padre cuando bajaba las escaleras para llegar al campo de tiro.

—Te noto rara últimamente.

Sonreí ligeramente, mi padre siempre me estaba vigilando aunque no lo viera.

—Es que...—revolví mi cabellera—Jungkook me enerva.

—Sé que te gusta, lo veo en tus ojos de cervatillo enamorado—dio un golpe en mi frente y sonrió—Búscalo y tráeme al yerno a pedir tu mano; quiero decirle que no para hacerme el dramático.

—¿Enamorada?

—Nunca te hablé de eso—susurró—Te gusta, ¿eso lo entiendes?

Nunca, él solía enseñarme todo lo que sabía. Pero nunca habló de eso de gustar de alguien o enamorarse.

—Lein dice que es que me guste tanto como el tiro con arco.

—Más o menos lo entiendes—dijo riendo—Estar enamorada es algo parecido. Tu estómago...

Lo sabía, lo había estado sintiendo sin saber cómo llamarlo y ahora por fin lo sabía.

—Se revuelve, tu cabeza está llena de la otra persona, tienes ganas de estar con esa persona todo el día, lo que él dice no duele igual que lo que te diga otra persona...

—Estás enamorada, pequeña. Pondrías a Jungkook sobre tí misma y ya lo demonstrate en numerosas veces, la más obvia el día de los infiltrados—me revolvió el cabello—Mi hija está enamorada de un buen chico.

Me toqué las mejillas, notaba como ardían.

—Yo estaba enamorado de tu madre—dijo pellizcando mi nariz—Me alegra que experimentes algo tan bonito.

Se fue tras un beso en mi frente,  seguí mi camino aún sonrojada.

Las prácticas de agilidad fueron amenas, pude despejarme un poco y reír junto a Lein, realmente era un amigo de primera. Le conté la conversación con mi padre, confirmó que me había enamorado y no dudó en preguntarme desesperado de quién; no pude decirle nada, si decía de Jungkook habría problemas. Él aún no sabía quién era yo y menos quién sería.

En esos momentos estaba esperando a que Jungkook terminara su extremadamente importante cita con una doncella de a saber donde. Estaba ¿Cabreada? No sabría definirlo, pero no era una bonita sensación verlo de la mano con otras.

—¿Estás bien?—preguntó San con su libro en su mano izquierda.

Estábamos leyendo en la biblioteca, como estuve viendo con mi padre en el bosque no tuve una educación muy detallada y debía al menos leer bastante de la historia y ciencia. Resoplé cerrando el quinto libro de Historia de aquella semana, ¿Cuánto tardaría Jungkook? Esas mujeres no tienen nada para que lo entretengan tanto...¿Verdad?

Miré al techo pensando en qué estaría haciendo ahora si no hubiera sido pillada en la roca con mi hermano, ¿cazar?, ¿Hacer flechas?, ¿dormir? Seguramente estaría en casa ya que era de noche.

—Perdonen, os reclaman príncipes.

San seguía preguntándome constantemente sobre qué me ocurría y yo en mi mente no paraba de pensar en por qué habían intercambiado papeles él y Jungkook. De pronto San estaba sobre mí pendiente de si me ocurría algo y Jungkook simplemente...estaba lejos, cortante y frío conmigo; paseando con lindas mujeres... Seguimos andando hasta que un sirviente me señaló una de las habitaciones. San frunció el ceño al ver que a él le llevaban a otro lugar a rastras. Abrí la puerta tras tocar y al ver a Jungkook sentado en su silla con bastante papeleo en la mesa no pude evitar sonreír ampliamente, ¡Por fin!

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now