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Miré como hervía la cazuela. Jungkook me estaba haciendo leche calentita. Ya había pasado la hora de comer y tenía claro que no pensaba salir de allí hasta que mis labios tocaran algo que regulara el frío que me había congelado el cuerpo.

—Te dije que con cuidado—murmuró.

Estornudé y sonreí traviesa. No me iba a quedar allí pudiendo rodar sobre el blanco bosque.

—¿Crees que es niña?—pregunté mirando mi estómago.

—Con que no tenga tu carácter rebelde, cualquier cosa estará bien.

Golpeé su pierna antes de que se sentara a mi lado frente el fuego de la chimenea. Me apoyé en su hombro.

—He estado pensando—murmuré—¿No podemos acusar al Rey...

—El Rey soy yo, Cirene.

—¡Me estabas entendiendo!—Jungkook sonrió en respuesta—¿No podemos acusar al Rey de asesinato e intento de asesinato? Tenemos pruebas, los sirvientes...

—Lo pensé, pero es más complicado de lo que crees. Necesitaría un investigador que no temiera a mi padre o no pudiera ser coaccionado por él.

Suspiré, parecía complicado. Moví mis pies pensativa, alguna manera habría de conseguir aquello.

—Oye, Jungkook, ¿No tienes amigos?

Él asintió con cierta duda, esperé paciente a su explicación. No me creía que con la edad que tenía no tuviera ni un sólo compañero de confianza. Yo tenía a Lein y eso que llevaba relativamente poco en castillo, Jungkook debía tener a alguien.

—Son de otros Reinos, sólo los veía un par de veces al año por negocios. Llevo dos años sin saber nada de ellos. Aunque dentro de poco hay una preciosa boda, ¿No es verdad, futura Reina?

Me sonrojé, se acercaba nuestra boda. Bueno, "acercaba", habíamos hablado que cuando terminara el invierno sería mejor, en ese Reino duraba muy poco la época de frío, sólo serían mes y medio aproximadamente.

Estaba eufórica por casarme con él, lo que eso conllevaba era completamente secundario. Ya había aceptado que sería la Reina de aquel lugar, me aterraba pensar en no satisfacer las expectativas, pero me preocupaba menos que antes. Jungkook me daba seguridad.

—Habrá que prepararlo todo en cuanto lleguemos, toma semanas hacerlo e invitar a todos.

Jungkook acarició mi rostro antes de unir nuestros labios en un lento beso. Sonreí inconscientemente, realmente Jungkook era una joya.

—Espero que no tenga tu nariz.

—Eso es cruel.

Bebí la leche de un trago. Dejé el vaso en la mesita y salimos abrigados a dar una vuelta. El día estaba frío, y no sólo por la nieve. De mis labios salía bao al hablar y la nariz de Jungkook se había puesto realmente roja.

—Una carrera para entrar en calor—sugerí estirando los brazos.

Corrí y rodé por la nieve mientras Jungkook sólo hacía bolas de nieve y me las tiraba. Su puntería había mejorado mucho desde la primera vez que trató de acertar con mi arco, ahora incluso acertaba con la mano.

—Con cuidado, Cirene...

Recordé a mi padre cuando era más pequeña y me seguía preocupado por si me caía o tropezaba con algo bajo la nieve.  Siempre fue sobreprotector conmigo. Haise también era un desastre, no había vez que no acabara con una nueva herida. Me hubiera gustado traerlo, pero necesitábamos a ese estúpido en el castillo.

Aún no me creía que tenía una criaturita en mi estómago, un posible mini Jungkook. Ya me imaginaba a este andando a gatas por el castillo. Una sensación cálida inundó mi cuerpo. Me senté sobre un tronco y seguí imaginándome situaciones. ¿Le gustaría el arco?

—¿Pasa algo?—preguntó Jungkook besando mi frente.

Negué sonriente abrazando mi estómago. Jungkook pareció entenderlo, apartó con cuidado mis manos y acarició mi estómago antes de poner su frente ahí, sobre el jersey de lana enorme.

—Papi está deseando que crezcas...

Jungkook me miró con una pequeña sonrisa. Yo, en cambio, casi me echo a llorar al escuchar eso. Besé sus labios castamente y rodeé su cuello con mis manos. Jungkook me levantó con facilidad del tronco. Al principio pensé que se lo tomaría mal, no era un buen momento y ocurrió porque, a pesar de sus advertencias, no me negué a...eso.

—Estás echa una llorona, Cirene.

—Cállate—murmuré.

No estaba llorando, estaba conmovida.

Ahora mismo era feliz, no sabía lo que me faltaba hasta que lo tuve frente a mí. Tal vez mi padre no estuviera para regañarme por estar mucho tiempo en la nieve, pero tenía a Jungkook con un ojo sobre mí por si me hacía daño.

Llegamos al lago y nos paramos allí a observar. Aún no había helado lo suficiente, el cristal formado era frágil. Estornudé cuando comenzó a nevar de nuevo.

—Esto es precioso—dijo con la vista fija en el lago y los copitos de nieve cayendo.

—¿Y tú qué quieres para la boda?

Me miró sorprendido.

—Me preguntaste por mis gustos, pero también quiero saber los tuyos.

—Tan linda—susurró acariciando mi mejilla, dejó un beso en esta y volvió la vista al frente—No me importa con tal de que sea contigo.

—Sonó muy...

—¿Empalagoso?

—¿Qué es eso?

Rió ante mi confusión. Me hizo más ejemplos para que lo entendiera y luego lo sacó de esas frases para explicarme su significado real.

—¿Azucarado?

—Más o menos. Me sorprende el poco vocabulario que tienes.

—Vivía en un bosque con otras dos personas, no hablábamos de cosas azucaradas.

Jungkook rió acercándose al lago. Metió la mano e hizo una mueca, debía estar muy fría. Bajé tras él y también toqué el agua, helada como era de esperarse. Jungkook agarró mi mano y tiró de mí unos metros hacia atrás. Después rodeó mi cintura con ambos brazos y apoyó su frente con la mía.

—Manos en mi cuello.

Obedecí rodeando su cuello con mis brazos. Comenzó a mover mi cintura obligándome a ¿Bailar? Parecía divertirse por mi mirada de miedo. Él seguía guiándome por la zona, al final olvidé que no había bailado en mi vida. Sólo apreciaba como los ojos oscuros de Jungkook no se despegaban de los míos y como la nieve caía a nuestro alrededor.

—¿Te gusta Arrow?

—¿Para qué?

Me acarició el estómago haciéndome reír.

—¿Y si es niña?

—Arrow es neutro, linda.

—Arrow entonces.

—¿No vas a tratar de convencerme para otro nombre?

Miré mi estómago y negué. No era estúpida, sabía qué significaba Arrow y no podría negarme a ese nombre. Jungkook me conocía bastante bien.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now