32

285 49 1
                                    

Tras unos días en la cama entre llantos comencé a sentirme un poco mejor. Lein estaba conmigo en la habitación, la primera vez que había entrado en una sala del castillo que no fuera la del trono me dijo. Estaba asombrado por los ventanales. Jungkook debía hacer cosas de Rey y no podía quedarse conmigo todo el tiempo, por lo que pidió a Lein que viniera. No quería dejarme sola, no después de lo sucedido; y la persona más confiable era mi mejor amigo.

—¿No habéis hablado?

Negué preocupada.

—No, no sé qué le pasa; me preocupa.

Hablábamos de mi hermano. El pelirrojo no había sido visto en los últimos días por nadie y me preocupaba, si yo estaba así de destrozada, ¿Cómo estaría él? A pesar de habernos separado tanto seguía siendo mi hermano menor, muy influenciable a mi pesar. Y no conciliaba el sueño pensando en que tal vez el próximo sería uno de nosotros.

—¿Has hablado con él?

—No...

—¡Cirene! ¡Ha fallecido vuestro padre y ni siquiera os habéis abrazado!

Me abracé y me encogí temblando, tenía razón. Mi hermano y yo éramos inseparables, ¿Qué nos había pasado? Desde que pisamos el castillo nos separaron, pero en algún momento nos dejamos de buscar. Cada uno fue por su camino, y ahora que debíamos estar juntos no sabíamos cómo. Cuando iba a gritarme seguramente otra verdad, sonó la puerta. Dos toques que silenciaron a mi amigo. Lo siguiente que vi fue la cara seria de San seguida de un deprimido Haise. Enseguida mi rostro se iluminó. San desvío la vista y miró la habitación evitando mi figura. Haise caminó lentamente hasta estar literalmente a medio paso de mi cama.

—Te odio—murmuró.

Me quedé petrificada, me esperaba el típico abrazo reconciliador o que se echara a llorar contagiándome a mí; fue mucho peor de lo previsto.  El dolor de mi pecho se hizo más fuerte y de mis ojos salieron lágrimas que ya daba por olvidadas. Traté de evitar que salieran, pero esas dos palabras se habían colado profundamente dentro de mí.

—¡Está muerto por tu culpa!

Mi culpa...

—Haise...

No me salían las palabras.

—¡Te dijo que no siguieras con esto!¡Lo mataron por tu egoísmo!

—Haise...—volví a murmurar.

No tenía claro si lo que me dolía eran sus acusaciones, por parte ciertas, o ver el rostro de mi hermano repleto de lágrimas. Estiré la mano tratando de alcanzar la suya, pero no llegué a tocarla, la alejó de mí de inmediato.

Ni siquiera me quería cerca.

—Jungkook mató a papá para que no impidiera el matrimonio...¡Es que no lo ves?

Abrí los ojos como platos al escuchar aquello. Mi mirada fue directa a la persona tras él. San sonreía ampliamente sin apartar la vista de mí.

—¡Qué le has metido en la cabeza?

Me levanté de la cama bruscamente y me acerqué a San con un aura de ira a mi alrededor. San levantó las manos y negó sonriente.

—¿Qué cojones te metieron a ti?

Miré sorprendida a mi hermano, ¿Estaba insinuando que me estaban controlando? Había algo claro allí, estaban tratando de poner en mi contra a mi familia. No iba a permitir que lo único que me quedaba estuviera en el lado equivocado.

—Desde que llegaste has estado de su lado, ¿Sabes pensar por ti misma? Ni siquiera te reconozco.

Sonreí irónica, esto se me estaba yendo de las manos. Anduve hacia él a paso lento, ya lo suficientemente cerca di dos golpes con mi índice en su pecho.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now