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Capítulo sorpresa jajajaj me apetecía actualizar.

Miré de reojo al Rey, sonreía cuando pusieron el plato en mi mesa. Negué con la cabeza y me levanté de la mesa pidiendo que me trajeran otra cosa. El rey comentó mi mala educación por no comer del plato, entonces le ofrecí cambiar conmigo platos. Se puso blanco y negó lentamente. Desde que Jungkook se fue tuve que volverme más precavida con lo que hacía, lo que comía y por dónde iba. Nunca estaba sola, Lein venía conmigo a todos lados y la comida la mandaba cambiar constantemente. No iba a ser tan fácil mandarme bajo tierra. Tenía una larga lista de cosas que hacer aún y mo iba a morirme antes de realizarlas.

—No comeré, está envenenado.

Me fui de allí sin echar una vista atrás. Llevaba una semana y un par de días sin Jungkook, se notaba que quería aprovechar su ausencia para deshacerse de mí pero, no sería tan fácil desgraciadamente.

Salí al jardín a dar una vuelta, me coloqué bien mis pantalones anchos verdes antes de sentarme en el banco de fuera. Últimamente me había sentido algo baja de energías y hambrienta, no como antes que siempre me apetecía algo, ahora se me antojaban cosas específicas sin ningún sentido. Unas moras, manzanas...

—Aquí estabas, no te encontraba.

Lein se sentó a mi lado dejando el carcaj de flechas en el suelo. Levanté la vista, el cielo estaba nublado de nuevo, el invierno se acercaba. Él cargaba con sus flechas y las mías, además de los dos arcos. Nunca se sabía cuándo lo necesitaríamos.

—Casi invierno—murmuró Lein.

Asentí sin dejar de ver como las nubes se iban moviendo lentamente por la brisa. Cerré los ojos. Tenía que encontrar una manera de que Haise se diera cuenta de todo y que viniera conmigo. Necesitaba saber que no estaba completamente sola, que mi único familiar seguía junto a mí y que no acabaría como mi padre.

Me dormí; desperté en mi cama con Lein mirando por la ventana. Ya estaba haciéndose algo de noche y mi estómago estaba rugiendo como nunca. Él no dormía, estaba la noche de vigilancia otorgándome tranquilidad para dormir, por eso en las mañanas le daba un poco más de libertad para dormir. Me la pasaba en el despacho de Jungkook permitiendo que descansara en el sofá o simplemente en el jardín con él dormido a mi lado.

Lein se alarmó al verme rogar por algo de comer y fue corriendo a buscar algo a la cocina real. Yo en cambio me levanté sintiéndome algo enferma, anduve hasta la puerta y abrí la misma. El pasillo estaba vacío por lo que caminé tratando de bajar de piso para ir al baño. No me gustaba el baño de ahí arriba.

Me dolía el estómago.

Entré con prisa, de pronto me entraron unas náuseas insoportables. Me agaché y comencé a echar, ¿Pero el qué si no había comido?

Tras el baño me encontré con San en el pasillo. Este paró en seco para dedicarme una pequeña sonrisa. Me inspeccionó completamente, creo que era más que obvio por mis pintas que no me encontraba bien. Tal vez pensaba que había comido algo de su comida, por eso sonreía.

—¿Cómo te encuentras? Parece que algo te sentó mal.

Me tapé la boca cuando sentí de nuevo las náuseas. ¿Por qué las tenía? ¿Por no comer? No podían haberme envenenado si no había comido o bebido nada de lo que me dieron.

—Sois unos asesinos, ¿Sabéis?

Su sonrisa se ensanchó, miró alrededor para verificar que no había nadie más.

—¿Yo? Yo no hice nada, Jungkook dejó la comida que quería que comieras encargada en la cocina.

Así era más fácil envenenarla, no era estúpida.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now