Capítulo 3

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Izan

Pasaron algunas horas desde que llegamos al club, del cual yo soy dueño. 

"Pecado original" fue lo primero que emprendí por mi cuenta. Lo inicié hace unos años atrás, y desde entonces no ha hecho más que crecer, hasta convertirse en uno de los clubes más exclusivos de la ciudad. La idea me vino junto con el pensamiento, de que los hombres de más poder, siempre van a necesitar un lugar donde sentirse en libertad, fuera del foco de miradas, sin ser juzgados por dejar al descubierto todos esos instintos, que se apartan de lo correcto . Y nada da más agradecimiento que brindarle a un hombre dicha libertad. 

¿Cómo cobramos la entrada? Sencillo. Ellos adquieren una deuda conmigo, pero no en dinero, eso no me interesa, tengo de sobra, sino en favores. Que luego yo me voy a cobrar. 

Una de las primeras cosas que aprendí de este mundo, es que nunca debes deberle nada a nadie. Eso podría llevarte a meterte en una posición en la que te ves forzado a hacer algo que no quieres, o de darle a los otros algún poder sobre ti. Se que estos hombres también deben pensar así, pero cuando la lujuria ceja tu buen juicio, no hay mucho que se pueda hacer contra eso. Los hombres son tan débiles. 

No por nada tomé la decisión de nombrar a Anya como mi segunda al mando. No por nada la reina y fundadora de este clan es también una mujer. 

Las personas dirán que mi cumpleaños es el día que nací, pero para mi, yo no nací ese día, sino cuando mi tía Arwen me tomó bajo su tutela y me enseñó todo lo que se, convirtiéndome en todo lo que soy ahora. Ella sin duda ha sido mi mayor inspiración. Y mi abuelo, Kian Marshall. Si, es ese, el legendario y mítico hombre. Mi padre también fue uno de los nuestros, hasta que decidió alejarse por lo que según él "no era lo suyo". Así que podría decirse que soy nieto de mafioso, sobrino de mafioso, hijo de mafioso. Esto es lo que corre por mi venas, es por lo que me llaman "hijo de la mafia". Y eso me llena de orgullo, saber y ver hasta donde llegué. 

No me creían capaz de lograrlo, pero Arwen nunca dudo. Nunca me trató diferente, o con más suavidad, por ser apenas un adolescente cuando llegué a su puerta. Siempre me exigió para dar lo mejor de mi, en todo, eso logró que me fortaleciera. Le debo tanto. Y por más que está retirada, nunca dudo en acudir a ella cuando necesito una guía. Me siento tan seguro cuando me observa con esa sonrisa llena de orgullo, y un tanto maliciosa. Suele llamarme "Mi creación". Mis hermanos se burlan de mi, diciendo que soy un consentido, pero la verdad es que no me importa, porque no es cualquier persona la que lo hace. 

Me encuentro apoyado en una de las paredes, con mis brazos cruzados, mientras sigo fumando y observando con atención, todo a mi alrededor. Nunca me permito relajarme aquí, ni bajar la guardia. Siempre me mantengo con todos mis sentidos bien alertas. Porque es como estar encerrado en una jaula con lobos, aunque yo sea el más grande, eso no implica que no deba mantenerme atento.  

- Buenas noches, señor Markov. - me saluda al pasar uno de los clientes, extendiéndome su mano. La tomo y la estrecho sin prestarle mucha atención, entre tanto sigue de largo. 

Mi apellido es Marshall, pero todo aquí en la ciudad me conocen como Markov, que es el nombre del clan original de Arwen. Lleva ese apellido por mi tío Cassian, su esposo y también líder, además de otro mentor para mi. Como ellos dos nunca tuvieron hijos, y yo he sido lo más cercano a uno, tomé la decisión de tomar también ese apellido. Me gusta. Suena fuerte y para todos aquí significa algo. Ellos dos se aseguraron de que así sea, y planeo yo seguir con ese legado. 

Dirijo mi vista hacia la barra, dónde escucho barullo  y revuelo entre la música. Y lo veo al recién llegado, charlando animadamente con los que atienden, además de los clientes. Me acerco allí. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Where stories live. Discover now