Capítulo 39

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Vittorio

El trayecto de vuelta fue silencioso. Yo no pensaba abrir la boca, y por suerte él tampoco lo hizo. Y nunca estuve más agradecido por algo. 

¿Qué fue lo sucedió allí? La verdad es que no tengo ni puta idea de que demonios fue eso. Lo que si se es que fue uno de los momentos más íntimos que he tenido con alguien. Y encima fue con él, y no lo vuelve más sencillo. 

Estoy en la habitación, caminando de un lado a otro, cuando oigo que tocan la puerta. Me detengo en seco. El corazón me queda en la garganta. 

No pienso abrir. Ya veo que es él, y quiere hablar de lo que sucedió, o me pide explicaciones de por que dije su nombre como si estuviéramos en una película porno, o en esa de "Llámame por tú nombre". Oh no, no abriré. Me quedaré aquí dentro toda la maldita vida. 

Vuelven a tocar. - ¡VITTORITO! - oigo la voz de Novak al otro lado. - Abre, se que estás. Te oigo moverte como un frenético. 

Suspiro con pesar y me dirijo a la puerta. La abro y me lo encuentro al otro lado, observándome divertido, pero su sonrisa se borra. 

- ¿Por qué tienes esa cara de trastornado? - preguntando entrando a la habitación. Cierro la puerta. - Es como si un tsunami te hubiera impactado en la cara. 

- Gracias por dejarme solo. - le reprocho molesto, cruzándome de brazos. 

Todo esto es culpa suya, por haberme dejado con él. Si me hubieran esperado y hubiera ido con ellos nada de esto habría pasado y en estos momentos no estaría con mi cabeza dándome vueltas como una carrusel que no se detiene. 

- Creí que te gustaría un tiempo a solas con tú pre...

- No te atrevas a terminar la palabra. - sentencio firme. - Que me largo de aquí. 

Levanta las manos en señal de rendición. - Está bien, está bien. Entendí tú punto. 

- Bien. - digo de forma brusca. 

- ¿Qué sucedió? - pregunta extrañado. 

- Nada. - respondo tajante. 

- Ese nada suena más bien a todo lo contario. 

- Solo fuimos a caminar. - menciono sin darle importancia, pero mi corazón me traiciona cuando este empieza a latir con fuerza. 

- Los vimos llegar empapados. 

Me encojo de hombros. - Nos metimos al agua, gran acontecimiento. - menciono con sarcasmo. 

Levanta una ceja con sorpresa. - Tú evitas el agua. - habla con voz serio. 

- Lo sé... - susurro. Mis ojos me arden al intentar contener las lagrimas. 

Apoya una mano en mi cabeza. - No puedes seguir evitando las cosas, o haciendo de cuenta de que no sucede nada. - dice. - En algún momento debes enfrentarlas. 

- Lo vengo intentando por años, y fallando...

- ¿Pero sabes en que es diferente ahora?

- ¿En que? 

- Que no debes hacerlo solo. No si no quieres. Nosotros estaremos ahí. No lo haremos por ti, te acompañaremos. Ya sea a tú lado, o cubriéndote la espalda. Hay que saber pedir ayuda, Vitto. 

- Cuando te acostumbras a estar solo por tanto tiempo, y a lidiar con toda la mierda por tú cuenta, es difícil hablar con otros.  

- No se lo que es eso, siempre he podido contar con alguien, ya sea mis hermanos, mis padres. Así que no se por todo lo que has pasado y vivido. - hace una pausa. - Pero me conoces, sabes lo insistente que soy. Suelen decirme que soy el más intenso de mis hermanos. Y te voy a dar un spoiler de nuestra amistad, no te voy a dejar en paz, nunca voy a detenerme en insistir. Y lo seguiré haciendo hasta que te entre en esa cabeza tuya que siempre voy a estar ahí, y que podrás contar conmigo para lo que sea. Por lo que cuanto antes lo entiendas, menos fastidioso te va a resultar. - se sienta en el borde de la cama. - No me iré de aquí, hasta que no me cuentes que es lo que te molesta, o perturba. - palmea el colchón. - Tengo todo el tiempo del mundo. Me perderé mi fiesta, en realidad no me interesa. Tú si. Elige. Solo ten en cuenta de que en unas horas estarán todos fuera de la puerta y tampoco se querrán marchar. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt