Capítulo 36

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Vittorio

Y luego de unas horas de vuelo, los cinco arribamos a destino. Al Norte de Italia. 

Y la verdad es que no doy crédito a lo que ven mis ojos, porque no parece real. Es un hermoso lugar con aire fresco, aguas turquesas y transparentes, el cielo despejado y celeste, un bello paisaje montañoso, todo rodeado por un lago. El Lago de Como. 

Y como si todo ya no fuera salido de un sueño, llegamos al hotel donde nos vamos a quedar. Una enorme mansión antigua y elegante, rodeada de elevaciones, todo verde, con el lago rodeándola y una vista como no he visto jamás en mi vida. 

¿Qué se sentirá despertar todas las mañanas en un lugar así? Y creer que tú vida es una especie de sueño hecho realidad. 

Quisiera eso en la vida. Despertarme y poder estar bien, pensar que no necesito más que lo tengo, así sea mucho o poco, pero al menos tener esa paz de decir "Estoy bien." 

- Sobreviviste a tú primer vuelo, Vittorito. - comenta Novak divertido, sacándome de mis pensamientos y pasando su brazo por encima de mis hombros. Nos encaminamos hacia la entrada de la enorme propiedad. - ¿A que fue estupendo? 

- Claro. - respondo dudoso. La verdad es que quería bajarme apenas empezó el vuelo. 

- Recién ahora esta recuperando el color de la cara. - señala Astor, a mi otro lado. Me mira. - Estabas tan blanco que por un segundo creí que habías visto un fantasma. 

- No lo molestes, que no todos llevan bien el tema de volar por primera vez. - lo regaña Kai, junto a él. - Es difícil no pensar de que existe la posibilidad de que el avión se caiga y nos estrellemos en el mar, para luego ser comida de tiburones. 

- Volveré a píe. - anuncio. - No pienso volver a subirme a esa maquina de la muerte voladora. - sentencio.

- Tranquilo. - dice Novak. - Que nunca se ha caído uno de nuestros aviones. O al menos por el momento. Para todo hay una primera vez, supongo. 

Lo miro incrédulo. Los cuatro hermanos ríen. 

- Dejen de fastidiarlo. - los regaña el Sr. Marshall parado en la entrada de la bella casa. Me mira con esa sonrisa amable. - No les hagas caso. 

- Solo jugamos con él. - comenta Astor. 

- ¿¡A expensas de dejarme traumas!? - exclamo. 

- Te daremos el número de nuestra psicóloga. - sigue el menor de los Marshall. Pongo los ojos en blanco. 

El señor Marshall ríe y me extiende su mano al detenernos frete a él. - Es un gusto volver a verte, Vittorio. 

Tomo su mano y la estrecho. - Igualmente, señor Marshall. 

- Renn. - me pide él. Asiento con una sonrisa. 

- Señor Marshall. - se burla Astor. - Al oír eso te imagino con un bigote, papá. 

- ¿Se acuerdan esa época en la que se dejo el bigote? - les pregunta Novak a sus hermanos. 

Ríen. - Si, y que mamá nos hizo cómplices para que la ayudemos a afeitarle el "mostacho Marshall", como lo había nombrado. - sigue Kai, mientras ríen a carcajadas, a pesar de la cara de fastidio de su padre. Sonrío. 

- En ese momento estaba de moda. - replica el patriarca de la familia, apuntándolos con el dedo, entre tanto ellos siguen riéndose. - Se veía sexy. 

- ¿Sexy? Parecías Ned Flanders. - dice Kirian. - Mamá dijo que te parecías a uno de esos dibujos animados de los huevos rancheros. 

- ¿Qué tanto parlotean? - pregunta la señora Marshall parándose al lado de su esposo.  

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora