Capítulo 30

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Vittorio

Tenía 10 años cuando nació Mark... 

Fue una verdadera sorpresa para mis padres, en especial para mamá. Ella se había operado para no tener más hijos, decía que con uno ya era feliz. Es por eso que su llegada no fue tan sencilla, y vino con muchas complicaciones tanto durante como después del embarazo. Ambos casi mueren, pero lograron salir airosos. 

Mark nació prematuro, y con varios problemas de salud que tendría lidiar toda su vida, pero eso no le quito la alegría a mis padres, que lo veían como un bebé milagroso. Yo, por el contario, no lo conocía siquiera y ya lo odiaba. Puede que hayan sido los celos al tener que pasar a compartir a mis padres, o que ahora ellos giraban en torno en él, olvidándose de mi. O puede que desde pequeño ya era una maldita mierda. 

Me inclino más por la ultima opción. 

Siempre fui considerado un niño raro por toda la gente que me rodeaba, es por eso que no tenía amigos. Nadie me quería cerca. Es por eso que puede que no debería haberme fastidiado cuando mis padres decidieron que nos mudaríamos de ciudad, para estar más cerca de los mejores doctores, y así Mark tuviera la mejor atención medica, pero sin embargo me molesto. 

Estaba tan lleno de resentimiento y frustración, siempre me encontraba molesto. Puede que por eso, ese primer día en mi nueva y prestigiosa escuela, Dylan se me acerco. Él era el popular de la escuela. Todos querían estar con él, todos quería ser como él, todo querían ser parte de su grupo selecto de amigos, y por alguna razón me escogió. Eso no ayudo a que se suavizara mi caracter, sino todo lo contario. Porque no era solo el chico popular, sino también el bully...

Ahí comenzó mi faceta más oscura, aquella que desearía borrar. Me avergüenzo y me doy asco de mi mismo de solo pensar en lo que hacíamos...

Nos divertíamos molestando a otros chicos. Golpeándolos, encerrándolos en los casilleros, quitándoles su ropa de los vestuarios, metíamos sus cabezas dentro de un inodoro para que tragaran agua sucia. Lo que sea hasta hacerlos llorar, no nos deteníamos hasta entonces. 

Afuera de la escuela no éramos mucho mejor. El hermano mayor de Dylan nos compraba alcohol, le quitábamos el auto a su padre y conducíamos ebrios, sin importarnos si lastimábamos a alguien. 

Pese a que era un idiota, tenía una novia. Tori era la chica más bonita y dulce de la escuela, y por un extraño motivo me dijo que si a salir conmigo. Pero para mi no era suficiente, me parecía poca cosa. Así que la engañe, en repetidas ocasiones, con tantas chicas que no recuerdo ni sus rostros, mucho menos sus nombres, pero si me acuerdo de una sola en particular, porque era la novia de mi supuesto mejor amigo. 

En casa las cosas eran igual que desde que nos habíamos mudado allí. Papá viajaba mucho por el tema de las notas del periódico en el que trabajaba, que para él eso era lo más importante de su vida, ese prestigio que se había ganado como periodista, que hizo que posicionara a su familia en segundo lugar. Para mamá, lo era Mark, se dividía entre él, y su trabajo como cirujana en el hospital, pero siempre priorizando a "el centro de su mundo" como ella le decía. 

Yo no le importaba a nadie.... o puede que a una sola personita...

Mi hermano era el niño más adorable que podría haber existido. Era tierno, inteligente, amable, divertido. Y lo odiaba. Lo odiaba por no poder hacer odiarse. 

Ese verano yo tenía 17 años. Estaba a punto de terminar la escuela, conseguí entrar a Harvard. Pasaríamos de una escuela de elite, a una universidad con gran prestigio. Con Dylan estudiaríamos negocios empresariales. Queríamos ser como esos hombres exitosos, así como su padre, que iban con esos coches lujosos y sus trajes siempre impecables, que siempre tenían una chica bonita colgada del brazo. Deseábamos mantener el buen estilo de vida que nos habían proveído durante toda nuestra existencia. La verdad es que éramos unos malcriados, arrogantes, que nos creíamos dueños del mundo. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Место, где живут истории. Откройте их для себя