Capítulo 29

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Izan

Luego de la llegada de mis padres, el resto de nuestra familia comenzó a llegar. 

Lo que no le dije a Vittorio, es muchas veces yo también me siento abrumado y fuera de lugar, incluso con mi propia familia. Es por eso que suelo encerrarme un rato en la biblioteca, para tener un poco de silencio y paz mental. Por algún motivo es el unico lugar dónde lo consigo, es por lo que no dejo que nadie entre allí. 

Estoy sentado en el sofá que está frente a la chimenea, mientras una de mis manos rodea un vaso, y en la otra entre mis dedos reposa un cigarrillo, al cuál le doy una calada entre tanto. 

- Todo parece indicar que aquí es la verdadera fiesta. - oigo su voz a mis espaldas, lo que me hace sonreír instintivamente. - ¿Tienes para mi? - pregunta luego. 

- Siempre para mi persona favorita. - respondo. 

Deja un beso en mi cabeza. - Te he adiestrado bien. - se sienta a mi lado, luego de también servirse un vaso. 

- Me gusta más el termino "educar". - le pongo un cigarrillo en sus labios y se lo enciendo. 

Le da una calada. - Es significado es el mismo. - dice restándole importancia. 

Ambos fumamos a la par, en silencio. 

- Sabes, es curioso porque nunca le di mucha importancia a está habitación. - comienza a decir. - Solo la veía como una especie de pasillo hacia dónde era nuestra morada, jamás me detuve a observarla. 

- Es mi preferida de la casa. - confieso. 

Me mira con una sonrisa dulce. - Si, porque la hiciste tuya. - sigue. - Es como si todos esos años te hubiera estado esperando a ti, para que refleje de alguna forma tú esencia. Todo lo que eres se puede ver aquí. O al menos cuando te pienso, siempre te asoció a este lugar. 

- ¿No a sangre, balas y arrogancia? - pregunto divertido. 

Ríe. - Eres mucho más que eso. - dice. - Y el que no sabe verlo es un idiota. 

- ¿Por que dices eso? - pregunto extrañado. 

Se encoje de hombros. - Alguien tiene que decírtelo de vez en cuando. 

- ¿Qué tal les fue en su viaje? - pregunto cambiando de tema. Doy una calada al cigarrillo. 

- Bien. - responde cortante, sin darle importancia. - ¿Quién es ese chico? - pregunta en cambio. 

- Creí que ya Novak lo había presentado. Es un amigo suyo. 

- Pura mierda. A mi no me mientas. - sentencia. 

Suspiro con fastidio. - ¿Cuándo te vendí mi alma también te di la capacidad para leer mi mente? 

- Me basta con ver tú cara para saber que te sucede. A mi no puedes ocultarme nada, pensé que ya lo sabías luego de tantos años. 

- ¿Nada? ¿Segura? - pregunto divertido, pero enseguida me arrepiento. 

- ¿A que te refieres? - pregunta.

- Solo bromeaba, no importa. 

- Porque si te referías a cuando te revolcabas con Viktor, yo...

- ¿¡TE LO DIJO!? - exclamo muy sorprendido, abriendo ampliamente los ojos. 

Lanza una carcajada. - Ay, ojalá le hubiera sacado una fotografía a tú cara. - me pelliza la mejilla. - No, no me lo dijo. Ni siquiera sabe que lo se. 

- ¿Entonces como rayos lo sabes? 

Levanta una ceja. - ¿Tengo que recordarte quién soy? 

Suspiro haciendo mi cabeza para atrás. La miro, ella tiene una sonrisa divertida en su rostro, mientras sigue fumando. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora