Capítulo 15

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Vittorio

Luego de un rato, me decido por salir de la habitación. Comienzo a caminar por los largos pasillos, pasando por las tantas puertas que hay, que no puedo evitar preguntarme que habrá detrás. 

¿Serás solo habitaciones? ¿A alguna esconderá algún secreto? Como todas las casas antiguas. Está sin duda es muy bonita, se nota que está restaurada y bien cuidada. 

Llego hasta la reluciente escalera de madera y desciendo por está. Al llegar al recibidor, quedo allí parado, sin saber bien para dónde ir. Me decido por atravesar la puerta delantera, que al otro lado de está hay un guardia de seguridad a cada lado. Ninguno de los dos se mueve, ni siquiera para observarme, tampoco dicen nada, por lo que sigo avanzando, pero en lugar de encaminarme para la entrada a la propiedad, la rodeo, encaminándome hacia la parte trasera que se ve desde la ventana de la habitación. 

Camino a paso lento por el jardín. Es una bonita tarde de verano, el sol aún están en lo alto, hace calor, pero hay una leve brisa, que no se percibe en la ciudad. Todo es más ligero aquí, lo que es extraño dado que es la mansión de unos criminales. 

Ojalá tuviera mi cámara. - pienso para mis adentros. 

Saco el paquete de cigarrillos del bolsillo de mi pantalón, lo abro y me llevo uno a los labios. Empiezo a tantear mi cuerpo y me percato de que no tengo como encenderlo. Suspiro con fastidio. Carajo. 

Miro a mi alrededor y distingo a un hombre a lo lejos. Este está en cuclillas, de espalda, frente a uno de los tantos arbustos que rodean el muro, los cuales están lleno de unas enormes y coloridas flores. Camino hacia allí y me detengo al quedar detrás suyo. Noto que en su mano tiene una pequeña pala, la cuál usa para trabajar la tierra, mientras tararea una canción que no llego a distinguir cual es. 

- Disculpe, señor... - lo llamo, haciendo que su voz de detenga de golpe. - ¿Tiene fuego? - pregunto. 

Se incorpora, dándose la vuelta, por lo que choco con su presencia. Esa altura, que me lleva una cabeza, esos hombros anchos y marcados, y ese pecho sacado para adelante, con orgullo. Me mira divertido. 

- Claro. - me dedica una sonrisa arrogante. - Pero no quemarás mi casa, ¿verdad? 

Doy unos pasos atrás, ya que estoy muy cerca suyo. - Había planeado empezar con las cortinas de la habitación, no me gusta ese color. - respondo. Él parece complacido de oír mi respuesta. - ¿Me darás fuego para encender el maldito cigarrillo? - levanto mi mano, la que lo tiene entre los dedos. 

- Solo si me das uno, dejes los míos adentro. - dice, soltando la pala a un costado, junto a las demás cosas de jardinería. 

- Pues, ve por ellos. 

- ¿No quieres mi compañía? - pregunta con curiosidad. 

- No. La verdad que no. - respondo. 

- En ese caso, con más razón me quedaré contigo. 

- ¿Qué no tienes otro lugar en el que estar? Novak dijo que tenían de reunión, o algo como eso. 

- Ah... ya veo de donde sacaste tanta información para ese articulo tuyo. Hablaste con el bocaza de mi hermano. - dice cruzándose de brazos. Lleva puesta una remera blanca, de mangas cortas, por la que quedan al descubierto sus brazos tatuados. - Agradezco tú preocupación, pero soy el jefe, la reunión no empieza hasta que yo llegué. Si quiero llegar dos horas después, ellos deben estar aguardando allí. 

- No era preocupación. Ustedes si que saben confundir conceptos. 

- ¿Me darás un cigarrillo, o no? - pregunta. - De nada te sirve tenerlos, si no puedes encenderlos. 

Hijo de la Mafia (Mafia Marshall IV)Место, где живут истории. Откройте их для себя