2. La fiesta

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La alarma suena a eso de las 5 y media y de inmediato recibo un almohadazo.

-¡¿Qué te pasa loca?! Es sábado-grita Liza tapándose hasta la cabeza, dejando los pies por fuera.

Me apoyo en el respaldo de mi cama bostezando, mis ojos como platos no pueden dejar de ver el almohadon que me lanzo.

-Lo siento, Liz. Es para ir acostumbrándome a la nueva rutina de horarios.

Saca la cabeza de debajo de las sabanas y me rueda los ojos.

-Que pesada, los sabados estan para descansar y más sabiendo que el lunes empieza la tortura.

Me río y niego antes su lógica de los sábados.

Nunca he desperdiciado un solo día de mi vida y no lo haré ahora.

Me levanto decidida y corro a las duchas donde solo se permiten mujeres, el que sean compartidas me hace apresurarme. Vuelvo a la habitación y me coloco unas
medias de invierno con un vestido de los que amo usar.

Peino mi melena rubia y me apresuro a tomar mis cosas.

-¡Saldré!

-¡Diviértete!

Entro al cuarto de Kathe con la llave que pidió extra, espero no incomodar a su roomie. Su compañera está en el escritorio con una pila de papeles alrededor. Parece estresada y me gustaría poder ayudarla, pero ni siquiera me mira o saluda. Pasó de largo, me agacho a la altura de la cara de mi mejor amiga y le pellizcó la nariz para que despierte.

-¿Mmm?

Saco la tarjeta con límite insuficiente que me dieron mis padres.

-Feliz cumpleaños, feliz navidad y feliz día del amigo-se la dejo en la mano y abre unos ojos como platos.

-¡Estás loca!

-Disfrútalo, me voy.

No la dejo replicar y me largó de allí.

El campus está lleno de adolescentes recibiendo a los estudiantes que no llegaron ayer y lo hacen hoy. Nadie me mira, pasó desapercibida para mi suerte. Chequeo en mi celular la parada del autobús que debo tomar, pero choco con alguien por distraída.

-¡Lo siento, lo siento!-el dueño de la voz masculina me ayuda a recoger mi celular, entregándomelo, por suerte no se rayo.

-Gracias.

-Carter-se presenta y recibo su mano.

Es un chico de pelo castaño claro con ojos del mismo tono. Es de mi estatura y tiene una sonrisa amable que devuelvo cuando se queda a la espera de mi nombre.

-Samirah.

-¿Estás en alguna fraternidad?-pregunta con interés.

Niego con una sonrisa. Ni de broma.

-No, estoy quedándome en las residencias estudiantiles.

-Oh bueno, ojala nos veamos por allí-se ruboriza un poco.

-Claro.

Se acerca dándome un volante antes de salir como si lo persiguiera el diablo. Bajó la vista al papel y es una invitación a una de las fiestas de fraternidad, supongo que será la suya y por eso me invita.

Nunca fui a una fiesta en la que haya posibles jovenes alocados, hormonados y alcoholizados. La máxima fiesta que fui fue la de fin de curso y todos éramos unos inexpertos que apenas probamos el vodka, algunos se pusieron ebrios con un solo vaso, otros vomitaron y yo lo repudie... Su sabor es horrendo, aunque si lo mezclo bien con jugo es pasable. Kathe entra en la categoría de las que se emborracharon.

INOCENTE TENTACION [01]Where stories live. Discover now