INOCENTE TENTACION [01]

18.Familia

Velkan

La verdad es que me importaba una mierda que iba a ponerme o no en el evento "benéfico" de mi familia, yo solo deseaba ver a mi padre, que sepa que el trabajo que me encomendó estaba yendo por buen camino, para que por una vez por todas confiara en mí y me dejara volver a Rumania, a mi maldito hogar.

Sasha insistió tanto en ir todos juntos a la tienda de la cual Viorica es dueña aquí en Washington que me harto y acepté venir con tal de que se callara. Por una parte no quería ir porque sabía que iría Samirah. El recuerdo de ella rechanzando mi invitacion para ir juntos como mi acompañante al evento, pero aceptando ir con el idiota de Carter, me pondria de mal humor y le soltaria un par de verdades a la cara.

No me importa por ella o porque querría que fuera conmigo realmente. Mis motivos eran otros, pero ella no tiene porque saberlos, todavía.

Hacerla caer completamente por mi no está siendo tarea fácil, ya que por algún motivo se resiste a la atracción y deseo que siente hacia mi. No es que yo no sienta nada, porque cada vez que la veo las ganas de poseerla y corromper hasta el último milímetro de su alma y cuerpo me ponen a hervir la sangre.

Samirah parece ser más compleja de lo que creía, suponía que sería una niña ricachona y creida a más no poder, por ser parte de una de las familias Elite de New York, sin embargo, sorprendió con su actitud temeraria por momentos y dulce por otros.

Nos pasamos la tarde entera en "Eternia" y no ir a buscarla para follarla contra los espejos de los probadores fue una prueba de fuego que pase con éxito cuando su rechazo venía a mi mente. A mi nadie me rechazó nunca como para que venga una niñata a decirme que prefiere ir con un comemierda antes que conmigo.

A la noche tuve que aguantar otras dos horas de charlas estúpidas durante la cena cerca del centro de la ciudad y otra hora más para que Nicoleta aceptara quedarse en el hotel donde se hospeda por unos días y no me siga hasta mi casa con la intención de hospedarse allí, ya hay suficientes mujeres pesadas en la mansión como para agregar otra.

Nicoleta es amiga mía desde que soy un niño y nuestras familias más que socias son amigas de toda la vida, nuestros padres fueron al instituto y se formaron juntos. Sé que en el fondo desean que algun dia nos casemos y les demos herederos, pero mi padre sabe muy bien que esas mierdas conmigo no podra, para eso tiene otro hijo al que joder.

Además de ser una castaña preciosa de ojos verdes, alta y un buen cuerpo aunque sin tantas curvas, le tengo confianza y se podría decir que un cariño especial como a Viorica, aunque esa si que esta loca y es más zorra que cualquiera. En cambio, Nicoleta a veces puede llegar a confundir las cosas y tengo que bajarla de la nube de ilusiones que se hace ella sola con palabras crudas, aunque reales. Viorica a diferencia de Nicoleta, sabe muy bien como son las cosas conmigo y eso se debe, a que ella es parecida a mi, en ciertos aspectos.

Cuando desvirgue a Nicoleta, teníamos 15 años. Ella con la cara roja de vergüenza y nervios me pidió que le haga el amor, yo con la misma edad que ella, solo pude reírme y follarla a mi gusto, no recibí quejas, le gustó y tuvo su primer orgasmo conmigo. A partir de ahí, comencé a gustarle más y pasamos a tener una relación de amigos con beneficios.

Últimamente regalo muchos orgasmos a niñas virginales..

Al llegar a la mansion luego de dejarla en su hotel donde se queda con sus padres, maldigo internamente que el idiota de Mark este tan enamorado de la molesta de su novia como para traerla a vivir con nosotros, hecho que nos tiene a todos nerviosos y cuatelosos de cometer algun error y la rubia se vaya de boca, ya que demostro ser una chismosa.

Las risas que vienen del salón se escuchan hasta acá, así que prefiero subir directo a mi habitación donde cierro la puerta con pestillo para que nadie joda y me saco la ropa introduciendome a la ducha. El agua fría relaja los tensos musculos de mi cuerpo, no por mucho cuando las imágenes que estuve tratando de sacar de mi mente y sueños, regresan como una ola de calor intenso. Un escalofrío me recorre la espina dorsal y me siento un puberto cuando los gemidos de la niña buena resuenan en mi cabeza poniendomela dura en dos segundos.