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-Sabes, no entiendo por que me hago esto, por que me haces esto...
-Yo...
-Tenía fiebre, no estaba alucinando, te ví -una lágrima escapó de mi ojo-.
-Yo... No sabía que estabas despierta...
-Eso no importa, despierta o no habrías besado a Kate... Yo... Lo siento -me senté en el suelo-.
-Que? Algo te duele? -se agachó a mi altura-.
-Me duele el corazón, me duele esto... Ella tiene razón en algo... Nunca pararé de buscarte para traerte aquí... Para retomar nuestra vida...
-No me busques más, se feliz.
-Cuando no estás soy infeliz... No lo entiendes? Por momentos está bien, pero... Toda la vida? No creo poder con eso...
-No, no digas idioteces, claro que puedes con todo lo que quieras.
-No me hables como comercial de muñecas, no puedo... No puedo -negué con la cabeza-.
-Oye... -acarició mi mejilla- Todo va estar bien.
-Ya te dio el boleto? -lo miré, mis ojos me palpitaban de lo rojo que estaban-.
-Si...
-No me digas cuando... No me digas... No te despidas... No quiero tener una maldita despedida, no puedo vivir llorando por un fantasma.
-No necesitas hacerlo, olvídate de mí...
-Lo dices tan fácil porque tú ya lo hiciste, siempre me pregunté si yo estaba más enamorada o tú... La respuesta estaba enfrente de mis ojos. Yo te amé más de lo que tú lo hiciste...
-Yo... Yo te amo...
-Cállate, cállate -tape mis orejas con mis manos-.
-Se alejó, se sentó al otro lado de la habitación- Lo lamento, esto lo provoque yo... Con las citas, las salidas... Los besos...
-Siento como si atravesarás algo por mi corazón y lo sacarás lentamente, me siento mareada, puedo ver toda la sangre que pierdo... No puedo seguir... Lo intenté, lo juro -abrase mis rodillas-.
-Yo sé que lo hiciste... Lo lamento... Lamentó seguirte lastimando... Lamentó verte así...
-Yo lamento haberte conocido, -lo miré- lamento enamorarme de más, yo sabía que era una mala idea desde el inicio.
-No, no, lo nuestro fue hermoso, antes de esto. Eso no lo olvides.
-De que sirve los recuerdos de antes si ahora me siento muerta en vida, dime -puse una mano en mi corazón-.
-Yo... Lo lamento...
-Dices lo mismo.
-Lo sé... No sé que más decirte...
-No quiero que te vayas... No lo quiero... Pero no puedo seguir así... Por ti he hecho cosas que jamás creí posibles... Pero... El precio es demasiado alto.
-Lo sé...
-Solo yo estoy pagándolo, tu solo huyes de mi... Cómo si la del problema fuera yo...
-No lo eres, soy yo.
-Y? Que harás con eso? Solo vas a huir y me dejaras atrás, sola.
-Yo... No estás sola...
-Deja la mierda esa, yo sé que está Mozzie, Peter, Diana, pero no me creen... Creen que estoy loca... Puede que si lo esté.
-No... No digas eso...
-Kate dijo que tal vez haría algo impulsivo para que te quedarás. Crees que no noté como guardaste los cuchillos y los tenedores... Pero en eso si se equivocó, jamás haría algo así por ti... No eso.
-Me alegra saberlo.
-Ya no tengo fuerza para más, -lo miré- si te vas... No te buscaré... No recorreré el mundo por ti... No voy a tener todo tipo de información sobre tus posibles paraderos... Tus alias... -saqué las lágrimas-.
-Si me voy es para no volver? -me miró-.
-Si te vas no vas a volver... Nunca.
-Lo entiendo.
-Espero te quedes... Pero si algo aprendí de ti fue... No esperar nada... Sabes...
-Que?...
-Encontré esa caja, la blanca aterciopelada, tenía un anillo de compromiso... Estaba en uno de tus escondites... Lloré tanto...
-Encontraste el anillo? -se veía sorprendido-.
-Claro que si... Estaba tan ilusionada, hasta que vi el tallado que tenía en anillo "Con todo mi amor, para ti, K. Te ama, N." -lo miré- Pensé que era para mí... Quise pensar que era un error... Que estaba mal...
-Yo... Lo lamento...
-Yo ya no puedo, te veo, se me acelera el corazón... Te quiero besar... Te quiero conmigo... Y luego duele.
-Me iré.

Lo mire incrédula, una parte de mi quería escuchar que se iba a quedar. Idiota. Lo mire, veía el suelo, me levanté y caminé al armario, cerré con seguro y me senté en el suelo. No tenía a nadie, mis padres habían muerto, no tenía hermanos o hermanas, mis papás eran hijos únicos. No tenía a nadie.
Saqué una colcha y me acosté en el suelo, lloré toda la noche. Sentía como mi corazón ardía, quemaba. Me congelé en algún punto por el frío.
Desperté sin saber la hora, mire por el espejo de un solo lado dentro del clóset, había luz. Me vestí y me até el cabello en una coleta. No hay forma de disimular lo fatal que me veo. Intenté que el maquillaje ayudará a disimular mis ojeras y los ojos rojos, me veía peor que un zombie.
Salí lentamente, estaba dormido sobre la cama, posiblemente iba a ser de las últimas noches que un a estar aquí, tomé mi teléfono y saqué una foto de el, se veía perfectamente su cara.
Salí y empecé a caminar, se me había olvidado tomar una gabardina, llevaba un traje con unos pantalones negros y tacones bajos. Me abracé a mi misma hasta sentarme en un banca a unas cuantas calles del trabajo, mi nariz estaba fría, mis manos congeladas y me tintineaban los dientes, no lo podía controlar. Estaba por levantarme cuando un auto se estacionó delante de mi, un Ian salió del auto, me miró a la cara.

-Jefa.
-Hola.
-Ven, vas a morir de frío. -me levanté y me pasó sus brazos por mi espalda, luego abrió la puerta del copiloto- Por favor, sube.
-Eso hice, dió la vuelta y me miró- Estoy bien.
-Claro que no, -se quitó la gabardina y la colocó encima de mi- estás mal.
-Eso no es amable -tocó mis manos, mi frente y mi nariz, luego prendió la calefacción-.
-Estas helada, que pasó? -tomó una de mis manos entre sus manos, luego sopló para dejar calor en ellas-.
-Que haces? -lo miré y salieron lágrimas de mis ojos-.
-Te duele algo? Estás bien? Dios...
-Tengo las manos frías -las mire, un par de lágrimas cayeron en ellas-.
-Que pasó? -giró mi rostro y me miró-.
-Tengo las manos frías.

Me desate. No podía dejar de llorar, el hueco en mi corazón se hizo más grande. Sentía las miradas de todo el mundo sobre mi, no me importaba. Ian arrancó el coche y se estacionó en un lugar mas privado.

-Lo siento, yo... No sé que me pasa -intenté controlar las lágrimas, sin mucho éxito-.
-Esta bien -tomó mis manos y las calentó con sus manos-.
-No, yo... No... -aleje mis manos, el las volvió a tomar con delicadeza-.
-Eres mi jefa, pero también eres humana... No todo puede estar bien -acarició mi cabello-.
-No, yo no debería hablarlo contigo -me tape el rostro con mis manos-.
-Dime lo que le dirías, soy esa persona -acarició mi espalda-.
-No te vayas. -salio una súplica, mi voz se rompió, mi garganta se hizo un nudo, mis lágrimas salían sin permiso, apreté los puños y los ojos- No me dejes... Por favor.
-Esta bien... Todo está bien -acarició mi cabello-.
-No lo está, soy un desastre... Mi vida es un fracaso -me costaba cada vez más hablar-.
-Claro que no, eres exitosa, tienes a muchas personas que te quieren, esto solo es un momento.
-No lo es, desde que sé que no estás... No tengo alma.
-Claro que si, solo no puedes verla -acarició mi espalda-.
-No te vayas -se cortó la voz-.

Se acercó y me abrazo, yo apreté mis puños tomando su camisa, más lágrimas caían, mis mejillas estaban completamente húmedas. Solo se oigan sollozos. Mis sollozos.

Puntos Suspensivos.Where stories live. Discover now