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-No...

Salió en súplica mi voz mientras lloraba sin consuelo, algo ardía en mi corazón, dolía como si me arrancarán algo. Llevé mis manos a mi pecho, mi blusa blanca estaba empapada de sangre, mis pies igual. La habitación negra era más obscura, densa. Mis manos temblaban, miré con desesperación al rededor, empecé a correr mientras lloraba. Sin saber cuánto tiempo había pasado simplemente me tiré en el suelo y lloré, mi cuerpo temblaba, mis pies estaban bañados en rojo, igual que mi pecho y mis manos. Una sensación de miedo me invadió, lo único que pude hacer fue gritar. Un grito cegador y perturbador que sentía mi voz romperse, mi garganta ardía.
Abrí abrí los ojos. Ian me agitaba, se veía bastante angustiado. Me sentía tan cansada, me sentía derrotada.

-Bella, mírame -tocó mis mejillas-.
-Estoy bien -dije en un susurró mientras cerraba los ojos por el agotamiento-.
-Fue otra pesadilla, estoy aquí -me acostó suavemente en la cama otra vez-.
-Lo sé -una lágrima bajó por mi mejilla-.
-Quieres que llame a Mozzie? -tocó mi frente-.
-No, solo se va a preocupar. Me puedes traer un vaso con agua? -lo miré por unos segundos, mis ojos pesaban-.
-Tienes los ojos rojos. -dijó en un susurró para el mismo- Claro, ahora vengo.

Me dió un beso en la frente y salió de la habitación. Mire débilmente alrededor, lo reconocía. Estábamos en mi casa, habían pasado unos 6 meses desde la despedida de Neal. Ian se había quedado a dormir conmigo esa noche, teníamos un par de meses siendo novios. Prácticamente una noche a la semana me pasa esa pesadilla. Siempre al despertar me sentía tan cansada, como si alguien me hubiera vaciado por completo. No pasó mucho cuando Ian apareció con un vaso con agua, lo dejó a mi lado mientras me miraba preocupado.

-Sabes... Noches cómo estás me dan ganas de golpearlo -tocó amablemente mi mano-.
-Y noches cómo estás me siento agradecida de tenerte a mi lado -le dí una media sonrisa débil mientras me incorporaba lentamente-.
-Despacio. -me ayudó- Estás segura sobre...
-Si, no es justo para ti -lo miré-.
-Yo no soy lo importante, lo eres tú -tocó mi mejilla-.
-Ian, mereces una relación normal.
-Lo normal es aburrido -me dió una media sonrisa-.
-Me puedes traer la ropa que está en el sofá, debemos ir a trabajar.

Por primera vez lo miré, el ya estaba vestido. Sin muchos ánimos lo hizo, mientras me tomaba una pastilla para el dolor de cabeza.
Salimos de la casa, recargue mi cabeza en su hombro mientras caminábamos, el pasó su brazo por mi espalda. Subimos a su auto, el empezó el camino hacia el trabajo. Me dejó una calle antes mientras el iba a comprar café. Caminé esa cuadra sin estar al pendiente del alrededor, la verdad no sabía cómo no me había arrollado un auto por mis distracciones.
Salí del elevador y caminé a mi escritorio.

-Hola, hermosa -miré a Diana con un par de hojas en las manos-.
-Hola -sonreí ampliamente, fingir se me había hecho un hábito-.
-No me cansaré de decir lo linda que te ves con faldas -me dió un chocolate sacado de su bolsillo-.
-Y yo no me cansaré de recibir tus cumplidos -me senté en mi escritorio con una sonrisa-.
-Te veo un brillo en los ojos -dejó sus papeles en su escritorio sin quitarme un ojo, tal vez son las gotas para los ojos-.
-No será que el matrimonio te a cambiado? -guarde el chocolate en un cajón mientras miraba mis pendientes-.
-Puede ser. -me enseñó orgullosa su anillo- No puedo creer que hace un par de meses me casé.
-Yo no puedo creer que tú boda fue la más genial de este grupo -sonreí-.
-Que no te escuché Peter -me aventó juguetona una bola de papel-.
-Buenos días, veo que otro día convivo con mujeres bellas -hizo su aparición Ian con dos bandejas de cafés y un frappé de vainilla-.
-Otro día que no has dormido con nadie de la oficina, galán -tomó un café y le guiñó un ojo-.
-Esto es una propuesta? -le dió una sonrisa coqueta-.
-Mi frappé -dije son una sonrisa y la mano extendida-.
-Y quien dijo que era tuyo, guapa? -dejó las bandejas en el escritorio de Jones-.
-Por qué yo? -puso los ojos en blanco-.
-Porque tienes una excusa para hablar con la secretaria -le guiñó un ojo, el tomó las bandejas con entusiasmo-.
-Sigue así, tal vez te integremos en el grupo.
-Grupo? Tienen un chat sin mi? -nos miró ofendido y sorprendido-.
-Cuando alguien no está en el grupo normalmente no se lo haces saber, es por educación -levantó los hombros Diana desde su escritorio-.
-Eso es grosero -se cruzó de brazos con mi frappé en las manos-.
-Mi frappé -alcé las cejas y extendí mi mano-.
-Quiero algo a cambio -caminó a mi escritorio y recargó su trasero-.
-Si, te agregaré al grupo -me extendí un poco, el alejó el vaso-.
-No, quiero un beso. -abrí los ojos- Un beso en la mejilla, o donde quieras.
-Ian, soy tu jefa -rodé los ojos-.
-Yo dije un beso en la mejilla, tu besas a Diana diario -me sonrió picarón-.
-Eso es porque me quiere -me sonrió-.
-Esta bien. -Rodé los ojos y le suspiré cuando se acercó un poco- Me haces una treta y juro que te mato.
-No está mal bajar la guardia. -me guiñó un ojo, sentí que besó cerca de mi comisura- Bella dama, aquí su frappé con todo mi amor.
-Gracias, no olvido que te falta hacer unos informes -le dí un sorbo al frappé señalando su escritorio-.

Me levanté lentamente mientras tomaba mis cosas, miré el reloj para confirmar que no faltaba mucho para mí salida.

-Tengo ganas de salir -miré a Diana-.
-De verdad? -me miró extrañada-.
-Si -suspiré-.
-Peter nos invitó a una cena hoy en su casa -tomó su abrigo-.
-Por qué yo no lo sabía? -la mire sorprendida-.
-Porque siempre lo rechazas. -me miró obvia- Jones, planes?.
-No, por qué? -nos miró cauteloso-.
-Quieres ir a cenar con el jefe y su esposa?.
-Vamos todos? -me miró-.
-Yo si -sonreí-.
-Yo también -se levantó Ian-.
-Nadie te invitó. -dijo con una sonrisa- Dejen voy con Peter para saber si sigue en pie la propuesta.
-Oye, yo quiero ir -la miró mientras caminaba a la oficina de Peter-.
-Bueno... Que raro que quieras salir -tomó sus cosas Jones-.
-No sé, me parecía una buena idea -levanté los hombros-.

No pasó mucho cuando Diana y Peter volvían juntos con una sonrisa, me dió una liguera palmada en el hombro. Bajé del auto de Ian, Diana y Jones habían ido con Peter en su auto.
Elisabeth nos resivio con una sonrisa, besó a su esposo y nos pidió pasar. En la mesa estaba una comida deliciosa, entré a la cocina y ví a Mozzie cargando a Neal junior.

-Sabes, antes creía en cosas muy raras, alien, conspiraciones... Tu no lo hagas, entendés?.
-Que haces aquí? -se giró asustado, el bebé soltó una risa-.
-Vengo a cenar -dijó obvio-.
-Como sabías?...
-Elizabeth me lo dijo -sonreía-.
-Eres un entrometido. -me acerque y tomé en brazos al bebé- Hola, príncipe.
-Sabes, el bebé estaba bien conmigo -le dí un beso en su cabeza, el reía-.
-Ayudaste con la cena? -acomodé al bebé en mi regazo mientras el jugaba con mi cabello-.
-Si, hice los purés -dijó orgullo-.
-Gracias, ahora sé que no voy a comer -sonreí-.
-Vienes más graciosa de lo normal... Estás muy triste o tienes un cadáver en tu ático? -me analizó el rostro-.
-No, ya lo sepulte -sonreí y me di la vuelta-.
-Mi niño favorito -Diana corrió hacia mi-.
-Mira, tu tía. -el bebé empezó a reír y la saludó con la mano-.
-Eres hermoso -tocó su barriga y tomó suavemente su mano-.
-Saben, también soy el padre -se acercó Peter-.
-Mira, papá. -el bebé arrugó el ceño y me miró- Hoy papá no.
-Bueno -sonrío y caminó al baño-.
-El es Ian, un amigo, le mandas un besito? -Ian se acercó cauteloso, el bebé sonrió y le lanzó un beso-.
-Que? Wow. -me miró sorprendido, el bebé se movió y estiró sus brazos- Que hace?.
-Quieres que lo cargues -se lo acomodé en sus brazos, el bebé tocó su cara y soltaba risas-.
-Se está riendo! -nos miró sorprendido-.
-Eso no es risa -se acercó Peter-.
-Esto si. -se acercó Diana, el bebé nos miró sonriente, ella me dió un beso en la mejilla y el bebé empezó a aplaudir a soltar patadas- Es adorable.

Puntos Suspensivos.Where stories live. Discover now