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Suspiré al levantarme de la cama. Mire la ropa en el suelo, la caja de pizza vacía, igual que la botella. Solté una risa tonta al recordar. Mire a Ian. Una sola palabra, perfección. Se veía tan guapo. Tan relajado. Pasé suavemente mi mano por su cabello. Me quedé viéndolo unos segundos mientras me abrazaba las rodillas.
Hacia mucho que no tenía una pesadilla. Esa noche no había tenido una. Mordí el interior de mi mejilla al recordar las pesadillas.
Acomodé por tercera vez mi cabello mientras colocaba el desayuno en los platos. Me movía con familiaridad. Ya conocía su casa. Solté un suspiro cuando escuché una risa. Me giré y vi la cara burlona de Ian apoyado en la pared, sin camisa.

-Buenos días -me miró de arriba a abajo-.
-Buenos días, que haces parado? -dejé el sartén en el fregadero-.
-Admirando algo hermoso. Alguna vez me acostumbraré verte con mi camisa y en ropa interior? -caminó hacia a mi-.
-No lo sé, deberías? -sonreí-.
-Verte sonreír es mejor que ver el sol -puso sus manos en mi cintura-.
-Estas en esos días? -lo miré burlona-.
-"Esos días?" Que significa? -coqueto me subió a la barra-.
-De vez en cuando tienes un... Apetito sexual más fuerte de lo normal -puse mis manos alrededor de su cuello-.
-Dios mío -soltó una risa y escondió su rostro en mi pecho-.
-Sabes, se nota demasiado. No puedes parar de tocarme.
-Eso siempre -levantó la vista-.
-Pero más -sonreí-.
-Eso no me convierte en el novio más romántico del mundo?.
-No creo que tener sexo en cada parte de esta casa sea una buena definición de "romántico" -no aparté la vista-.
-Eso se soluciona.

Me bajó de la barra y me dió la vuelta. Se pegó a mi y me hizo poner mis manos en la barra. Subió la camisa y me besaba el cuello. Yo solo podía reír bajo. Empezó a besar mi cuello, luego bajó a mis hombros. Sus manos mientras estaban ocupadas recorriendo cada pedazo de piel. Luego metió una mano en mi ropa interior.

-Súplica -susurró en mi oído-.
-Quieres que suplique para que? Tocarme? Pedir misericordias y me arranques la ropa? -me pegué más a el-.
-Para que lo haga.

Me tocó por un segundo, estaba lista para sentir más cuando quitó su manos y me tocó por encima de la ropa interior.

-Quieres que suplique?

Me di la vuelta y lo miré a los ojos. Lentamente me puse de rodillas sin apartar mis ojos de los suyos.

-Por favor, podrías tocarme? -pasé intencionalmente mi mano por su erección hasta llegar a su abdomen bajo-.

Me tomó de la mano y me levantó. Me besó tan fuerte que sentí palpitar mis labios. Con desesperación me quitó la ropa.
Mire a un punto muerto mientras me mordía el labio y pasaba mis dedos por el borde de mi chocolate caliente.

-Tu tuviste sexo mañanero! -me sacó del recuerdo la voz de Diana, la miré incrédula-.
-Cállate! No. Nada de eso. -mire a los lados, sentía que lo había gritado pero solo lo susurró-.
-Estoy segura que estabas recordando algo muy sexual.
-Diana, para -sonreí-.
-Estas de buen humor. Esta confirmado -sonrío orgullosa-.
-No vas a parar? -reí y me levanté-.
-Me dirás los detalles, necesito un relato heterosexual -caminamos hasta una esquina-.
-Que quieres saber? -me crucé de brazos y sonreí-.
-Donde fue? -me miró con morbo-.
-En la cocina -reí bajo-.
-Espero que hayan desinfectado. Del uno al diez que tan bueno?.
-Siempre es un diez -bajé un poco la vista-.
-Ayy. -golpeó amigablemente mi hombro- Pero del uno al diez?.
-Fue muy bueno... Un doce? -sonreí algo avergonzada-.
-Chica, que hicieron? Que te hizo? -me miró sorprendida-.
-Le gusta un poco el juego... El verte el deseo en los ojos -justo estaba entrando con cafés-.
-Dios mío, creo que me activaste el botón heterosexual -se tiraba aire con las manos-.
-Le gusta el juego de tocarte en secreto, el besarnos a escondidas -vi como me vio por un segundo recorriendo su mirada por mi cuerpo-..
-La adrenalina -la mire-.
-Si.
-Eso te hacía falta -me miró-.
-Gracias.
-No te lo he dicho yo, pero todos en la oficina ya sabemos -se aguantó la risa-.
-Que? -parpadie varias veces-.
-Ian no es muy discreto. Cuando en lugar de pegarle lo ignorabas, eso creó sospechas. Pero nadie se atreve de decir nada libremente, creen que les vas a arrancar la cabeza.
-Y no se equivocan -levanté una ceja-.
-Disfruta a tu hombre. Tu te sabes los mejores lugares para enrrollarse -me dió una palmada en la espalda-.
-Gracias? -sonreí-.
-Hablan de mi? -se acercó Ian-.
-Estamos hablando de muchas cosas -lo miró-.
-Por ejemplo? -me miró-.
-Ya sabes, las súplicas -lo miró y caminó a su escritorio-.
-Me miró sorprendido- Por eso me mirabas así?.
-Yo no te vi -levanté los hombros-.
-Eso crees? Me querías quitar la ropa con la mirada.
-No necesito mirarte para quitartela -lo susurré mientras pasaba por su lado-.

Puntos Suspensivos.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon