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Bajamos del auto y entramos a un supermercado, tenía ganas de comprar helado, papas, dulces, gomitas... Toda el área de dulcería, básicamente. Compramos un poco de comida y caminamos de nuevo a su auto. Me sentía desubicada, tenía ganas de beber unos cuantos shots de tequila y perder el conocimiento en el sofá de alguien.

-Sabes... Tienes tequila? -lo miré-.
-Por qué? -me miró dudoso-.
-Tengo ganas de beber -levanté los hombros-.
-No será tu dolor el que habla? -me miró con cariño-.
-Puede ser. -levanté los hombros indiferente- Igual tengo ganas de beber.
-No vamos a beber, vamos a ver películas, tengo un par de juegos de mesa -me sonrió-.
-Me quedo con el tequila -lo miré-.
-Vamos, será divertido -me sonrió-.
-Me crees sobre Neal? -salio de mis labios-.
-Como? -arrugó las cejas-.
-Crees que Neal sigue vivo?.
-Bueno, escuché el teléfono y te ví llorar... Si no está vivo necesitas ir a una clínica mental -me miró-.
-No suena mal, aunque dudo que tengan tequila.
-Hermosa, vamos -me tomó la mano-.
-Esta bien -suspiré-.
-Te siento triste, lo lamento -me miró-.
-Si te pidiera que me ayudarás a encontrar a Neal, lo harías? -sentí como se tensó-.
-Si.
-Por qué? -lo miré-.
-No lo conozco, no puedo decir si lo que hizo fue bueno o malo... Si te haría feliz verlo, lo haría por ti...
-No te lo pediré -sentí que se relajó-.
-Gracias a dios.
-Solté una risa floja y lo miré- Creí que me ibas a decir algo parecido a que tú eras la solución a mi dolor.
-Lo pensé, pero la solución a tu dolor eres tú -estacionó el auto y lo apagó-.
-Yo? -lo miré confundida-.
-Si, solo tú puedes sanarte -me miró-.

Me acerque y le dí un beso corto, el se veía genuinamente sorprendido. Sonreí y baje del auto.

- Tu? Sonreíste? -bajó del auto-.
-No -abrí la puerta trasera y saqué un par de bolsas-.
-Si, lo hiciste -sacó el resto de bolsas y caminé a el-.
-Es progreso? -intenté no sonreír-.
-Mucho. -besó mi mejilla- Dame eso.
-Que? -me quitó las bolsas que tenía en las manos y me dejó un juego de llaves-.
-Me ayudas a abrir?.

Mire por primera vez. Estábamos en una casa de dos pisos, pintada de un blanco azulado. Mire la puerta y caminé, tenía tres llaves. Elegí una al azar y abrió la puerta, yo pasé primero.
Tenía una sala completamente blanca con muebles en negro, eso resaltaba mucho. La cocina era completamente blanca y el refrigerador negro.

-Wow... Que...
-Te gusta? -me miró-.
-Es hermoso.
-Puedes quedarte cuanto quieras -cerré la puerta-.
-Quieres que te dé un tour? -guardó el helado en la nevera-.
-Por favor -miré al rededor-.
-Bien... -guardó lo que iba en el refrigerador y caminó a mi- Me sigues?.
-Claro -tomó mi mano-.

Recorrimos el piso de abajo. Tenía una habitación de invitados, el área de lavado, un baño, una área de armario. Luego subimos, había la habitación principal, una habitación que utilizaba de armario, un baño con una tina con regadera y una habitación vacía.

-Es hermosa tu habitación -bajamos las escaleras-.
-Quieres volver? -se giró y me miró-.
-No íbamos a ver películas? -sonreí-.
-Sabes, me encanta verte sonreír -puso un mechón de cabello detrás de mi oreja-.
-Arrugé los ojos- Claro.
-De verdad, no te veo mucho hacerlo, pero te ves hermosa cuando lo haces -dejó una mano en mi cuello-.
-Vamos a ver la película -rodé los ojos-.
-Sabes, me encanta que eres tan amable -me senté en el sofá-.
-Soy un sol -el se sentó a mi lado-.

Me miró unos segundos, tención. Me acerque por instinto, puso una mano en mi mejilla y en mi cintura, en un movimiento me senté en el. Me acomodé y escuché un jadeo de el, me quitó la blusa a toda velocidad. Yo metí mis manos por debajo de su tela y toqué su abdomen, le quité la parte de arriba. El bajó mi short con mi ropa interior, yo bajé un poco su pants. Lo tomé de los hombros para moverme, quería que el quedará arriba de mi, me tomó de la cintura con una mano y negó con la cabeza.

Puntos Suspensivos.Where stories live. Discover now