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Dejé el escritorio intacto, al igual que varias copias del informe. Tomé mi bolso y caminé al elevador que mantenía las puertas abiertas por el brazo de Ian. Entré y lo miré de reojo, luego desvíe la mirada.
En el baño no había pasado nada más, pero ahora sentía una tención en el aire. Sus ojos me recorrían y mi piel se erizaba. Miraba sus manos y deseaba que me tocarán. Salimos del edificio y lo miré.

-Buenas noches.
-Deja te llevo -dió un paso hacia mi-.
-Yo... No creo.
-Por favor, son casi las tres de la mañana, no creo que pasen muchos taxis.
-Suspiré, tenía razón- Está bien.

Caminé con el, subí al auto y el arrancó. La ciudad estaba muerta, en la radio empezó a sonar "Earned It". Tragué grueso y mire hacia otro lado. Sentía la mirada de Ian, mirando cada mínimo movimiento, no me atrevía a cambiar la canción. Miré como giró en una calle después de mi casa.

-A la mierda -dijo Ian, me gire para decirle algo-.

Pero antes que pudiera me tomó por el cuello y me besó, me separé, lo veía con los labios entre abiertos. Me volvió a acercar y me volvió a besar, sentí sus manos pasando por mi pecho, mi vientre, mi cintura, mi espalda... Solté un gemido ahogado cuando sentí que me mordió el labio inferior mientras metía una mano debajo de mi ropa y tomaba un pecho. Me tomó de la cintura invitándome a sentrarme sobre el. Apagó el auto y me pegó más hasta sentrarme a horcajadas sobre el, en el instante sentí su erección contra mi pierna.

-Van a llamar a la policía por tener sexo en la calle -dije mientras sentía el volante en mi espalda-.
-Me alegra saber que tendremos sexo... -tomó mi mano y la puso en el mientras me hacía apretarlo, gentilmente- Porque llevo todo el día teniendo ganas de quitarte la ropa
-Ian -dije algo escandalisada-.
-Te quiero sin ropa. -luego llevó mi mano dentro de su pantalón, sentía su reacción sin censura- Te quiero gimiendo.
-Si? -dije en su oreja mientras movía mis dedos en su punta-.
-Mierda, -dijo echando la cabeza atrás dejando sus manos en mi cintura- si.
-No voy a tener sexo en un auto -moví mis dedos más rápidos-.
-Mierda -apretó los dientes-.
-Lo tomé con mis manos mientras subía y bajaba- Te gusta?.
-Me gustaría no venirme en mi pantalón -tomó mi cadera y me movío frotándome con el-.
-Te van a acusar de exposición -besé su cuello-.
-No lo harían si estuviera dentro de ti -gimió-.
-Te acusarían de tener sexo en la vía pública -moví mi mano más rápido-.
-Si estuviera en tu boca, no -se movió en su asiento-.
-Con mi mano libre tomé su mano- Termina tu.
-Lo haces de maravilla -me besó-.
-Termina tu -dije contra sus labios y quité mi mano-.

Sentí como metío su mano, yo me senté justo ahí, la presión hizo que gimiera. Lo besé en el cuello mientas con mi mano toque su abdomen, luego escuché un suspiró y su respiración agitada.
Sentí como sacó su mano, con la mano libre abrió la guantera y sacó un pañuelo, luego sacó un pequeño bote de gel antibacterial.

-Supongo que acabaste -dije en su oído, acercando mi pecho a su cara-.
-Lo hice, -me tomó de la barbilla y me hizo mirar el cristal, estaba nublado- eso lo hiciste tu.
-Bueno, supongo que la noche es corta -me intenté regresar a mi siento-.
-A donde vas? -puso sus manos en mi cintura-.
-A mi casa -lo miré-.
-No, no he acabado contigo -besó mi mandíbula-.
-Ya te dije. -puse una mano en su pecho haciendo que pegará con el asiento- No voy a tener nada aquí.
-Es una invitación a tu casa? -me sonrió-.
-No. -dije cerca de sus labios y en movimiento rápido regresé a mi asiento- Buenas noches.

Salí del auto tomando mi bolso y saqué mis llaves. Sentí a Ian tomándome de la cintura, me dio la vuelta y me miró.

-Para mi suerte aparque increíble -yo dí unos pasos atrás-.
-Jajaja no eres tan afortunado hoy -caminé rapido y abrí la puerta-.
-Dejame pasar -tomó mi cuello acercándome a el-.
-Para que? Quieres un vaso de agua? -sentí sus labios en mi oreja-.
-Solo si el agua es lo que hay entre tus piernas -puso una mano en mi cintura y lo susurró-.
-No digas eso -le dí un pequeño golpe en el hombro-.

Me acercó y me besó, pegué mi espalda a la puerta mientras dejaba mis manos en su cadera. Me separé al escuchar el teléfono de mi habitación sonar.

-Debo atender -dí unos pasos-.
-Me dejas quedarme? -tomó mi mano, impidiendo que caminara más-.
-Esta bien, cierra la puerta.

Le aventé las llaves y subí las escaleras lo más rápido que podía. Hoy no iba a estar June todo el día ni mañana, había ido a un retiró espiritual. Me paré unos segundos en la puerta antes de abrir. No había nadie. Caminé lentamente al teléfono, mi corazón se apretó.

-Bueno? -cerré los ojos-.
-Hola -la voz de Neal salió del teléfono-.
-Neal... -Suspiré-.
-Veo que llegaste con alguien... -giré viendo la habitación-.
-Sigues aquí?.
-No por mucho... No intentes bajar las escaleras, antes que salgas ya me abre ido.
-A donde?...
-Sabes que no te lo diré...
-Te dije que no me avisarás -me quité una lágrima-.
-Te prometí que no me iría así, desapareciendo.
-Supongo que no vas a volver -me senté en la cama-.
-Si... Me alegra saber que tienes a alguien...
-"Tener a alguien"? Es enserio? -arrugé las cejas-.
-Te ves feliz... Eso ha sido lo más cercano que te he visto desde que me fuí...
-No hagas esto...
-Vi como hicieron algo en el carro... Los vidrios nublados me dejan ideas... No quiero saberlo, solo me alegra saber que tienes a alguien que va a estar contigo...
-No me hagas esto... -me quité una lágrima-.
-No me vas a volver a ver... Nunca... No me busques.
-Neal...
-Te quiero.

Mire a un punto muerto, luego escuché el teléfono tintinear, había colgado. Miré el teléfono, mi primer instinto fue levantarme y correr a la calle. No lo hice, sabía que no lo iba a ver.
Me deslicé hasta el suelo y tire el teléfono. En un segundo me arrepentí porque apareció Ian, me buscó por la habitación hasta verme en el suelo, llegó hasta a mí.

-Que pasó? Por qué lloras? -mis mejillas estaban empapadas-.
-Neal -dije en un hilo la voz-.
-Que? -me miró confundido-.
-Habló para decirme que iba a viajar, que no lo volvería a ver... Nunca.
-Que? Bajemos, tal vez lo alcance -se levantó-.
-Me dijo que no lo intentara, no iba a lograr verlo -miré el suelo-.
-Vamos, levántate, estás en shock. -me levantó- En un segundo lo procesaras...

Tenía razón, me senté en el colchón y me dí cuenta de todo, me cayó como un balde de agua fría. Mire a Ian, tenía unas ganas de tomar un jarrón y aventarlo lo más lejos que podía.

-Deberías irte...
-No te quiero dejar sola.
-Ian, me estoy enfandado. -lo miré de reojo- Te juro que no me quieres ver así.
-Me voy a quedar, si me quieres gritar, está bien -se sentó a mis pies-.
-No puedo creerlo... No puedo creerlo. -cada vez levanté más la voz- Eres un imbécil, recorrí el mundo por ti, todo el maldito mundo. Estuve como una demente subiendo a aviones, y como te atreves a solamente decirme que te deje de buscar y que soy más feliz sin ti. Eres un maldito. -tomé un cojín y lo aventé a la pared- No sabes cuánto habría hecho por ti, te abría seguido a dónde sea! Te abría amado siempre! Eres un imbécil -aventé otro cojín-.

Me levanté de la cama y caminé al comedor. Empecé a caminar dando vueltas, tomé las flores que me había comprado y las tire al suelo. Me quedé en el centro y grité con todas mis fuerzas, sentía como en partes se rompía mi voz. Sabía que me iba a doler la voz al día siguiente. Volví a gritar, me sentía tan impotente, tan atada de brazos, otra vez me sentía abandonada. Un cuchillo salía y entraba de mi pecho. Me senté en el suelo y lloré. Sentía como la garganta me empezaba a punzar del dolor. Apreté las manos y le dí un golpe al suelo.
Levanté la vista, Ian me tomó de las manos. Luego lo abracé.

Puntos Suspensivos.Where stories live. Discover now