- La chica nueva.
Roma O'conner vino a revolucionar el equipo de dominic toretto, y a demostrarle que ella no sigue las reglas de nadie.
Primera parte: terminada.
Segunda parte: en proceso.
Portada by me.
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NARRADO|
La pequeña O'conner había perdido la cuenta, de cuantas veces había releído los mensajes de texto enviados por aquel número desconocido. Intento llamarlo, pero nadie contesto y eso la lleno de dudas. Estaba nerviosa, desconcertada y lo peor, decepcionada de todos.
Rogaba que ellos no supieran.
Que no fuese eso lo que le estaban ocultando.
Porque su corazón le gritaba de una forma inexplicable que se trataba de jacob.. Que aquel francotirador la estaba buscando, que la necesitaba y sobretodo que seguía con vida.
Si ellos sabían..
Maldición, rogaba que no lo hicieran.
—Roma, dónde vas?—La voz de dominic la freno justo en la entrada de la casa. La joven, se aclaro la garganta antes de hablar.
—Iré a comprar unos snaks, quiero ver una película.—Contesto sonando lo más natural que podía, necesitaba salir de esa casa.
—Te acompaño.
—No es necesario, dom. Volveré enseguida, porque mejor no subes y buscas una película que podamos ver juntos en lo que yo vuelvo.—Propuso con una pequeña sonrisa, ganandose por completo al contrario.
—Claro, te espero.
—Bien, enseguida vuelvo.
Siguió con su camino, saliendo de la casa para dirigirse hasta su auto. No sabía como había sido capaz de manejar la situación sin romper en llanto o mandarlo al demonio.
Su mirada se perdió por un momento cuando paso de largo por delante de la tienda cerca de la casa, necesitaba volver a su hogar y comprobar que lo que tanto le gritaba su corazón era verdad.
Si jacob estaba vivo, todo iba a cambiar..
Para bien o para mal, no lo sabía..
Pero las cosas iban a cambiar.
[>>>]
Fue un viaje realmente largo. Dos horas en la carretera, estaba segura que el equipo ya estaba enterado de su ausencia. Había dejado su teléfono en la casa, para que tej no la rastreara y su auto aun no tenía nada para que tej pudiera hacerlo, aun no estaba listo del todo.
Estaciono su auto frente a la casa en la cual había vivido por tantos años, junto a aquel chico de ojos café. Apago el auto y la luz de la habitación se encendió.
Era extraño, estaba asustada y sus manos temblaban, pero de sus ojos no caía ni una sola lágrima.
Se adentro a la casa..
—Estoy aquí. Estoy en casa.—Musitó avisadole con la voz rota y temblorosa, mientras subía las escaleras de forma lenta.. No sabía con que o con quién, iba a encontrarse.
Su mano se apoyo en el picaporte de la puerta blanca que daba paso a su habitación y en ese momento, las primeras lágrimas cayeron.
La puerta se abrió, haciendo que la rubia de varios pasos torpes hacía adelante, adentrándose por completo a la habitación.
—Bienvenida, O'conner.
Entonces lo vio; luciendo su hermoso conjunto militar, con esos ojos cafés iluminados por la luz que se escabullía entre las cortinas, su hermosa sonrisa seguía curvando sus labios esperando que la rubia reaccionara.
Abrió los brazos esperando ese tan anhelado abrazo.
Ya no pudo más. Cruzo la habitación envolviendo sus brazos alrededor del cuello del contrario con todas sus fuerzas, siendo recibida con la misma intensidad. Oculto su rostro en el cuello del más alto, disfrutando de aquel perfume, qué penso, que jamas volvería a sentir.
