𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 25: 𝙰𝚣𝚞𝚕𝚊𝚍𝚘

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Jung Hoseok tenía cuatro años, aquella casa tenía paredes deterioradas, la pintura estaba cayéndose y el suelo frío tenía polvo la mayor parte del tiempo. Una mujer de cabello oscuro recogido en un moño le sirvió un tazón de cereal con leche tibia, acarició el cabello de su hijo sonriéndole dulcemente.

—Ya sabes, una vez termines de cenar debes ir a la cama, mañana inicias el preescolar.

— ¿Por qué debo ir?—el niño estaba de rodillas en la silla para poder alcanzar mejor el plato.

—Porque los niños deben ir—tomó asiento frente a él tomando una cucharada. A Hoseok le gustó lo dulce que sabía la leche.

— ¿Tú también fuiste?

—Claro que sí, todos los adultos hemos ido al preescolar en algún momento—masticó para luego tragar—También fui una niña como tú, Hoseok.

—No me gusta quedarme solo con appa.

—A mí tampoco me gusta dejarte solo pero debo trabajar en la noche, cielo—tomó su pequeña mano sobre la mesa. El niño desconocía que su madre vendía su cuerpo y que de esa manera fue como lo trajo al mundo, su padre había sido uno de sus muchos clientes, esa relación era un completo desastre.

El señor Jung era violento con todos, nunca tuvo un gesto de cariño, golpeaba a su esposa y a veces cuando no tenía suficiente golpeaba a Hoseok.

—Omma.

— ¿Sí?

— ¿Por qué nuestra familia no es normal?

—Somos normales.

—No, los padres suelen querer a sus hijos, los miman todo el tiempo pero appa nunca ha hecho eso y siempre te golpea—escucharlo decirlo fue doloroso para la mujer. Respiró profundo dejando la cuchara en el cereal— ¿Soy un estorbo?

—Claro que no, nunca has sido un estorbo, Jung Hoseok—tomó su pequeño rostro entre sus manos—Eres lo mejor que pudo pasarme en esta vida, eres lo único bueno que me ha pasado y lo mejor que tu padre ha podido darme—pellizcó su mejilla—Te amo con mi vida y agradezco cada día por tenerte como mi hijo.

— ¿Enserio?

—Claro que sí, ¿Con quién compartiría el cereal y la leche tibia?—bromeó sacándole una sonrisita—Toda familia tiene sus problemas, algunos lo muestran y otros no, pero ninguna familia es perfecta, cariño.

Y el niño se repitió eso.

▪︎▪︎▪︎

Un ruido lo despertó, todavía era de noche, Hoseok dormía sobre varias mantas en el suelo ya que no contaba con cama. Restregó sus pequeños ojos escuchando de nuevo ese ruido, era como...como...un golpe, su corazón se aceleró ante la posibilidad de que su padre estuviera golpeando a su madre, aunque luego recordó que ella debía estar trabajando, por lo general Hoseok se limitaba a quedarse en la habitación cuando estaba a solas con su padre. Prefería que él se olvidara de su existencia, pero esa noche algo lo impulsaba a salir.

Con sus pies descalzos sobre el frío suelo, abrió la puerta de su cuarto con cuidado, escuchó otro golpe y un jadeo seguido de eso. ¿Y si su madre no fue a trabajar?, sus pequeñas manos se convirtieron en puños, su respiración ya era agitada, tembloroso se detuvo junto a la puerta que daba al cuarto de sus padres, estaba entreabierta por lo cual pudo ver lo que ocurría dentro.

La imagen lo impactó tanto como cuando su padre golpeaba a su madre, el hombre la tomaba del cuello con fuerza, la mujer tenía su labio roto mientras su nariz sangraba, éste la penetraba con fuerza mientras ella gemía suplicando más. La falda de su madre estaba subida hasta su cintura dejando a la vista sus piernas, su padre tenía su pantalón abajo moviéndose sobre ella frenéticamente. Estaba lastimándola pero ella estaba disfrutándolo.

Su padre miró entonces hacia la puerta y Hoseok corrió a su habitación. Cerró con seguro encerrándose en su armario, no podía respirar, no podía escuchar nada, todo estaba cerrándose, ¿Qué estaba pasando?, cubrió sus oídos con sus manos sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad.

La situación iba de mal en peor, su puerta fue golpeada y sabía por quien. Hoseok estaba ajeno de todo, su ansiedad le cegaba sus sentidos, el señor Jung golpeó con su hombro la puerta logrando que cediera. Miró alrededor sosteniendo su cinturón en su mano derecha, parte del cinturón estaba envuelto en su mano, abrió el armario jalando de Hoseok, el primer golpe llegó causándole ardor en su espalda, el pequeño de cuatro años se hizo una bolita tembloroso y sollozando mientras aquel monstruo seguía golpeándolo.

Lo más triste para Hoseok fue el hecho de que su madre nunca intervino esa noche.

Lo más triste para Hoseok fue el hecho de que su madre nunca intervino esa noche

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Blue Side • JHS +18 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora