CAPÍTULO 6

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Mi corazón está acelerado y tengo la sensación de que algo horrible va a pasar. Me llevo una uña a la boca, en un gesto casi compulsivo cada vez que siento que algo va mal.

-Por favor, otra vez no... -rezo para no tener un ataque de ansiedad.

Me hago un ovillo en la puerta y trato de calmar mi respiración, pero no puedo. Me mareo y comienzo a ver borroso en una milésima de segundo. El miedo se apodera de mí y quiebra cada fibra de mi ser. El tiempo toma otra textura, más tangible, más horrible. Fuera, Becca comienza a dar golpes en la puerta y a amenazarme. Ese estímulo no hace que mi ansiedad mejore, sino que caiga aún más en el abismo. Empiezo a hiperventilar y me llevo una mano a la boca para no gritar. Deseo hacerlo. Me siento en peligro. El miedo agazapa mis músculos. Uno mucho más real de lo que existe a mi alrededor.

Estoy sudando y en posición fetal en el suelo. Siento que voy a morirme. Siento que no voy a sobrevivir a esto. Que va a acabar conmigo. Y sigo así durante lo que me parece un tiempo infinito, aunque probablemente tan solo hayan sido varios minutos. No soy capaz de levantarme del suelo. Tan solo siento que todo da vueltas y que ahora mi corazón va demasiado rápido.

Este tipo de ataques me dejan exhausta, triste, sintiéndome un fracaso que no es capaz de controlar su mente. Odio tener ansiedad. Aunque bueno, hay que distinguir entre la ansiedad necesaria, la que es adaptativa y útil, y la que yo sufro. La que no. La que es inútil, inapropiada y no me sirve para adaptarme mejor a ninguna situación. Una que aparece incluso sin ningún estímulo previo.

Cuando por fin soy capaz de volver a moverme sin temblar, trato de moverme desde la posición fetal a una en la que estoy sentada en el suelo. Con cuidado, con pánico por volver a pasar por otra crisis. No es hasta que pasan otros minutos cuando me doy cuenta de que Becca y Brandon están discutiendo fuera de la estancia. No pienso salir de mi habitación bajo ninguna circunstancia hasta mañana temprano. Becca puede dormir con quien quiera. Ojalá mi nueva compañera de cuarto no se parezca en absoluto a ella.

—¡Tienes que dejar de fastidiar las cosas que me gustan! —Escucho gritar a Brandon y siento como el corazón se me para.

—¡¿Cómo puede gustarte una chica como esa?! ¡¿No viste que ha tratado de quedar por encima mía?!

—¡No ha tratado de quedar por encima! ¡Sólo eres tú que te ha dado rabia no grabarla desnuda!

Esas últimas palabras hacen que me de un vuelco el estómago y que me esfuerce por controlar las nauseas. Si me hubiese grabado así, y ese video llega al pueblo de mis abuelos, habría sido el fin de mis días. Ambos siguen peleando, pero sus voces son cada vez más lejanas. Se están alejando y yo no dejo de repetirme mentalmente una frase. Tienes que dejar de fastidiar las cosas que me gustan. ¿Acaso le gusto a Brandon? ¿Por eso ha sido tan simpático conmigo? Eso es imposible. He debido de escuchar mal.

Me visto rápidamente y me pongo ropa de chándal en lugar del pijama. Nadie me asegura que no tenga que salir corriendo esta noche. Trato de tumbarme en la cama, pero no acabo de sentirme cómoda. Una parte de mi quiere tirar todas las cosas de Becca por el suelo de la misma forma en la que ella ha tirado las mías. Me contengo recordándome que no soy como ella y que ya he hecho bastante esta noche.

Al cabo de unas horas, mientras estoy tumbada en la cama, dando vueltas y sin poder dormir, unos golpes en la puerta hacen que me ponga en guardia. Al ver que no obtienen respuesta, llaman con más fuerza, haciendo que se me acelere el corazón. Espera, ¿pero qué estoy haciendo? ¿Cómo voy a ir por el mundo con más miedo del que ya tengo de por si por culpa de la ansiedad? Me levanto de un salto de la cama al darme cuenta de que estoy en MI cuarto, y pregunto, tratando de sonar firme, aunque me esté imaginando a todo un equipo enfadado de animadoras y jugadores de rugby al otro lado de la puerta.

ABEJA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora