Capítulo 15

106 26 6
                                    


El cielo se nubla por un instante, y escucho el sonido de una avioneta que vuela alta cerca las nubes. Cierro mi puerta y mi acompañante se coloca a mi lado, con una sonrisa despreocupada, tras pulsar el botón que bloquea el acceso al interior del coche. Aparentemente está tranquilo, y sin embargo, lo noto algo distraído, como si su mente siguiese todavía en la conversación que hemos mantenido hace unos minutos. Me planteo si insistir un poco porque me estoy muriendo de curiosidad, pero al final opto por callarme por miedo a parecer interesada en Liam.

Caminamos hacia la entrada de la residencia, que está llena de flores con colores llamativos y bien cuidadas. Brandon y yo estamos abstraídos en un silencio que me pone algo tensa, pero en el que él parece sentirse cómodo. Creo que pase lo que pase, él se siente a gusto en su piel. Una parte de mí no puede evitar admirarlo. Creo que si dejamos de lado todo ese tema de con quien se acuesta, es fácil admirar a alguien como Brandon. Tiene algo en su forma de ser que atrae. Quizá es ese brillo que tiene en la mirada.

—Buenos días –nos saluda la secretaria.

Cuarenta minutos más tarde, aún no he encontrado ninguna residencia ni ninguna hermandad con habitaciones libres. Esto es una mierda, pero Brandon se está mostrando tan pero que tan amable que no puedo evitar pasármelo bien con él. Estoy tan poco acostumbrada a que un chico sea amable conmigo que sigo pensando que se ha acercado por algún motivo, pero trato de dejar ese instinto de lado. Siempre que alguien muestra interés en mi hago lo mismo. No logro confiar al cien por cien en esa persona, lo trato de alejar y me doy motivos para distanciarme. De verdad, quiero cambiar eso. Ya lo he dicho, pero me cuesta un montón hacerlo. Quitarme esa sensación de encima de que quien entre en mi vida va a desaparecer de ella y me va a hacer daño.

—Voy a hablar con algunos amigos para ver si saben de algún hueco en otro lugar.

—¿Siempre eres tan amable? –le pregunto risueña.

Él ríe y yo lo imito.

—Solo con quien merece la pena –me dice cogiéndome la mano y dándome un beso lento en los nudillos.

Sus ojos celestes me miran a través de sus pestañas mientras sus labios tocan mi piel y no puedo evitar estremecerme de placer. Este chico es increíble. En serio, ¿de dónde ha salido alguien como él? No sé qué responderle, aunque él parece no esperar respuesta cuando separa su perfecta boca de mi piel y agarra mi mano para entrelazarla con la suya. Mi corazón se acelera. Jamás le he dado la mano a ningún chico y mucho menos he caminado de la mano con uno. Es una sensación extraña y no tardo en darme cuenta de que me encanta. Los dedos de Brandon están calientes y dejan una agradable sensación en mi piel.

Tengo que recordarme varias veces que no estoy en mi pueblo para luchar contra esa vocecita que me insta a alejarme. De hecho, no hay nadie en la calle.

Estoy nerviosa y rezo porque no me comiencen a sudar las manos. Me falta el aire de los nervios. Tengo que evadirme del momento de alguna forma antes de que vengan los síntomas de la ansiedad. ¿Si me ha dado la mano es porque le gusto? ¿Puede ser que sí que tenga una oportunidad con él? ¿Puede que no fuese una alucinación lo que escuché a las afueras de mi habitación cuando Brandon le gritó a Becca?

Tiemblo nada más pensarlo y siento un calambre recorrerme el estómago. Caminamos juntos y él comienza a trazar círculos con uno de sus dedos sobre mi piel. Yo noto un pinchazo en el pecho y comienzo a pensar en cosas absurdas. Si tengo una posibilidad con él, ¿será Brandon para mí en algún momento lo que mi abuelo es para mi abuela? No puedo evitar preguntarme eso. Han de ser mis hormonas las que hacen esas preguntas tan absurdas. De todas formas, ¿existe realmente un amor parecido al que viven mis abuelos? Jude y Henry son tal para cual. Y son mis referentes para demasiadas cosas. ¿Pueden los jóvenes entregarse tanto como lo hacen ellos?

ABEJA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora