Capítulo 59

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LIAM

Nicole no puede haber interpretado todo esto así. ¡MALDITO SEA TODO! ¿Cómo ha podido liarla tanto mi conversación con Abby? Trato de entenderla, de ponerme en su lugar, pero me ha dolido tanto que haga llorar a mis hermanos que la peor parte de mi sale a la luz. Esa que trato de no mostrar nunca a nadie. La vulnerable. La que me hace sentir como un niño de seis años. Sé que no puedo meter a mis hermanos en una burbuja, pero llevo demasiado haciendo de padre con ellos y dedicándole la mayor parte de mi tiempo, tratando de protegerlos de todo, que el hecho de que Nicole les haya hecho daño me hace sentir furioso y frágil. A mí no es fácil herirme. Llevo demasiado tiempo hecho pedazos y pasando del mundo, pero cuando se trata de mis hermanos, si los hieres a ellos me rompes aún más a mí.

Ella ha sido injusta, y lo peor de todo es que al final logro entenderla. Mientras la veo alejarse y mi teléfono vibra tengo que clavar mis pies al suelo para no ir tras ella. Tampoco es muy difícil anclar mis pies al suelo cuando tengo a Maddie en una pierna y a Daniel agarrado en la otra.

—¿Por qué se va?

—¿La dejas irse sola?

Respondo a la llamada entrante e ignoro a mis hermanos. Estoy tan furioso que podría liarme a puñetazos con el primero que se cruce y me mire mal. Maldigo en mi mente que estamos en un bosque solitario.

—Estoy donde me has indicado –me informa Federico, el chofer de mi padre, al otro lado de la línea.

—En un minuto estoy allí.

Ahora tengo que ocuparme de llevar a estos dos a casa, y en el momento en el que los monte en el coche lo habré hecho. Yo voy a quedarme aquí. Tengo que explicarle a Nicole todo lo que pasa. No tiene ni idea y lo ha interpretado todo fatal. De no ser por Abby, porque simplemente por ser mi ex ya merece mi respeto, le habría contado todo durante esta tarde.

Todo este tiempo, cada vez que la he visto con Bran, he sentido como si me pegasen una patada en el estómago. Mierda. Me gusta Nicole. Me gusta de verdad. Y están jugando con ella de una manera cruel y brutal. Van a dejarla hecha polvo, y aunque antes me preocupaba porque podría hacer daño a mis hermanos, ahora lo hace porque no quiero verla mal. No sé qué demonios tiene, pero cuando la veo reír se me detiene el mundo. Y cuando me reta con la mirada o cuando compartimos esos instantes en los que nos dejamos llevar... eso, eso es indescriptible. Jamás me he sentido tan bien ni tan acojonado como en esos momentos. Aprieto los puños mientras llevo a mis dos hermanos en brazos hasta el coche. No tengo tiempo que perder.

—Buenas noches, señor.

Federico abre las puertas de la limusina mientras yo me despido de mis hermanos, que siguen haciendo miles de preguntas que yo no respondo. Una vez cierro las puertas del asiento trasero, salgo corriendo para buscar a Nicole. Tengo que encontrarla antes de que se monte en el coche con Bran. Si lo hace, puede pasar lo peor. Puede no, con lo enfadada que está, va a pasar. Y será mi culpa. La ira me inunda mientras me deslizo con rapidez por el bosque. Ya ha anochecido y no hay luna en el cielo. Tan sólo un viento que aúlla cada vez con más fuerza.

Por mucho que quiera proteger a Abby, tengo que contarle a Nicole que yo no soy el que ha hecho una apuesta para ver si es capaz de tirársela. Yo tan sólo he querido protegerla, y ha sido muy duro teniendo en cuenta que al hacerlo, Bran podía compartir con cualquiera el video íntimo que Abby hizo conmigo y que Bran acabó teniendo. Abby, la que fue mi apuesta y se convirtió en mi mejor amiga. La que me hizo darme cuenta de lo cabrón que era al formar parte de un grupo que se dedicaba a acostarse con chicas y grabarse con ellas para luego extorsionarlas. El mismo grupo que manda por Telegram los vídeos de las chicas que por cualquier motivo no ceden a sus caprichos.

Sigo corriendo a través de la maleza mientras me maldigo a mí mismo. Me siento tan sucio de haber pertenecido a ese grupo... Y aunque tan sólo hiciese una apuesta con Abby, por la gilipollez de entrar en la universidad y querer encajar, también jodido por todos los problemas de mis padres, no puedo salir de él por miedo a que cuando me vaya Bran comparta el video de mi expareja.

Se me llenan los ojos de lágrimas de pura impotencia. Yo no me habría perdonado si fuese ella. Ni habría sido tan comprensivo. Además, lo hice a traición, unos días después de la muerte de mi madre, después de que rompiésemos. Estaba herido y quería herirla. Fui un cabrón. Un cabrón que no aceptó que me dejase en el momento más vulnerable de mi vida. La muerte de mi madre me destrozó. El ver a mis hermanos rotos, más aún. El sentir como se alejaban en un momento en el que me necesitaban porque mi padre los mandó al internado cuando lo que necesitaban era ayuda psicológica, acabó de hundirme. Y el hecho de que mi padre se tirase a Rotte tres días después de enterrar a mi madre me hizo odiarlo. A él y al mundo en general.

Abby se alejó de mi porque ya había conocido a Kerwin y estaba enamorada de él. Lógicamente, yo no me lo tome bien. Lo que hice, grabarla mientras follábamos, no tiene nombre. Y si lo tiene no es nada bueno. Siento mis pies hundirse un poco en la tierra y casi resbalo, pero recupero el equilibrio y sigo corriendo. Si yo hubiese sido Abby, no me habría perdonado. Yo habría ido directo a la policía y habría tomado medidas legales. A pesar del riesgo de que todo el mundo hubiese visto el vídeo. Y en cambio, Abby me perdonó y encima me consoló cuando fui a verla para contarle lo que había hecho. Bueno, en realidad lo que Bran hizo cogiendo mi móvil. Cuando le dije que no iba a enviar ese video al grupo ni enseñárselo a él, cuando lo borré, pero sin yo saberlo quedó grabado en la papelera de reciclaje de mi móvil, Bran se lo mandó a si mismo sin que me diese cuenta. Ahí fue cuando vi que a pesar de que yo había sido su amigo, el jamás había sido el mío.

Y ahora, ese mismo cabrón está a punto de arruinar la vida de Nicole, que aunque haya dicho que va a dejarlo, con el cabreo que ha de tener no va a hacerlo y va a llegar hasta el final. Va a arruinar su vida por mi culpa, porque a ella también va a grabarla y extorsionarla, y cuando se de cuenta de que yo lo he sabido durante todo este tiempo, jamás va a perdonarme.

Corro todo lo rápido que puedo al verla de lejos subiéndose en el volvo de Bran. Ese maldito coche que yo le regalé.

—¡Nicole! –grito a pleno pulmón.

O no me oye, o se hace la desentendida.

—¡NICOLE!

Cierra la puerta y el coche avanza mientras a mí me arden las piernas por aumentar más el ritmo. Hago las zancadas más grandes que he hecho en mi vida. Corro tras el coche hasta que la distancia que nos separa por la velocidad a la que se mueven sus cuatro ruedas me hace darme cuenta de que nunca voy a alcanzarlos. Dejo de correr y de pronto todo el peso del mundo cae sobre mí. Tomo aire, pero no me llenan los pulmones. Las piernas me dan calambres por la carrera. El corazón va a salírseme del pecho, y sin embargo, nada de eso me importa. Mientras veo como el coche se aleja y me llevo una mano a la cabeza, desesperado, lo entiendo todo sintiendo un dolor tan atroz que me devasta por dentro, de pies a cabeza. Ella es la clase de chica que solo pasa una vez en la vida, y siento un pinchazo en el pecho al entender que después de lo que va a pasar esta noche, la he perdido para siempre, cuando ha sido la única capaz de hacerme sentir desde Abby.

Os sigo subiendo, agarraros que vienen curvas! :) 

IG: sarahmeywriter

X: sarahmeywriter

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