Capítulo 58

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Se me eriza la piel al escucharlo. Es como si me lo estuviese prometiendo. Vamos a ir despacio, pero vamos a ir. Se me forma un nudo en el estómago cuando me sonríe.

—¿Ya no soy una bruja?

Liam suelta una carcajada y sus dos hermanos reparan en nosotros en ese momento.

—Pequeña –corrige—. Nadie te llama pequeña bruja con tanto morbo como yo.

Contengo el aliento. Eso tampoco puedo negarlo. Este chico cuando quiere es el morbo en persona.

—Eres un engreído, Liam Turner.

—Qué pena.

No lo sigo.

—¿Pena?

Él asiente, seguro de si mismo.

—Estás loca por un engreído. –Me sonríe haciendo que me entren ganas de gritarle, pero su sonrisa me hace callarme—. Y él por ti, pequeña bruja.

Liam se aleja de mí sin darme tiempo a decir nada. Me llama princesa y luego pequeña bruja. Una de cal, y otra de arena.

—Maddie, Daniel, quedaos con Nicole. Voy a mirar si es seguro que salgamos.

Lo veo asomarse con cuidado y luego desaparecer por la compuerta. Antes de que salga tengo un perfecto primer plano de su trasero. Suspiro y poso la mirada en Maddie, quien me observa iluminándome con la linterna y me sonríe. Daniel a su lado nos mira sin entender por qué su hermana se ríe.

—Te ha llamado pequeña bruja. –Ríe alegre.

Me acerco a Maddie.

—Eso no es ningún halago.

La veo mojarse los labios y me alumbra directamente con el móvil. Hago una mueca y aparto la mirada antes de que me deje ciega.

—¡Maddie!

Ella ríe.

—Liam dice que eres una pequeña bruja porque sabes convertir a todas las princesas en ranas. Pero a mí no — añade orgullosa—. Dice que a mí me dejas igual.

Lleno los cachetes de aire y lo suelto poco a poco. Mi corazón se acelera al escucharla y noto como una sensación cálida me inunda el pecho. ¡Vaya con Liam! Lo que me ha dicho es tan bonito que me quedo unos segundos como ausente, saboreando sus palabras. Y seguiría así de no ser porque Maddie me da el teléfono móvil de Liam para que lo aguante yo mientras ella comienza a pelearse con Daniel por sabe Dios qué. Cuando están con su hermano vuelven a ser niños que se pelean y se quieren. Ni tan siquiera los escucho, pero lo que sí que oigo es el sonido vibrante del teléfono cuando alguien le manda un mensaje a Liam. Ahora sí que sí, la cobertura ya ha vuelto y eso es buena señal. Los tornados deben de estar lejos o haber desaparecido. No quiero mirar el móvil, pero la pantalla se ilumina mostrando un mensaje de Abby y mi nombre está escrito en él.

¿Qué? ¿Por qué Abby le manda un mensaje a Liam hablando de mí? La desagradable sensación de que me estoy perdiendo algo destruye todas las demás. Abro el mensaje sin pensarlo.

Abby: Dime que Nicole te ha dicho ya que sí. Si no lo ha hecho ya sabes, me debes una cena en el mejor restaurante de Nebraska.

Me tiemblan tanto las manos que creo que el móvil va a caérseme al suelo. ¿Qué es esto? ¿Qué acabo de leer? La ansiedad vuelve a mi como un huracán mucho mayor que los dos que hemos dejado fuera hace ya rato. No puedo respirar. Me falta el aire y me pitan los oídos. ¿Es esto lo que creo que es? No puedo evitar meterme en la conversación y subirla con el dedo para arriba para ver todo lo que pueda.

ABEJA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora