Capítulo Treinta: Entre el deseo y el caos

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Lennon Alonso

19 de julio de 2014

En estos momentos no me importa que sea su guardaespaldas y ella mi cliente solo quiero arriesgarme sin importar que me espera durante la búsqueda de esos cabrones.

Dejo todo pensamiento de lado al entrar juntos a su cuarto asegurando la puerta tras de mí... Las discusiones, sus intentos de romper el contrato, la distancia se va al carajo mientras nos besamos.

Tomando por la cintura un puñado de su vestido largo lo alzo quitándoselo y arrojándolo al suelo. Lamo su cuello con ganas de probar todo de ella mientras que me va desabrochando el pantalón me separo levemente al dejar que me quite el mahón.

Le aparto la goma del cabello con satisfacción al verla con sus rizos sueltos, agitada y sonrojada por mi...

Desde ahora me aseguraré de que siempre sea así.

Tomándola por sus caderas entrelace sus piernas capturando mis labios nuevamente la siento en el escritorio separándonos momentáneamente desabrocho su brasier y con orgullo la caprichosa que me tiene con una erección echa su cabello hacia atrás para que admire sus senos con areolas de un rosa oscuro que caben perfectamente en mis manos.

—Son perfectas —digo con apreciación mientras que las acaricio y paso mi lengua. Logrando que se arquee hacia mi jadeando.

—Lennon —gime mientras que con sus pies me quita los calzoncillos tomando mi erección en su mano. Dejando un beso húmedo en cada uno de sus pechos tomo el condón que tenía en su escritorio.

—Tenías todo esto planeado caprichosa malcriada la discusión y esperar que tu nana se fuera —le digo con voz enronquecida colocándome el condón.

—Cómo puedes pensar eso de mi Alonso jamás haría una cosa así —contesta con falsa indignación mientras veo como abre más sus torneadas piernas mientras recorre con su mirada mi cuerpo deteniéndose especialmente en mi miembro.

—Te enseñaré las consecuencias de ser una caprichosa —sin más preámbulo la volteo y me acomodo en su entrada jadea de la impresión al tomarla por su cintura adentrándome en ella.

Gemimos al unísono al sentirnos la dejo que se acostumbre a mi mientras que sonrió con malicia al ver como espeta sus uñas en su escritorio ya desesperada para que me mueva, pero me dedico a besar sus hombros, cuello y tomando su cabello en un moño jadea al obligarla a verse en el espejo frente a nosotros.

—Lennon no me hagas rogar —habla con voz aterciopelada con una sonrisa que promete perversidad inclinándose aún más sintiéndome profundo en ella.

Río con satisfacción mientras que vemos nuestro reflejo ambos desnudos yo torturándola al mirarla que sigue inclinada y aruña mis muslos mientras murmura agitada que me mueva algo que está superando lo que me imaginado hacer con Samantha.

—No te haré esperar más —susurro a su oído mientras pasó mi mano por su clítoris sintiéndola mojada.

—Por favor —susurra en mi cuello. Sin más preámbulo tomo una de sus piernas enredándola en mi cintura. Inclinándola aún más en su escritorio dejándola recostada en él.

Sin más preámbulo la empiezo a embestir disfrutando el cómo encajamos a la perfección gime, jadea y dice mi nombre sin vergüenza alguna que la escuchen igualando nuestro encuentro. Admiro como nuestras pieles perlarse por el calor del momento.

—Así querías que te tuviera caprichosa —digo extasiado al alentarme que la tome por el cabello y se lo jale mientras salgo por completo. Antes que me reproche la embisto con fuerza nuevamente haciendo que el escritorio se mueva.

TulipanesWhere stories live. Discover now