BEHIND CLOSED DOORS 3 | DRACO MALFOY ✓

𝟑𝟓. 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐓𝐑𝐀𝐔𝐌𝐀 𝐎𝐑 𝐌𝐈𝐍𝐄?

AnnaLeigh Malfoy

—Draco...

—Lo sé, toma un carrito de emergencia y encuéntrame en la cama siete.—dijo mientras se acercaba, se ponía un abrigo de trauma y algunos guantes.—¡Que alguien llame a Neuro!.

—Enseguida, doctor.—Respondió una enfermera que pasaba al cabo de un segundo y desapareció.

Me paré al frente, viendo el caos emitirse justo en frente de mí y por alguna razón

No podía moverme.

Brujas y magos apareciendo y desapareciendo justo frente a mí, pacientes y familiares llorando, gritos de dolor y gritos de ayuda.

No podía respirar.

He estado en esta situación más veces de las que puedo contar y, por lo general, me encontré siendo perfectamente capaz de lidiar con mis emociones, reprimiéndolas para poder hacer mi trabajo lo mejor que podía.

Había gente gritándome a diestro y siniestro, pero no podía verlos. Las próximas lágrimas en mis ojos nublaron mi visión y casi me sentí débil, como si si me moviera, colapsaría.

—Draco.—Miré a mi izquierda pero vi que se había ido.

No pude hacer esto.

¿Qué pasa conmigo?

—Dra. Malfoy, la necesitamos en el quirófano 3.—el ligero agarre no hizo más que querer vomitar. Negué con la cabeza y retrocedí.

—Tengo que irme a casa, no puedo, no puedo respirar.—puse una mano en mi pecho y continué buscando a Draco.

Afortunadamente lo vi al otro lado de la habitación con alguien más. Cargué alrededor de todos, esquivando sus súplicas y puse mi mano en el hombro de Draco.

Se dio la vuelta y fue a hablar cuando se dio cuenta de mí y cómo me veía. Dejó caer lo que sostenía y me quitó el pelo de la cara.

—¿Estas bien?.—Preguntó pero no pude responder.

¿Qué me pasa?

—¿Anna?.—Me sacudió ligeramente, pero su voz seguía haciendo eco en el fondo del ruido que sonaba anormalmente fuerte en mi mente.—¿Cariño? Oye, oye, ¿Qué está pasando?.

No pude responder antes de que alguien más se me acercara. Me di la vuelta, fuera del alcance de Draco e inmediatamente se arrojaron sobre mí. Tropecé hacia atrás y apenas logré atraparlos en mis brazos.

Estaban llorando pero no podía entender lo que decían. Su cuerpo estaba cubierto de sangre de la cabeza a los pies, ahora estaba sobre mí y no tenía la fuerza suficiente para alejarlos.

Continuaron empujándome en diferentes direcciones hasta que perdí el equilibrio y resbalé en la sangre acumulada a mis pies. Aterricé en el suelo con ellos acurrucados sobre mí.

—Mierda.—respiré frenéticamente y rápidamente los empujé sin importar si estaban heridos o no. Traté de levantarme, pero cuando puse mis manos en el suelo, se me resbalaron y me golpeé la cabeza contra el suelo duro.

—¡Anna!.—Draco se agachó a mi lado y levantó mi cabeza con sus manos.—¡¿Puedo obtener ayuda aquí?!.

Y ahí fue cuando todo se volvió negro.

[...]

Cuando me desperté, todo lo que vi fue una luz brillante. Quise hablar pero estaban débiles, apagadas y tranquilas. El zumbido dominante y agudo en mis oídos me dificultaba describir mi entorno y dónde estaba.