BEHIND CLOSED DOORS 3 | DRACO MALFOY ✓

𝟒𝟒. 𝐓𝐄𝐋𝐋 𝐌𝐄, 𝐁𝐀𝐁𝐘

[CONTENIDO ADULTO]

AnnaLeigh Malfoy

—¿Quieres ir a casa?.—Draco se río entre dientes, mirándome a los ojos.

—No realmente, pero me siento tan estresada.—suspiré y sostuve mi cabeza entre mis manos.—Siempre suceden demasiadas cosas a la vez y es agotador.

—Tomemos un descanso. Podemos volver después del almuerzo y espero que te sientas un poco mejor.—Draco sonrió y se puso de pie.—AnnaLeigh, mírame.

Hice lo que me dijo y levanté la cabeza para mirarlo.

—¿Quieres eso?.—Me preguntó humildemente.

—Sí.—respondí brevemente, sin poder apartar la mirada de su rostro. Sabía lo que iba a pasar cuando llegáramos a casa, la idea me dejó emocionada y un poco asustada.

—Ven.—me tendió la mano. Lo tomé y él me puso de pie.—Deja tus cosas aquí. Volvemos después.

Asentí y me aferré a su mano.

Salimos de su oficina y recorrimos el pasillo, pero antes de ir a la sala de la chimenea, Draco soltó mi mano por un breve segundo y se inclinó para decirle a otro médico que nos disculpara mientras íbamos a almorzar.

—Sí, señor.—Ella asintió antes de alejarse. La miré de arriba abajo mientras se iba doblando la esquina.

¿Ella acaba de llamarlo señor?

—Draco—

—Lo sé.—me miró igual de confundido.—Pero al mismo tiempo no lo sé.

—Nunca la había visto antes.—señalé, todavía mirando el lugar del que había salido.—¿Es nueva? ¿No estás a cargo de los nuevos solicitantes?.

—Lo soy.—asintió.—Pero no sé quién es.

—Ella acaba de llamarlo señor.—dije molesto.—Ella claramente sabe quién eres.

—Por supuesto que ella sabe quién soy.—Draco se río entre dientes sin molestarse.—No dejes que el monstruo de ojos verdes te atrape, Anna. Sabes que eres la única que puede llamarme señor y salirse con la suya.

Fruncí el ceño cuando Draco colocó un dedo debajo de mi barbilla para levantar mi cabeza.—Y me ocuparé de ella cuando regresemos. Ahora mismo, quiero tratar contigo.

Sentí un nudo en la garganta cuando lo miré a los ojos. Este hombre nunca dejó de dejarme sin aliento, incluso después de tantos años de matrimonio y despertarme con su rostro cada mañana.

—Sí, señor.—dije sin aliento.

—Buena chica.—sonrió.—Ahora, ve.—asintió con la cabeza hacia la sala de la chimenea.—Estoy justo detrás de ti.

Asentí y me di la vuelta para empezar a caminar.

No podíamos llegar a casa lo suficientemente rápido.

[...]

Una vez en casa, Draco me dijo que esperara arriba mientras él se ocupaba de algo, así que arriba me senté, en el borde de nuestra cama.

Me mordí el labio inferior mientras miraba hacia la puerta, esperando a que él entrara. Sé que Draco había dicho que íbamos a almorzar a casa, pero no tenía hambre, estaba lejos de eso. Estaba demasiada ansiosa por comer cualquier cosa.

Podía escuchar sus pasos abajo, pero sabía que no debía cuestionarlo. Tan silenciosamente me senté, esperando que terminara lo que sea que estaba haciendo.