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M A R T E S
21 . 07 . 15


Jungkook llevaba más de cinco minutos frente a la puerta, observándola con tanta intensidad que se imaginó haciéndole agujeros con su mirada.

La idea lo entretuvo por un instante, tal vez cuatro o cinco segundos antes de que el temor lo paralizara y toda su cabeza girara en torno a una sola idea.

Cada vez se parecía más a Taehyung.

Taehyung...

Sus dedos se tensaron en seguida, presionando la llave que no se atrevía a usar incluso si el castaño seguía pidiéndoselo. De hecho, apenas hace un día lo había regañado por haberse quedado casi diez minutos ahí, afuera, esperando a que despertara.

No importa a qué hora llegues mañana, no te dejaré entrar hasta que tú mismo abras la puerta. —Fue lo que dijo, así que no tenía muchas opciones.

Por eso inhaló temblorosamente y suspiró, abriendo la puerta con tanto cuidado que cualquiera habría pensado que se trataba de un ladrón o algo parecido.

Lo cierto es que no quería que el mayor hiciera un escándalo de eso, no quería que celebrara o que lo llenara de halagos por dejar de lado sus propios temores. Era reconfortante, por supuesto, pero ni siquiera sabía cómo reaccionar cuando el castaño se convertía en el estallido de emociones que usualmente era.

Por eso fue un alivio cuando Taehyung se mantuvo en donde estaba, observando un lienzo con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, demasiado concentrado para mirarlo.

—No pensé que vendrías hoy. —Aun así, notó su presencia, retrocediendo lo suficiente para echarle un vistazo general a su obra.

Jungkook no respondió, pero avanzó, caminando hacia el artista como si un imán gigantesco lo atrajera, como si una fuerza externa lo jalara con desesperación. Tal vez era su propio cuerpo queriendo el ajeno, su propia necesidad, sus propias ganas de besar y abrazar al castaño.

Así lo hizo, arrastrando sus labios por el cuello de Taehyung, por su mandíbula, por su barbilla, buscando su boca a ciegas, tanteando, añorando, necesitando.

—Hola a ti también. —El mayor soltó una risita, envolviendo su cintura antes de corresponderlo.

«Sí, justo así». Eso era lo que deseaba, eso era lo que extrañaba. Aunque intentara convencerse de que en realidad no quería la atención del mayor, ahí estaba él, luchando por acaparar cada pensamiento ajeno, cada suspiro, cada jadeo.

Quería a Taehyung más allá de cualquier pensamiento racional, más allá de cualquier lógica. Necesitaba a Taehyung de una forma tan desordenada que tuvo que soltarlo antes de perder la cabeza.

—Yo también te quiero, Kook, pero en serio necesito terminar esta pintura. —El castaño también retrocedió, dejando un corto beso en su frente.

—¿De verdad es tan urgente? —Trató de negarse a la distancia, tomando su mano apenas por un instante.

Taehyung lo miró, sonrió y asintió, dejando ir su agarre.

—Ya sabes cómo es la inspiración. —Fue todo lo que dijo, acercándose nuevamente al lienzo.

No podía hacer nada al respecto. Incluso si una parte de su cabeza le repetía que se colgara al cuello de Taehyung y no lo soltara jamás, su lado racional siempre terminaba ganando. Después de todo, lo más sano era que respetara su espacio, ¿no?

Suspiró, bastante inconforme con su propia responsabilidad, y simplemente retrocedió, dejándose caer en el sofá incluso si no podía ver a Taehyung desde ahí.

Romper y corromper﹔⁽ᵏᵗʰ ⁺ ʲʲᵏ⁾Där berättelser lever. Upptäck nu