Romper y corromper﹔⁽ᵏᵗʰ ⁺ ʲʲᵏ⁾

₍₀₂₎ first talk

Había cometido muchos errores en su vida, pero ninguno fue tan grave como Jungkook.

Sus valores, su decencia, su moral, su ética profesional... ¡todo se había ido a la mierda por culpa de ese mocoso! Y ni hablar del modo en el que actuó, dejándose provocar como si tuviera su edad, cayendo en su juego, perdiéndose, llegando a tal punto en el que...

No, ese no había sido él.

—Veo que tu padre hizo un buen trabajo contigo.

Suspiró, deteniéndose frente al colegio.

Había intentado ignorar lo sucedido tanto como pudo.

Dos días, eso fue todo. Menos de treinta y nueve horas, en realidad. Dos tardes, dos noches y un poco más, solo un poco más.

Pero tenía que hacerlo, tenía que olvidar eso, todo eso. El tono arrogante que había usado, la pregunta innecesaria, las risas irónicas, las miradas, su mirada... la mirada de Jeon.

Tenía que olvidarse de Jeon.

Pero la vida es una mierda, ¿no? La vida es una mierda tan hiriente que nos pone delante de la piedra con la que ya nos hemos tropezado, sabiendo que lo haremos otra vez.

—¿Qué quieres ahora?

Porque escuchó la voz de su alumno justo cuando intentaba sacarlo de su cabeza, topándose de frente con su siguiente problema.

—Ve directo a clases, Jeongguk. —Una mujer habló, aunque no podía ver su cara. Estaba de espalda a Taehyung, cubriendo al muchacho que regañaba con voz firme y ligeramente fría.

—No necesito que me digas qué hacer. —Sin embargo, nada de eso fue suficiente para que el mocoso la respetara.

Por el contrario, Jeon solo se giró y retomó su camino, ignorando a la maestra que ni siquiera dio un paso tras él, mirándolo en completo silencio.

Era como si los profesores estuvieran acostumbrados a eso.

—¿Estás haciendo fila para molestarme o qué?

La voz ajena lo sorprendió, tan fuerte y repentina que alzó los ojos en su dirección.

Su alumno estaba a pocos centímetros de ahí, todavía caminando, y tuvo que ver sus propios pies para asegurarse de que él también lo hacía.

«Mierda», había seguido a Jeon de forma inconsciente, avanzando a pasos apresurados y torpes —demasiado torpes, en realidad—.

Se suponía que debía ignorar al chico que lo metió en problemas, no que lo alcanzaría en mitad del pasillo como si necesitara hablar con él.

Era tan estúpido. No solo por eso, sino porque jamás frenó.

Por el contrario, Taehyung solo se quedó viéndolo, fijo, aun si el muchacho no se volteó ni se detuvo. Solo mantuvo firme su postura, haciendo un ruidito que reforzó la poca paciencia que le quedaba.

Tenía que decir algo.

—¿Tratas así a todo el mundo?

No era su pregunta más inteligente, pero de verdad quería saberlo. Tenía que saciar su necesidad de información.

Pero Jungkook no parecía tan convencido cuando suspiró de mala gana, soltando una risita entre molesta y divertida.

—¿Te importa, acaso? —Fue seco y distante, aunque eso no detuvo al maestro.

Bien dicen que la curiosidad mató al gato, ¿no?

—¿Primero besas a tus profesores y luego... luego los intimidas?