₍₀₉₎ let's date

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Cada roce era más preciso que el anterior, más exacto, más perfecto, desde el modo en que desabrochó su camisa hasta la forma en que besó su cuello, succionando su piel con tanto ímpetu que no tardó en volverse roja, ardiendo bajo su lengua.

Estaba dejando huellas, demasiadas huellas, pero era imposible que se detuviera cuando los gemidos del contrario parecían festejar su idea.

—J-Jungkook...

Su voz entrecortada, su boca semiabierta y ese cuerpo que temblaba bajo el suyo, recibiendo los besos que repartía, ya en sus clavículas, devorando la piel como si deseara que todos se enteraran de lo que hacían a escondidas en su cuarto.

—B-basta, Kookie. —Un gemido se interpuso y sus manos apenas tenían fuerza para alejar al pelinegro, pero lo hizo, por poco lo hizo, viendo fijamente al muchacho que ya ni siquiera reconocía.

—¿Acaso no te gusto? —Ahí estaba de nuevo, esa pregunta que siempre venía cuando lo frenaba, y luego seguía esa mirada, esos ojitos que brillaban de un modo tan extraño, tan distinto, tan lejano al Jungkook que de verdad amaba.

—Tenemos que parar.

Pero evadirlo no hacía más que incentivarlo, como si pensara que no era suficiente, que no lo quería, nadie, ni siquiera él; como si pensara que besarlo con rabia era más efectivo que dejarlo ir, porque se sentía mejor, devorar sus labios se sentía mucho mejor que no tener nada.

Al menos lo tenía a él.


V I E R N E S
20 . 03 . 15


No importaba si Taehyung era su profesor o si estaba mal que se sentara en su regazo, con las piernas al costado y las manos en su nuca, jalando levemente, exigiendo, profundizando, deseando más, un poco más... y es que eso no le importaba tanto como el recuerdo que lo entorpeció, pidiéndole que retrocediera aun si no quería alejarse del mayor.

«Mierda», Kim lo estaba correspondiendo, moviendo la boca con tanto anhelo como él, con tanta necesidad, aferrándose a sus caderas como si no quisiera, a ratos con fuerza y luego con suavidad, batallando entre el deseo y la culpa.

Casi lloró cuando el recuerdo volvió a interponerse, apartándose de inmediato, molesto, frustrado, cerrando los ojos con fuerza.

Hace tiempo que no pensaba en él, en su rostro, en su sonrisa, en sus caricias, en la forma en la que todo terminó de pronto, dejando ese vacío que todavía dolía, dentro, muy dentro de él.

—Lo siento. —Fue todo lo que susurró, escondiendo su cara en el pecho de Taehyung.

Su maestro no merecía eso, nada de eso, porque era tan dulce con él, tan tierno, tan cálido, tan puro que ni siquiera dudó en abrazarlo, intentando liberarlo de sus demonios.

—Ahora sí tenemos que alejarnos. —Jungkook murmuró, casi entre dientes, alzando ligeramente la vista—. Esto... esto no está bien.

—¿Desde cuándo piensas así? —Sonrió, desbordando pureza.

«Mierda», ¿cómo podría lastimarlo?

—No quiero enamorarme de ti —murmuró, tratando de ignorar lo débil que sonó su voz—. T-tú no... no mereces que me enamore de ti.

Entonces lo miró fijamente, hallando cierta molestia en sus ojos, cierta decepción, cierta tristeza, como si le preguntara por qué actuaba así, por qué se alejaba, por qué se ponía de pie y lo ignoraba, haciéndole sentir que ellos... que eso... que no significaba nada para él.

Romper y corromper﹔⁽ᵏᵗʰ ⁺ ʲʲᵏ⁾Where stories live. Discover now